Capítulo 1

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Qué horrible es volver —le dije a Brooke mientras apoyaba mi cabeza en mi mano, tratando de concentrarme en una de las primeras clases de literatura. Era mi último año en la secundaria, y hace unos días había terminado el más maravilloso viaje de estudio que podría haber tenido. El verano había pasado rapidísimo, y había que volver a la realidad.


Comenzaré por presentarme. Soy Ángela, todos me dicen Angie, tengo diecisiete, y tengo pelo castaño claro hasta la cintura y ojos verdes. Mis mejores amigos son Brooke y Christian. Los conozco hace dos años, pero son como mis hermanos. Brooke es la clásica chica divertida, que le cae bien a todo  el mundo, linda, buena, aunque tiene esa teoría de "esperar al indicado", por lo que rechaza a millones de chicos.  Tiene bucles castaños, ojos café y piel trigueña. Una diosa total. Y Chris... bueno, es súper gracioso, estudioso, deseado por todas y con novia. Se hace el chico malo, y pertenece al grupo de fútbol del colegio, pero la verdad es que más allá de su dureza, se nota que es un buen chico. Es más alto que yo, tiene ojos azules y pelo castaño. Lo bueno entre nosotros es que hay bastante confianza.


Miré hacia mi derecha, y una fila más allá de la mía, estaba Chris, que justo miró hacia mí. Le hice una seña de que me dormía y me guiñó un ojo. Sonreí y volví la vista al frente.


__________


Cuatro horas más tarde, me encontré subiéndome al auto de Chris. El ya tenía dieciocho, y su regalo hace tres meses fue un volkswagen. No me pregunten qué modelo, pero era blanco y lo mantenía limpio.


Brooke se subió en el asiento de atrás y nos despedimos de ella en cuanto la dejamos en su casa. Luego, seguimos unas pocas cuadras más y ambos bajamos en la casa de Chris.


Yo vivía con él en la casa de sus padres desde hace unas semanas, y por un tiempo más.


Verán, Chris siempre fue un chico responsable, a diferencia de lo que muestra su imagen de "chaqueta de cuero". Puede vivir y manejarse solo. Es por eso que mis padres confiaron en su familia cuando me invitaron a quedarme con ellos durante su viaje de seis meses de investigación a África.


Mis padres son microbiólogos, y de vez en cuando tienen estos viajecitos sutiles.


El caso es que los padres de Chris ahora estaban de vacaciones por una semana más, en las Bahamas. Vaya a saber uno por qué la gente se va de vacaciones en marzo.


En fin, Chris y yo estábamos solos. Y era genial. Vivir con un mejor amigo ordenado, libres, independientes, responsables. Era una práctica para cuando comience a vivir sola.


Dejé mi mochila en mi cuarto y bajé a la cocina para preparar el almuerzo. Chris hizo lo mismo y unos minutos después se sentó en la encimera de la cocina y me observó.


-Esta noche no estoy —anunció. Volteé a verlo con las cejas levantadas, secando mis manos con el repasador, mientras el agua para los fideos se hervía.- Salgo con Abril.


Abril, su novia. Rubia, de ojos claros, del grupo de los invisibles del colegio. Ni nerd, ni popular. Invisible. Era buena, parecida a Chris. Responsable y estudiosa, pero había un problema. Estaba celosa de mí. Imagínense cuando se enteró de que Chris y yo viviríamos juntos. ¿Y cuando sus padres se iban y nos quedábamos solos?

Los ángeles también visten de negroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora