Capitulo 2.

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Esa mañana me desperté muy temprano, en realidad los nervios no me dejaron dormir en absoluto. Desayune zumo de naranja natural en uno de los vasos de cristal nuevos que compramos antes de venir aquí, mientras mi padre se preparaba para una entrevista de trabajo en Empresas de Aldaia, en la que hacen un buen comercio en la zona, según dicen está bastante aceptada por la sociedad, bueno… Cuando me doy cuenta de mi profundo empano, mi padre me recuerda que el bus sale en 15 minutos, esas palabras hicieron que mi yo volviera de esa luna en la que se encontraba, rápidamente echo mano a mi mochila, y corro hacia la puerta pasando velozmente por el recibidor, salgo volada casi sin despedirme, lo cual no lo veo necesario, debido a que mis instintos desvelan que nadie siente la necesidad de mis cuidados.

Corro agobiada hacia lo que parece ser la parada de autobús, a lo lejos diviso un cumulo de gente, aunque mis piernas empiezan a quebrar no paro ni ceso un segundo, justo a punto de llegar a mi destino, un saliente en la acera me hace tropezar haciendo que me caiga redonda al duro embaldosado cutre de la acera, pero curiosamente el tremendo golpe no es lo que me causo dolor, sino que unos segundos después de caer al suelo, los chavales de mi alrededor comenzaron con sus bruscas burlas y carcajadas, hasta que un apuesto chico, alto, con un pelo corto castaño, y una piel bastante morena, con unos ojos que le resaltaban verdes, se acerco sin dejar de soltar carcajadas y me dio su mano para ayudarme a levantar, al principio dude en dársela por si podría dejarme caer, o quitar la mano cuando vaya convencida, después de pensármelo bastante él fue el cogió mi mano y me levanto.

Mientras me sacudía el mugiendo polvo, note como unos dedos se colocaban debajo de mi barbilla elevándome la cara, cuando dirigí mi mirada a la persona cual sentía tan cerca, vi como aquel chico me sonreía, mientras me limpiaba el resto de polvo que quedaba por mi cara, aparto mi pelo dejando ver mis rojizos mofletes, que cuando al verlo volvió a sonreír haciendo que yo me avergonzara y bajara la mirada al suelo. Notaba como se acercaba a mí lentamente hasta parar sus labios junto a mi oreja derecha.

-No he dejado de soñarte torpe. Dijo con un tono bastante bajito haciendo que me entrara un pequeño escalofrió.

No hice caso a aquella expresión la cual me había hecho esconder una pequeña sonrisa, ¿Qué manera de ligar es esa? Ni siquiera se su nombre, me aparte a un lado sin dejar de mirar cómo me hacia caras tontas para que yo le respondiera con una igual, pero no entraba en el juego, solo me dedicaba a sonreírle.

El  autobús llega antes de lo previsto y al subir no logro ver ningún sitio en el que sentarme hasta encontrar que el chico de antes tenía un sitio a su lado donde tenía apoyado su mochila negra con pequeñas letras blancas de la marca Vans, a pesar de ello decido sentarme detrás del conductor.

El viaje se me hace algo pesado, aunque se me hace extraño, saco de mi bolsillo trasero mi Samsung Galaxy mini y puedo ver que tenía un WhatsApp de Bea, hace media hora que lo había enviado, pero con las prisas no pude ni mirar los mensajes que tenia.

¿Qué tal llevas el día? Acabo de ir al médico y tengo que llevar la escayola 4 meses más.

Procure responderle rápido, pero ya estábamos llegando a nuestro destino, decidí responderle con un Ok, después hablamos, pero sentí como que no sería muy simpático contestarse eso, asique elimine lo escrito antes de enviarlo. El bus paro enfrente de un gran edificio que con la concentración en la conversación no examine por completo, cuando decidí que ponerle a mi mejor amiga alguien cogió mi móvil y se lo llevo consigo enviándole un audio a Bea.

Hola, encantado, soy el chico de tu amiga, a ver si nos vemos lo antes posible, quiero ver que amigas tiene mi nena.

No podía creer que le estuviera diciendo eso, será imbécil, me puse a perseguirlo para que me devolviera el móvil mientras él seguía enviándole audios.

En Tiempo de sueños.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora