Prólogo

931 48 5
                                    

Nombre: Shion

Edad: 21 años

Altura: 1,80

Complexión: Casi delgado, pero con un físico moderado

Lugar: Nueva York

Hora: 12 pm

Apariencia:

Me encontraba caminando por las todavía transitadas calles de nueva york, el aire frío y contaminado que respiraba solo me hacia recordar el lugar al que me dirigía

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Me encontraba caminando por las todavía transitadas calles de nueva york, el aire frío y contaminado que respiraba solo me hacia recordar el lugar al que me dirigía. Solo para suspirar pesadamente, ya que lo único que me podía relajar de momento era la música que podía escuchar de mi teléfono y por supuesto jugar en el. "Otro dia de mierda, otra noche que podría estar tumbado en mi cama". Procedi colocar mis audífonos y seleccionar la canción, mientras caminaba por la zona recordando los eventos que me trajeron hasta aquí.

Era la típica historia trágica de un niño que perdió a sus padres a una edad muy temprana. ¿Que tiene de especial la mía?, bueno, en realidad nunca lamente su muerte. Frio, sep......insensible, probablemente.......inhumano, por que no?. El motivo, o lo que yo puedo suponer que era la razón por la que nunca derrame una lagrima por ellos era bastante simple. Mis padres eran como cualquier otra pareja primeriza, se conocieron, congeniaron, siguieron viéndose hasta que uno confesó sus sentimientos al otro. Pensarías que eran lo bastante responsables como para llevar una relación, o como para planear a futuro y pensar en una familia.......siento decir que no. Como cualquier otra pareja inexperta, independientemente de las dificultades que tuvieron, siguieron poniendo buena cara. Bastante lindo, aunque la vida no es precisamente alguien que te deje conservar tu sonrisa por siempre. Siguieron cometiendo malas decisiones una y otra vez y para finalizar distanciandose de su familia y amigos, todo debido a su último error......yo. Una noche cuando sus estúpidas cabezas estaban más centradas en su libido que en su sentido común, oh sorpresa yo estaba en camino. 

"Hola Frank" dije sin muchas ganas, saludando al viejo cantinero que estaba limpiando unas copas. "hola niño, es bueno verte por aquí. Supongo que tienes el dinero que me debes no?" me cuestiono tranquilamente ya sabiendo mi respuesta. Solo podía resoplar cansadamente "Por favor, sabes bien que la única razón por la que vengo a este bar de mala muerte aparte de embriagarme, es para pagarte" Me encontraba sentado cerca de la barra de un pequeño bar situado cerca de los callejones más peligrosos, sin embargo este sitio era calmado debido a que este era por así decirlo un punto de paz. Aquí podrás beber, gritar, jugar sin temor a ser herido. Por lo que era a pesar de su aspecto, un lugar con buena clientela, por supuesto esto era avalado por el hombre frente a mi. Frank Castle, quien tenía una única regla. Si tienes algún problema, o disputa entrante resuélvelo afuera, de lo contrario te partiré en dos, igual que a una ramita seca. Si piensas que este viejo es solo palabras, tan solo una mirada hacia él basta para confirmarlo, mide 2 metros, con una musculatura impresionante pero no tan exagerada como para que parezca un animal. Este sujeto era fuerte, rápido e inteligente. Maldición, ese tatuaje de la marina en su bicep derecho no ayudaba. "oye niño, si no fueras mi mejor cliente te sacaría de aquí solo por ese comentario. Pero tienes razon, jamas me fallas a la hora de pagar por lo que tus visitas aunque cortas son apreciadas". Lo unico que odio de este viejo de casi 50 años, es que por el hecho de que nos conocemos se cree con el derecho de tratarme como si fuera un bebe. "puff, sabes perfectamente que aunque lo intentaras te seria dificil" dije apoyando mi cabeza sobre mi mano en la barra mirándolo expectante. Reconociendo mi mirada él procede a preparar mi trago habitual mientras tarareaba "cierto, pero el resultado sería el mismo". Si bien no me molestaba el hecho de que fuera más fuerte que yo, me molestaba que él me lo recordara cada vez que charlabamos. Bueno, al ser el sujeto que me enseño a pelear, supongo que puede abusar de ello cuanto quiera. "presumido" solo pude decir eso, cuando me sirvio mi bebida para proceder a tomarla de un sorbo. Ese solo trago, envío a mi mente más recuerdos  que ya no extraño.

Azur Lane: Una broma del destinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora