𝘾𝙖𝙩

628 85 12
                                    


⌌ — — —☁️

ㅤㅤ│+ 1200 palabras .

ㅤㅤ│ Se suponía que esto iba a ser un drabble, pero al final terminó siendo muchísimo más largo, así que se queda en un pequeño AU y también quedó como solo un escrito de Conway, pero la verdad es que la idea es que fuera Intenabo/Jackstabo, pero bueno.

ㅤㅤ│¡Disfruten!    

⌎ — — — —

✷     ˚      *       ·  .
˚        *        ⋆
✵ .        *     ˚ .    ˚    .

— ¿Qué mierda es eso que tienes entre los brazos?

La puerta se había abierto hace pocos segundos por la llegada del rubio, lo cuál era totalmente normal porque era su hora de llegada de cada día después de una jornada "laboral" dentro de la Mafia; lo que le había parecido extraño no era la llegada del rubio, si no la pequeña cosa peluda que traía entre sus brazos y que había alertado a Ivadog, quién no paraba de olorosar a su dueño por el intruso en su "espacio perruno".

— ¿Acaso no sabe lo qué es o también le tengo que comprar unos lentes? Pensé que ya estaba bastante viejo cuando compró el viagra, pero no pensé que también se estaría quedando ciego.

— Que no estoy viejo, coño, que eso lo he comprado por si las dudas — Una suave sonrisa burlona junto a una ceja levantada (dando a entender que no le creía) adornaron el rostro del rubio—. ¿Puedes decirme porque trajiste esa cosa a nuestra casa?

— "Esa cosa" tiene nombre.

— ¿Ah, si? ¿Y cuál es?

— Pues aún no lo sé, pero le prohíbo decirle "cosa". Suena muy feo y puede herir sus sentimientos.

— ¿Herir sus sentimientos, dices? Joder, que es una bola de pelos, una rata... ¿Por qué lo has traído?

— Lo he encontrado en un callejón cerca de la sede de la mafia. Me quité el pasamontañas para subirme a mi coche y venirme a casa, y ahí estaba. No pude ignorarlo... Estaba mojado y tiritando. No soy un puto animal como para dejarlo ahí tirado, así que dije "venga, te vienes conmigo, pequeño cabrón" y, bueno, aquí está.

— ¿Piensas en adoptarlo?

— Coño, si lo salvé es por algo.

— Podrías darlo en adopción.

— ¿Y perder la oportunidad de tener a semejante criatura que me salve de mis ganas de matarlo a usted? No gracias. Mírelo, hasta Ivadog lo quiere.

Y tenía razón.
El perro de la pareja se colocó en sus dos patas traseras y se apoyó con sus patas delanteras en el estómago del rubio y se acercó a olorosar al minino de pelaje blanco, con negro y gris. El pequeño animal indefenso se quedó quieto y esperó a que el animal más grande hiciera algo, lo cual no tardó mucho; el Husky comenzó a lavarlo con su lengua.

Un suave gruñido se escuchó por parte del mayor de los dos hombres, pero apenas se escuchó gracias al fuerte ronroneo del gatito por las lamidas que estaba recibiendo por parte del perro.

— ¿Qué pasa, Conway? ¿No le gustan los gatos?

— No, soy más de perros. Ellos son más leales que los gatos.

— Joder, que puto amargado que es. Venga, haga algo por la vida y cuide al niño una hora— Le extendió al minino que había mantenido envuelto en su sudadera por el frío— Tengo que ir a comprarle un poco de comida.

— ¿Qué no puede comer atún acaso?

— No. Cuando son pequeños deben comer alimento especial; "rial food", ¿me entiende? Algo que les de los nutrientes suficientes para que sean unos perros fuertes.

— ...es un gato, no un perro.

— Da igual, será un verdadero perro cuando mayor. Venga, tómelo y cuidelo unas horas, así paso a comprarle un collar especial; "rial food", ¿me entiende? Algo que les de los nutrientes suficientes para que sean unos perros fuertes.

— ...es un gato, no un perro.

— Da igual, será un verdadero perro cuando mayor. Venga, tómelo y cuidelo unas horas, así paso a comprarle un collar a Ivadog y otras cosas a esta futura bestia.

— Pero-

No alcanzó ni a abrir la boca para quejarse cuando sintió al gato e sus manos— Gracias, nos vemos luego.

Abrió la boca para decir algo más, pero el rubio ya había cerrado la puerta y a los segundos escuchó el motor del auto.

Gustabo se había ido y lo había dejado con un gato.

— ¿Y yo que mierda hago contigo ahora?— Dijo mientras miraba a la cosa peluda que mantenía en sus brazos, mirándolo fijamente con sus ojos celestes.

— Apenas soy niñero de unos puntos críos en comisaría que se hacen llamar policías y voy a cuidar a un gato. Ivadog, cuidalo.

Dejó al felino en el suelo con la sudadera de su pareja tocando el piso. "Después lavaré esa prenda con veinte litros de detergente, para que no huela a gato mojado", pensó mientras se encaminaba al sofá para leer el periódico del día de ayer — que no había alcanzado a leer gracias a su trabajo—.

Ivadog comprendió la orden que le había dado su amo y se dispuso a ponerla en marcha. Tomó del pellejo del cogote al animal de veinte centímetros y de pelo corto, y se lo llevó a su cama que tenía en frente de donde se encontraba sentado su amo.

Conway no pudo evitar echar un vistazo a lo que estaba haciendo su fiel compañero. Siempre lo había visto como una fiera, un animal que se comería a cualquier gato que viera, así que le sorprendía de sobremanera ver al canino acostar al gatito en su cama y acomodarse para que se durmiera a su lado.

Sintió algo en su corazón al ver que el gatito se acomodaba entre las patas y hocico del animal más grande y se dignaba a reposar unos momentos.

"Joder, al parecer no es tan rudo como pensé".

Siguió con la vista pegada al diario por una hora. No se preocupó del minino, ya que sabía que estaba en buenas manos (pero él se trataba de convencer que era porque no le interesaba), hasta que sintió un maullido.

Levantó la mirada y buscó con sus ojos al gato hasta que lo encontró a sus pies, cerca de sus zapatos lustrados.

— ¿Qué coño quieres?

Otro maullido.
Colocó los ojos en blanco. No iba a molestarse con el animal, menos con su molesto sonido, así que decidió ignorarlo.

Volvió su mirada al papel que le mostraba los avances que había tenido la bolsa de valores en ese mes, pero su atención fue robada otra vez por el animal cuando se colocó en sus piernas. Justo en su pantalón negro.

— ¡Quítate de encima, coño, que me lo vas a llenar de pelos! Debo estar presentable, no con pelos de un puto-

Un ronroneo le bastó para dejar de quejarse contra el animal. Se quedó en silencio, viendo como en animal se acomodaba en sus piernas y se acostaba, haciéndose bolita.

No pudo evitar acariciarlo, fue un impulso que no sabría como describirlo, pero no sé arrepentía; su pelaje era suave y muy lindo a sus ojos.

— Joder, Bestia.

Sonrió levemente.
"Bestia", se dijo, "es un nombre apropiado para él". Después hablaría eso con Gustabo, pero sabía que le gustaría el nombre.

Mientras seguía sonriendo, miró a Ivadog para saber si seguía durmiendo o si había notado la ausencia del felino, y la verdad es que si, porque ahí estaba el animal mirándolo con las orejas alzadas y sacándole la lengua con una semisonrisa. Conway sintió que se estaba riendo de él.

— No me mires así y ven aquí. Que hay espacio para ti, capullo.

Le ladró, pero no llegó alarmar a alarmar al animal que dormía en sus piernas.

Cuando Gustabo llegó (cuatro horas después por haberse quedado hablando con Horacio quien estaba en la misma tienda que él), se encontró con Conway durmiendo con Ivadog y Bestia encima de él, y poco después él los acompañó y los tapó con una mantita a todos. Ya después iba a molestar a Conway con el tema, pero ahora él solo quería disfrutar una buena siesta con su familia.

Only Intenabo | AU'sDonde viven las historias. Descúbrelo ahora