Capitulo 2.

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Las cosas eran muy grises... Dos amigas... Que no eran amigas... Una familia... Que no me importaba... Y una esclavitud en una escuela asquerosa. Toda era siempre la misma rutina, levantarme, ir a la escuela, estudiar, dormir, y repetirlo. Todo era una ruleta que caminaba lento, muy lento, y podía sentir como iba perdiendo cada segundo de mi vida a base de suspiros. Suspiraba una y otra vez .
¿Así que así sería mi vida? Dios, nunca estuviste de mi lado... No pude seguir viviendo allí donde tanto amaba estar. Nunca pude conseguir la aprobación de mi familia, siempre fui una decepción para mi madre y la confianza entre mi familia es nula, cada uno de nosotros somos desconocidos. No entiendo que es lo que tengo, pero siempre me quieren maltratar, en todas partes, cualquier persona. Me odio a mi misma, por no poder ser lo que desearías que sea Dios. Mi mejor amigo era mi apoyo, pero te lo llevaste.... Y no recibí apoyo de nadie, me levanté yo sola despues de muchos meses. Ya me rindo Dios, ya eleve la bandera blanca. Ya... Me rindo...

Pasaron las semanas. Cybele y yo hablabamos todos los días por WhatsApp. Tomamos confianza rapido, tanta que conte mi historia.

- Oh, Lei... Eso es muy triste. Me dan tantas ganas de abrazarte justo ahora. Sacaste el instinto Maternal que hay en Cybele niña. Me das tantas ganas de cuidarte!!!

Reí ante el mensaje, me hizo sentir... segura... Y alegre.

- Bueno Leila. Ahora te contaré mi historia que es un poco mas larga que la tuya...

Pasó hora y media escribiendo la historia de su vida. Nunca lo pasó muy bien.
Cybele y su familia vivían en Sevilla, decía que vivía en un pueblito pequeño y tranquilo. Tenía muy buenas amigas y vivía una vida familiar feliz junto con su hermana menor Nuria.
Su padre, al igual que el mío trabajaba en la empresa de autos Renault. Aunque el mío llevaba muchos mas años trabajando que el suyo. Su Madre había sido despedida de sus trabajos y tenía un pasado familiar dificil. Todas sus experiencias la habían llevado a tener ataques de ansiedad y depresión, Cybele siempre cuidó de ella con mucho amor. Me dijo que solía sentarse en la cama junto a ella y hacían barquitos de papel hasta que se calmara. Siempre amó mucho a su madre, le enseñó muchas cosas y siempre cuidó de ella como mejor pudo. Su padre trabajaba muy duro para mantener  la familia, él era y siempre será un friki, eso era lo genial de su padre. Supongo que es por eso que Cybele conocía tantas cosas frikis. Su hermana Nuria era amada por todos, simpatica, graciosa e increiblemente linda. Pero había algo que Nuria no sabía, y se trataba de un abuso sexual que tuvo de pequeña en un baño. Nuria no recuerda nada de eso y su familia siempre lo mantuvo en secreto por las recomendaciones de su psicologa. Cybele, que siempre cuidó de su hermana sustituyendo a su madre en varias ocasiones, comenzó clases de karate. Quería volverse fuerte para poder proteger a su hermanita. Ella era la cosa mas importante de su vida. Un día, el padre de Cybele llegó a casa con una noticia a casa. Se mudarían a Argentina por temas de trabajo. Días antes de partir, Cybele había recibido una fiesta de despedida donde sus amigas habían hecho un album con fotos y y frases para recordar.

Contó su historia hasta ahí, claro que con mucho mas detalles y anecdotas que yo justo ahora no puedo recordar... Pero me hizo sentir que no era diferente a ella. Si que mi historia no se comparaba a la de ella, pero había algo que me llamaba la atencion en ella. Tal vez, estaba muy feliz que por primera vez en mucho tiempo, pudiera tener una amiga de verdad...

Al día siguiente, Cybele me buscó en el recreo. Yo estaba sola sentada en una banca de madera.
- ¿Que tal enana?
Dijo sentandose junto a mi.
- Heeey... No soy tan bajita.
Dije con un gesto de niña ofendida.
- Claro que si lo eres,enana. Jeje, me aburrí de mis amigas y vine a hablarte, casi nunca hablamos en persona.
Dijo regalandome una sonrisa. La mire alegre y charlamos durante todo el recreo. Y así, todos los demás recreos. Y una vez las clases acabaran Cybele me pidio que la acompañara a buscar a su hermana en el edificio de primaria. Me sorprendí de la belleza que era esa niña, y eso que no me agradan los niños. Acompañé a las hermanas a reunirse con su madre. Fue sorpresa ver a mi madre charlando con la suya. Cybele me presentó a su madre.

- Aah, así que tu eres la famosa Leila.

Me sonroje un poco. ¿Acaso Cybele hablaba de mi? Nuestras madres continuaron su charla.

- No soy enana, tu eres demasiado alta, girafa.
Comenté.
- Jajajajaj ¿Seguías pensando en eso enana? Un poco mas de respeto, recuerda que soy tu Senpai.
 
Guardé silencio por un rato. Me giré a mirarla a los ojos, nos mantuvimos así un rato, pude notar el color de sus ojos grises y las distintas tonalidades de gris que convivían. Parecian dibujados a mano con lapiz. El contorno de un color gris oscuro, su pupila perfectamente centrada de un intenso negro,  el fondo un gris claro, profundo y unas rayitas traviesas de distintos grises.

- Cybele-senpai...
Dije al fin. Cybele se sonrojó y reía soltando grititos de ternura.

- ¡DIOS QUE TIERNA ERES!
Repetía mientras se maltrataba la cara.
- Tu eres mi Laura-kohai entonces.
Dijo sonriendo.
- Si.
Dije devolviendo la sonrisa.

Horas despues, Cybele me envió un mensaje.

-"Hey kohai! Quieres venir a mi casa esta sabado?"

Acepté la invitación.

Un reino de dos princesas (Yuri)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora