Capitulo 8.

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Momentos atrás.

La madre de JeongMin había dejado al niño en los brazos de ese maestro de primaria, vaya que quería al mocoso llorón.
Sin embargo ese no era el problema, el problema yacía que le había quitado a su Jeon, y no hablaba precisamente del niño.
Se encaminó a su auto y subió a este sin decir una palabra más.
Apretó el volante y empezó a golpear su rostro en este en un ataque de ira. Había perdido, estaba furiosa. Ella nunca perdía y lo que más le enojaba era el hecho de que fue con otro muchacho. Jungkook era homosexual, no podía ser. Ella era la que debía estar a su lado.

- Mi Jungkook...-

Jimin salió de aquél bar, con el niño en brazos. Le siguió con la mirada y arrancó el auto siguiendo al taxi en el que subieron. Apretó sus dedos nuevamente y tomó un pequeño desvío. Esperó unos segundos en el semáforo y cuando piso al acelerador, a unos pocos metros en dirección... Iba con todo, contra Jimin, su hijo y el taxista, solo quería dejar ese vacío que tenía en su interior y calmar sus ansias de enojo, Jimin vería lo que era meterse en su vida.
Lo logró... Jimin estaba en el auto con la frente sangrada. Ella bajó del auto y se quedó mirando con algo de emoción al notar que estaba herido, el taxista estaba muerto y la escoria de JeongMin, bueno un daño colateral.
Sonrió y se subió a su auto, alejándose del lugar. Aún faltaba para completar su plan.

Momento actual.

Jungkook caminaba lado a lado como un animal enjaulado, su pequeño estaba bien. Estaba dormido, pero Jimin. Era otro asunto. Su Jimin, estaba en peligro. Había cubierto a JeongMin con su cuerpo y parte de su cabeza salió herida en el proceso.
Con el corazón en la boca intentaba no pensar en que estaba sin despertar, que pronto se iría lejos de todos los problemas.

– Tae – llamó a su mejor amigo – ¿La encontraron?–

– No – respondió – pero la policía encontró algo en los papeles que Jimin tenía y era una nota de ella.

– ¿Qué era?– cuestionó levantando su vista

– Tú sigues –

JungKook estaba enojado, molesto y no pensaba con claridad cuando se levantó de aquella sala. No solo el maestro fue herido, su hijo iba en aquél taxi. La sola idea de perderlo hacía que sus ojos se llenaron de lágrimas, se fue. Dejó el hospital y fue a su propia casa, pero antes pasó a la casa de Taehyung dejándole allí.
Cuando llegó corrió escaleras arriba, casi se cae de lo molesto que estaba pero finalmente entró a su dormitorio. En su cajón de la mesa de noche buscó y halló una libreta. Buscando un número de teléfono, se dispuso a marcar cuando el frío cañón de un arma llegó a su cabeza.

– Así que aquí estabas – dijo él girando para encontrarse con la mujer frente a frente.

– ¿me extrañaste?–

– Estás loca – dijo enojado – ¿Por qué mierda armaste todo esto?–

– Por ti... – dijo ella – ¿No te das cuenta que te amo?–

– Tú me...– JungKook no pudo terminar la frase, le causaba asco a su persona y su enojo era evidente. Respiró profundamente y tomó la mano de ella quitando el arma de sus manos pero JungKook no contaba que alguien más se escondía en las sombras y sin dudar le disparó en la espalda al joven quién cayó en la alfombra de su habitación.

– JungKook – dijo ella cayendo en cuenta que su ayudante le había disparado al hombre que amaba. Por el que había hecho todo, del que se había enamorado y estaba allí, tirado.  Sangrando, era injusto.
Su enojo creció, y su vista se nublo debido a las lágrimas, el arma que JungKook tenía fue tomada y para dispararle varias veces al pecho de la otra mujer.
– Nos uniremos en la muerte – apoyó ella misma su propia arma en su propia cabeza y disparó cayendo.
JungKook seguía tirado en el suelo, mientras la sangre brotaba de una herida.

Él señor Jeon y Él maestro Jimin-ssi.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora