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Porque lo fue todo aún sin llegar a ser nada.

Porque centró aquello que divagaba aún sin intenciones de hacerlo.

Porque derribó excusas y disparates aún cuando a simple vista eran inexistentes.

Porque expresó con voces susurrantes aquello que no se aprecia a gritos.

Porque recibió verdades puras, verdades apenas encontradas.

Porque descubrió otra humanidad, otra faceta de la muñeca rusa.

Porque maneja la mano, 

Maneja la tinta,

Maneja los sentimientos,

Maneja el sentido de las oraciones.

Porque sigue aquí,

Aunque nunca estuvo.

-Ramos

Crónicas de un pulso tristeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora