ᴇʟ ᴘʟᴀɴᴇᴛᴀ ᴅᴇʟ ᴛᴇsᴏʀᴏ [𝐉𝐢𝐦 𝐇𝐚𝐰𝐤𝐢𝐧𝐬]

08

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Narra Leslie:

–Sabes... Olvidé el sombrero del Sr. Arrow en el barco... Quería ir por él.– Comenté con tristeza.

–Tranquila, cuando todo ésto termine, y tengamos nuestro tesoro, recuperaremos al Legacy y tendrás de vuelta el sombrero del Sr. Arrow de vuelta, ¿Ok?

–Ok.– Sonreí. Nos quedamos en silencio por unos segundos... Hasta que decidí romperlo.

–¿Cómo está Amelia?– Pregunté mirando de reojo a Jim.

–Se veía un poco mal cuando veníamos par acá.

–Demonios... Espero que no sea grave...¡Auch!

–Lo siento.

Jim revisaba mi cuello, tenía varias cortadas por las pinzas del patas de araña. Creo que fue suerte de no perder mi cabeza de tantas veces que estrujó mi cuello.

–Al llegar al refugio...–Lo interrumpí.

–La casa de B.E.N– Lo corregí.

–Si, eso. La casa de B.E.N, curaré tus heridas y te pondré unas vendas, ¿Está bien?

Sonreí con ternura.

–Esta bien.– Seguí mirando a Jim un rato más, hasta que se percató de mi mirada.

–¿Qué sucede? ¿Tengo algo en la cara?– Me sonrió con burla.

–Si, hermosura– Se sonrojo y miro a otro lado. Me levanté y fui directo a él, tomando su mano izquierda.– Se mi novio Jim.

–¡Wow! ¿Qué?– Tapó su rostro con su mano sobrante– Eso... Debería preguntarte lo yo.

–¿Si o no Jim?

Suspiró rendido.

–Si, si quiero leslie.– Sonreí, pasé ambos brazos sobre sus hombros y lo besé.

–Oigan... Ya llegamos– Habló incómodo el robot.

Jim y yo reímos.

Ya quiero ver a mi Capitana Amelia. Fueron varias horas sin ella.

•••

Llegamos a la casa de B.E.N por la "puerta trasera" según mi robótico amigo, y todo se veia muy solo.

Baje primero que todos, y eché un vistazo al lugar.

–Eh... Jim– Lo llamé. Pero éste me ignoró y fue directo a dónde "se encontraba" el Dr. Doppler y Amelia.

–Doc, doc. Despierte! Tengo el mapa.– Lo mostró.

Una mano robótica tomó el mapa y habló.

–Bien hecho... Jimbo.– Era Silver.

—Por un demonio lo que faltaba—Pensé.

–Ciertamente un buen trabajo– Todos los intentos de piratas salieron de su escondite y mostraron al Doc y Amelia atados.

–¡Oigan! ¡Suelten la! ¡Está herida!– Me acerqué a ellos.

–Te acercas o le arrancó la cabeza– Uno tonto gigantote me mostró a Zu, mi pobre dragón desmayado.

–No... ¡Zu!– Corrí a él e intenté atacarlo pero este con la mano libre me tomó del rostro y pegó su pecho con mi espalda, ahora me ahorcaba con su brazo.