Lee Donghyuck

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Un mes, había pasado un mes desde la desaparición de Taeil y nadie sabía nada, parecía que el castaño se había esfumado de la nada. Los primeros dos años en los que vivieron en el planeta Bóreas todo estuvo bien, demasiado perfecto para ser real, pero entonces a inicios del tercer año ocurrió esto, y realmente tenía destrozado a Donghyuck.

Nadie sabía nada, y esto al representar un peligro para los tripulantes hizo que Dongyoung prohibiera las actividades fuera del laboratorio por 5 meses en los que, la gente en la tierra intentaba encontrar el paradero de Taeil. La tarea de encontrarlo hubiera sido fácil ya que literalmente todos estaban siendo monitoreados las 24 horas del día, en sus trajes para el exterior había una pequeña cámara y un micrófono, las instalaciones estaban llenas de cámaras, incluso el exterior, donde llevaban a caso sus tareas tenía cámaras, desgraciadamente para todos, alguien en la tierra había borrado cualquier grabación que mostrará a Taeil después de salir del laboratorio en aquella trágica noche.

Era como si alguien le hubiera tendido una trampa.

Donghyuck pensó todos los posibles paraderos del mayor, el planeta no era tan grande en si, media la misma extensión que Estados Unidos si se necesitaban medidas, pero ellos sólo tenían permitido estar en donde crearon el laboratorio que se suponía que ya era una zona explorada, más allá de este había una gran cerca que no permitía a nadie salir o entrar. En los lugares en los que usualmente llevaban sus tareas en el exterior no estaba y dentro del laboratorio tampoco, esto llevó a Donghyuck a pensar en una única y última posibilidad del paradero de su novio: aquella cueva en la que nadie tenía permitido entrar.

Se desesperación fue más grande que su sentido común, así que horas más tarde de plantearse aquella hipótesis Donghyuck estaba fuera del laboratorio con su traje puesto, ignorando cualquier advertencia que había escuchado de Dongyoung y Taeyong anteriormente, eran las 2 de la madrugada así que nadie debía estar despierto, esto dándole a Donghyuck la libertad de ir a buscar a Taeil en el lugar que nadie había buscado antes, y en donde estaba seguro que debía estar el mayor.

En su mochila se había encargado de llevar una botella de agua y comida, además de un traje nuevo, por si se encontraba a Taeil.

Con sus manos temblando se dirigió al lugar, con mucho esfuerzo trepó las grietas para finalmente colocarse de pie en la entrada de la cueva. Decir que no tenía miedo sería mentir, y para desgracia del moreno, él era alguien muy miedoso. Pensó en dar media vuelta y regresar, pero rechazo cualquier pensamiento de ese tipo al pensar lo bien que se sentiría estar en los brazos de Taeil de nuevo.

Prendió la linterna de su traje asomando su rostro un poco hacía dentro de la cueva.

—¿Hola?— Pregunto inseguro.

No escucho nada, así que decidió a adentrarse más mirando el lugar con temor, la cueva era pequeña así que no tardo en llegar hasta el fondo de ella donde no pudo evitar soltar un grito de horror al ver lo que tenía frente a él. Era Taeil, lo podía reconocer de donde sea, sólo que en ese momento no era su Taeil, si no un especie de mounstro humanoide de 2 metros, con sus extremidades largas y huesudas, una cráneo con apenas piel adherida que mostraba una larga hilera de colmillos y sobre todo una sangrienta piel con un tono morado grisáceo.

Esa cosa lo miro con los ojos inyectados de sangre y fue cuestión de segundos para que se abalanzara sobre él, así su cuerpo golpeando duramente contra el suelo dejándolo aturdido, lo último que supo antes de perder la conciencia es que aquella cosa clavó sus garras sobre su abdomen y comenzó a desgarrar este comiendo de sus entrañas.

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Entre Nosotros © | Jaeyong, Johnmark, TaehyuckDonde viven las historias. Descúbrelo ahora