Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.
24 de diciembre del 2019
La noche es fría, pero se vuelve cálida con tanta felicidad que la rodea. De una manera casi sublime, todas las calles de Nueva York se ven cubiertas por la nieve y teñidas por los brillantes y tradicionales colores navideños, logrando así, atenuar ese gélido clima con la emoción que se derrocha gracias a que la época favorita del año, ha comenzado. Algunos la consideran la temporada más maravillosa, pero para otros sólo se trata de una fecha más. En esta época del año los días suelen estar cargados de buenos deseos, sonrisas, ganas de ser mejor persona y por supuesto, ¡Regalos!
Son días en los cuales por alguna extraña razón todos parecen estar más animados y de buen humor, es como si se tratara de un poderoso hechizo que llena todo de felicidad, amor y esperanza. No hay duda alguna de que el mes de diciembre transforma a las personas y las lleva a sacar lo mejor de sí mismas. La realidad es que, no hay nada como festejar la magia de la Navidad, y dejarte embriagar por la emoción de la temporada. Todo aquel que se oponga a esta idea, de inmediato será catalogado como el grinch, el cascarrabias de las festividades o el amargado al que nadie quiere cerca.
Navidad es la excusa perfecta para pedir deseos inconcebibles y justificar cada acción con un elocuente: «es cosa del espíritu navideño», aunque, no todo el mundo parece tan exageradamente contento en esta época. Tal vez los regalos y los adornos no lo son todo, o al menos eso piensa Millie, que tuvo que pausar su desenfrenado baile al visualizar algo inconcebible en medio de ese increíble ambiente de festejo. La gente movía sus caderas en ritmo a los compases marcados por el tema Feliz Navidad de Michael Bublé; sin embargo él parecía encontrarse dentro de una burbuja, enterrando cada vez más su nariz en el libro que tenía entre sus manos.
