know me first

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Hoy era sábado. Mi primer día asistiendo a clases particulares de box, qué emoción -pensé sarcásticamente-

El reloj apunta las 7 am, sin embargo mi alarma aún no suena. Me adelanto a apagarla, para evitar que todos en la casa se despierten por mi culpa.

Me levanto con lentitud, no sin antes ponerme mis pantuflas de conejo. Salgo de mi cuarto y camino por el pasillo principal de la casa, haciendo resonar el pedazo de mármol que está despegado del piso, cuando escucho el ruido cierro los ojos, esperanzada de que nadie se haya despertado por culpa del mosaico mal puesto.

Me reincorporo y bajo al primer piso, donde se encuentra viviendo mi tía con sus 2 hijos. Ellos están aquí desde hace un par de meses, pues el supuesto padre de los niños los corrió de su casa, y como no tenían donde quedarse a vivir, mi madre les dijo que podían quedarse con nosotros el tiempo que fuese necesario.

-Buenos días Lisa- Era mi tía, al parecer ya llevaba un buen rato despierta.

Estaba sentada en el comedor, al lado de una taza de café, mientras veía en dirección hacia su cuarto, donde dormían plácidamente los 2 niños.

-Hola, ¿llevas mucho despierta?- Pregunto en voz baja, no quiero despertar a los pequeños.

-Recién me voy levantando, ¿y tú? ¿vas a salir?- Pregunta interesada.

-Hoy tendré mis primeras clases de boxeo- Le explico mientras me recargo en el pilar que está entre el comedor y su cuarto.

-¿Enserio? ¿Y te vas a ir sola?- Pregunta interesada nuevamente.

-Iré caminando, no queda tan lejos- Sonrío sin mostrar los dientes.

-Te llevaría si tuviera auto, pero no tengo y tampoco se manejar- Dice mientras suelta una risilla.

-No te preocupes, caminar me ayudará mucho- Contesto entre pequeñas risas mientras me acerco a la mesa y recargo mis largos brazos en ésta.

-Ay que mal educada soy, ¿Ya desayunaste? ¿O quieres que te prepare algo?- Pregunta mientras se pone de pie y entra a la cocina a urgar en su refrigerador.

-No te preocupes, me compraré algo antes de llegar a mis clases- Digo un poco sonrojada, nunca se como actuar cuando alguien es amable conmigo.

-Cómo crees, ¿no quieres aunque sea unas galletas?- Sale del umbral de la cocina con una pequeña bolsita llena de galletas.

-Bueno, ya que insistes tanto- Mi tía extiende su mano y yo tomo la bolsa que me ha regalado, sonriendo sin poder evitarlo.

-Las hice con Lucas y Ángelo- Me cuenta mientras se encamina de nuevo al comedor. Lucas y Ángelo eran mis primos que ahora mismo se encontraban dormidos como dos costales.

-Si que saben cocinar- Digo mientras las pruebo y asiento levemente.

-¿Quieres una taza de café?- Pregunta mientras sorbea su taza caliente.

-No, gracias, estoy bien así- La verdad era que no podía tomarlo por la alta probabilidad de que por culpa del café me diera un pequeño ataque de ansiedad, lo cual; no queremos.

Seguimos charlando un buen rato, hasta que me percaté de la hora, ya era un poco tarde.

-Muchas gracias por el desayuno Marie, pero me tengo que ir, en unos momentos empezará mi clase, y no quiero llegar tarde en mi primer día- Explico mientras me pongo de pie y me despido con prisa.

-Cuando quieras Lis, espero que te vaya bien, ya me contarás como te va- Me dice sonriente mientras me acompaña hasta la puerta que divide nuestras casas. -Nos vemos, buena suerte- Me da una palmadita en la espalda antes de cerrar la puerta.