Los gemidos de Tony resonaron de su habitación a sus oídos, tan claros, tan tentadores, tan eróticos.
El aroma de los Alphas al asecho se intensificó. También lo habían escuchado y Steve gruño por ello.
Contemplando sus opciones, solamente llego a una que, aunque él sentía incorrecta, era la única viable en ese momento, para mantener a esos Alphas fuera de su departamento y lejos de Tony.
Empujando la indecisión y su raciocinio hasta el rincón más oscuro de su mente, se dirigió a la habitación de Tony con firmes zancadas, sin pensar mucho sobre qué decir o que esperar ver, abrió la puerta con el solo objetivo de ayudar a Tony y mantener su auto control en el proceso para no sobrepasarse con el Omega, pero su mente se desconectó ante la imagen que ni en sus fantasías más salvajes que alguna vez tuvo durante sus celos más descontrolados, llegó siquiera a imaginar.
Tony estaba completamente desnudo, su cara estaba roja, sus ojos lloros y finos hilillos de saliva caían por las comisuras de su boca entreabierta. Sus piernas abiertas de par en par mientras su pene chorreaba presemen sin control y se auto penetraba con un dildo al tiempo que se masturbaba, era simplemente la imagen más erótica y sensual que había visto en su vida.
El castaño lo miró fijamente, de arriba hacia abajo, deteniendo por unos segundos más su mirada en su miembro ya despierto por su exquisito aroma, para luego morderse el labio inferior con el deseo brillando en sus bonitos ojos color miel.
Sin detenerse un segundo a meditarlo, Steve se quito la chaqueta y la camisa de un tirón. Tony se relamió los labios con perversión al ver su torso desnudo. ¿Cómo era que un pintor tenía esos abdominales de acero?
No lo sabía pero lo agradecía inmensamente.
Por instinto o deseo, quien sabe, dejó de masturbarse para tender su mano en dirección al rubio, pidiéndole que se acercará justo cuando una nueva oleada de calor le sacudió el cuerpo y le provocó dolor en el vientre por la insatisfacción que solo un Alpha podía solucionar.
Tony no quería a los Alphas idiotas que estaban afuera del departamento, asechándolo. Él quería al Alpha Steve Rogers, llenándolo y satisfaciéndolo como había anhelado tantas veces desde que lo conoció.
Una sonrisa apareció en su rostro cuando él rubio desabotono y bajó el zipper de sus vaqueros para luego tomar la mano que le tendía, deslizarla por su antebrazo hasta recargar su peso sobre ella e hincar sus rodillas en la cama, justo entre sus piernas.
Tony inhalo profundo el aroma a sándalo amaderado que se mezclaba a la perfección con el suyo. Agradecía ahora más que nunca, poder mantener algo de lucidez durante las primeras horas de su celo.
Quería grabar lo más que pudiera sobre la anatomía con la que se fundiría tres días, por si el rubio dejaba de hablarle o por si le echaba del departamento después de lo que pasaría entre ellos.
—Hay Alphas afuera que...
—Lo sé. — le interrumpió. No quería hablar más pero conocía a Steve lo suficiente como para saber que mencionaba aquello para tener una excusa que respaldará lo que estaba por ocurrir.
Tony sonrió, sintiendo una nueva oleada de calor aproximarse.
—Prefiero que me jodas tú, que alguno de ellos. A ti ya te conozco, a ellos no. — dijo con voz baja antes de que su cuerpo se estremeciera
Pero eso fue todo lo que Steve necesito oír, para poder devorar sus labios en un beso hambriento y algo rudo.
Su Alpha había despertado, y aunque aún mantenía un poco de su auto control, las palabras de Tony lo descolocaron.
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Aroma. [Young Stony, AU]
FanficSteve Rogers sabía que hacer de su Roomate a un Omega aseguraba problemas, aún así se arriesgo y el precio a pagar por ello, fue más que placentero.