Amigos

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Cuando volvimos a casa, Flora inició el interrogatorio con dos tonos fervientemente explícitos; picardía y protección.

- Ok, primero lo primero. ¿Qué fue lo que pasó allí? -su semblante era el mismo que empleaba al preguntarle cosas incómodas a su novio; una sonrisa con ojos muy abiertos; una psicópata cualquiera.

- Ahora entiendo a Bill cuando me llama y pide intervención. -Bufé un tanto aterrado.

- No metas a mi novio en esto. -Gritó.

La mujer de rizos prominentes me empujó para que tomara asiento, tras lo cual inició su desfile frente a mi, una y otra vez. No sé si lo que quería era marearme o ponerme nervioso.

Sus pequeños tacones resonaban en el piso de madera como si se tratara de un capítulo de criminal minds o ncis. Tendría que conocer más géneros.

- Entonces, ¿piensas responder?

-Pasaron muchas cosas ¿ok?

-Eso quiere decir que...

-Será mejor que tomes asiento tu también. Si sigues haciendo fuerza para que tus tacones hagan ruido de policía en interrogatorio te cansarás.

- Está bien.

Dicho eso tomó un taburete que tenía a unos escasos centímetros de sí misma y se sentó en él, mirándome a la espera de mi respuesta. Tomé aire y suspiré. Sabía que sería largo.

Empecé contándole lo que había pasado con Rose. Palideció, ella también la quería mucho, mas, lo lamentó más por mi que por ella. Sabía lo bien que se había portado con Jack, a tal punto de ganarse el afecto de ambos, especialmente el mío. Le dije que me había desmayado en plena conversación con aquel chico y tan sólo atinó a suspirar y contener su tan característico "te lo dije, idiota" de maravilla (algo raro en ella). Algo avergonzado, a decir verdad, confesé haber llorado y aceptado el abrazo de Eric. Su reacción fue algo insuperable; sus ojos se abrieron como las cortinas de un negocio que se retrasa y apresura los preparativos, su boca también, solo que se cerró al instante para formar luego una sonrisa, la cual se traduce como "¿y la boda para cuándo? ¿seré madrina?".

La conversación no fue la gran cosa como prometía al cruzar el umbral de la casa. Más bien, consistió en contestar las preguntas de Flora sobre Eric. Que cuál es su nombre completo, cuántos años tiene, que si está soltero, etc. En fin, las preguntas que mi padre hubiera hecho en su lugar de haber estado vivo.

Pasado el interrogatorio, ambos vamos a mi habitación a dormir. Subimos las escaleras entre chistes únicamente suyos. Estoy un poco cansado y no se me ocurren apodos graciosos para asignarle.

Tranquila amiga, planeo compensarte mañana.

-Hey, Nath, estás callado. -Observa frenando el carro de comicidad.

-Sí, lo siento. Creo que fueron muchas emociones por hoy, eso debe ser lo que me tiene así. Es solo que... Rose, no puedo creer que ya no vaya a verla. Tampoco sé cómo se lo diré a Jack, él la quería mucho y casi se pone a llorar hace unos días cuando notó que no la habíamos visto en un tiempo...

-Sí, bueno... Lindura, tu sabes que estas cosas pasan todo el tiempo. Creo que debes decirle, porque seguirá preguntando. Estas cosas... tampoco se le pueden ocultar a los niños. Deben ser fuertes. Tu sabes eso, Nath.

-Sí. De cualquier forma es difícil, debo buscar las palabras adecuadas. Quizá deba charlarlo con la almohada ¿no crees? -respondo con una leve sonrisa. Se va a preocupar de lo contrario.

-Lo sé, Cariño. Tú sabes que puedo estar ahí si lo precisas.

-Sí, pero creo que debo decírselo yo.

Suspira con una sonrisa lastimera.

-Está bien. ¿Vamos a dormir? -Pregunta con énfasis mientras toma mi brazo. -Te ves horrible con ojeras.

-Y tu con o sin ellas. -Contesto sacándole la legua.

-Tu culo es gordo. -Sonríe maliciosa.

-Tu no tienes. -Tapo mi boca con ambas manos simulando pena.

-Y tu no tienes busto. -Chista triunfante.

-No tengo ni quiero tener, gracias por tu interés. -Le guiño un ojo.

-Pero no tienes, así que yo gano, princesa.

Nos reímos sólo mirándonos. Esas ocurrencias suyas dejan sin habla y quizá con la expectativa de algún desorden en esa cabecita rizada suya. Es mi mejor amiga y el hecho de que busque algo que pueda hacerme reír, pese a estar algo triste, lo valoro inmensamente. Por suerte lo sabe y no debo circular por el campo de cursilerías.

Buscamos una almohada de más para ella en mi armario, mientras ella se acomoda sin previo aviso.

De la nada suena su tono de llamada, el cual es la banda sonora de Harry Potter. Después de recuperar la respiración contesta.

-¡Hola Billie! -pausa -, oh, sí, eso quería decirte, Cariño, hoy me quedo a dormir en la casa de Nath, así que mañana si puedes venir a buscarme para... -otra pausa, suspira -Ya hablamos de esto... Bill.

Mierda, lo llamó por su nombre.

-Ya sabes que Nath es mi amigo y nada más. -Esta vez la pausa es larga, y yo tan sólo finjo que necesito ir al baño. -¡Sabes que nunca lo he visto con esos ojos y él menos a mí! -No creo que vaya a dejarlo hablar. -¡Tiene un niño, Bill! A diferencia tuya él tiene otras prioridades.

Claro que sí, idiota. Este niño no se alimenta sólo. Dile Flora.

-Si vas a ponerte así, mañana no saldremos a ninguna parte. Organiza tus ideas. Deja de tomar ese jugo de piña, te hace más estúpido.

Cuelga.

Entonces salgo del baño.

-Lo mataré, Nath, te juro que lo haré. - Bufa con ira. No es la primera vez que esto pasa.

Suspiro. Supongo que tendré que ser el bueno aquí.

-No lo mates. Sólo... cambia de cita mañana.

Tras mi sugerencia voltea a verme confundida.

-Sal con Jack mañana, vayan a algún parque de diversiones. -Sugiero mientras masajeo su espalda. -No trates de negarte, sabes que te gusta consentir a ese engendro.

Sonríe y baja la cabeza. Sé y ella también lo sabe... caerá rendida. Siempre fue débil a Jack.

-Gracias Lindura. Prometo traerlo antes de su merienda.

-Está bien. Tienes permiso de malcriarlo todo lo que quieras.

Ahora, yo tengo una cita con Bill.

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Holii, olvidé decir que el que encabezaba el capítulo anterior es Eric.

El chiquillo de arriba es Jack. Un amor, debo decir.

¡Hey, Pelos Locos! Donde viven las historias. Descúbrelo ahora