Capítulo 3

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Ya han pasado dos semanas desde que ese tipo raro llegó a mi universidad, y si aún no lo he matado es porque aún estoy pensando en cómo deshacerme del cuerpo, aunque por ahora, la idea de pegarle un tiro y quemarlo es mi mejor opción, si alguien tiene alguna idea mejor, díganmelo.

-Pauli, baja de una vez o llegaremos tarde a la universidad - me llama Brick.

-Ya voy - digo sin ganas mientras cojo mi mochila.

Desde que ese tipo está en mi clase tengo muchas menos ganas de ir a la universidad, aunque bueno, antes de ese tipo tampoco. Me da una pereza terrible.

Durante el camino a la universidad, Brick y yo hablamos de cómo nos van las clases, o mejor dicho, él no para de hablar de lo que hace en clase, cada vez que parece que ha acabado, vuelve a empezar, ahora mismo agradecería estar en la universidad para no tener que aguantarlo, o mejor aún, comprarle un bozal.

Hace rato que dejé de prestar atención a lo que dice Brick y me puse a mirar por mi ventanilla, hasta que me doy cuenta de que Brick está reduciendo la velocidad, miro hacia adelante para ver qué pasa, y la respuesta me sorprende, es Chloe cruzando la calle, pero no por el paso de peatones.

-¡ACELERA!, ¡ACELERA!, pero, ¿qué haces, cacho cabrón?, ¡atropéllala! - me indigno al ver que sigue bajando la velocidad.

-No seas mala Paula, no voy a matar a Chloe por muy pesada que sea.

-¿Pero qué estás diciendo? - me le encaro - esta es la oportunidad perfecta para deshacernos de ella, al fin y al cabo es su culpa por no mirar por dónde camina.

-He dicho que no, Paula.

Al final el muy tonto de Brick no atropelló a esa rubia teñida, y además la muy descarada le guiñó el ojo a Brick y le lanzó un beso, a lo cual Brick bufó y yo puse cara de asco.

-A la próxima conduzco yo, así me aseguro de atropellarla en condiciones. Lo único, lo siento por mi bebé.

-Eres un peligro público. No sé ni cómo te sacaste a la primera el carnet de conducir y obtuviste tu permiso de armas.

-¿Qué dirás?, si soy un ángel - pongo cara de niña buena.

-Venido del infierno, ¿no? - inquiere con sarcasmo.

-Sería un ángel de todos modos. Por cierto, tengo sueño - bostezo - como siga así, no podré aguantar la clase con Antonio Luis. Cómo odio su clase - murmuro por lo bajo.

-No te duermas, que ya estamos aquí - gruñe.

(...)

Después de esas horas de tortura, aguantando a mis profesores, compañeros, Chloe, el rarito y demás, pude salir de esa cárcel y para celebrar que hoy es viernes, obligué a Brick a comer en un bar cercano.

Mientras que estábamos comiendo, vi por el cristal que Chloe nos estaba mirando. No me pregunten qué hacía esa tiparraca estirada ahí, pero yo la vi. Y para hacerla rabiar, me acerqué a Brick de tal manera que parecía que nos estábamos besando desde fuera (era un secreto a voces que a Chloe le gustaba Brick).

Sin embargo, si hubiera sabido que también estaba la loca de la madre de Brick afuera, no hubiera hecho esa gilipollez. ¿Que cómo me di cuenta? Muy fácil, oí su estridente voz gritando de alegría y vino de ipsofacto a la mesa. Miro a todos los lados buscando dónde meterme, cuando mi mirada choca con la del tipo rarito. ¡¿VAMOS A VER HOY ES EL DÍA DE ENCONTRARME CON LA GENTE QUE MÁS ADORO EN LA VIDA?! (inserten sarcasmo).

Tiene los puños apretados y su mirada muestra claro odio hacia Brick. ¿A este que coño le pasa?, ni que fuera su puta novia.

-¡Nuera!, si es que yo ya sabía que acabarían juntos, lo veía desde parvulario.

Rechazar al alphaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora