Todo había ido genial. Cuando Abril pasó a buscar a Chris nos vió a Alex y a mí en el sofá abrazados. La saludé como si nada estuviese planeado y les deseé que la pasen bien.
Se preguntarán, ¿qué clase de chico es Christian que hace que su novia lo pase a buscar? Bueno, él iba a pasar por ella originalmente, pero le dijo que estaba atrasado y que si quería podía ir viniendo. Lo único malo es que quedó algo raro que el chico tarde más que la chica arreglándose...
En fin, en cuanto a Alex y yo, vimos películas, nos besamos, comimos pizza, nos besamos, etcétera. Amaba mi vida. Hasta que dejamos de besarnos.
Comenzó a dirigirse a mi cuello y me tensé. No quería que esto pase a más. Pero tampoco quería quedar como una nena de quince que se asusta si le dan un besito. Así que traté de relajarme y acaricié su pelo, mientras pensaba en una excusa que no quede tan mal.
Se encendió mi lamparita.
-Ey, esta es la casa de Chris, ¿sabés? Y no quiero quedar mal... mirá si nos encuentran —él se alejó de mí para observarme a los ojos.
-Sí, tenés razón... -dijo observando al frente, pensativo. ¡Ja, lo había logrado! Nadie evita chicos mejor que yo.- Agarrá tus cosas, no hay nadie en mi casa —dijo levantándose mientras tomaba su chaqueta de cuero del sofá, listo para irse.
-¿Qué? Ah, eh... mirá, la verdad... -justo antes que diga la excusa más estúpida del mundo, tal y como "estoy en esos días" la puerta se abrió y Chris nos saludó con la cabeza.
-Buenas, ¿en qué andan? —dijo acercándose a nosotros.
-Estábamos por... -Alex señaló la puerta pero lo interrumpí.
-Despedirnos —sonreí cortesmente hacia él-. Te acompaño a la puerta.
-Eh, pero...
-Nos vemos -dijo Chris, aparentemente entendiendo la situación. Hicieron su saludo de manos y luego, mi no muy exitosa cita me siguió a la puerta, luego de haber tomado la película que trajo.- Bueno, lo dejamos pendiente —me guiñó el ojo y me acercó por la cintura para darme un beso en los labios. Me separé luego de unos segundos algo avergonzada, fingiendo una sonrisa. ¡Chris estaba mirando! Odiaba besar en público.
-Si, nos vemos —sonreí levemente y cerré la puerta en cuanto se fue-. Dios, te debo una —señalé al techo.
-Ja, ¡a mí me debés una! Te dije que no podías confiar en él. Tuviste suerte de que llegué para interrumpir. —Dijo Chris apoyado en la encimera de la cocina.
-En realidad, no interrumpiste nada —disimulé levantando ambas cejas.
-Sí, claro. ¿Creés que no lo conozco? Y no sólo a él, a vos también, chiquita.
-No me digas chiquita, semáforo.
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Los ángeles también visten de negro
RomanceÁngela es la clásica chica que no se preocupa por las relaciones serias. Pero nadie sabe la verdadera razón por la que alguna vez ella tomó esa decisión. Y sólo un ángel podrá descubrir quién es en realidad.