Mi amigo, mi todo. «Yurio y tú»

CAP 4

- Te lo suplico, escúchame. -

Dije con cierta desesperación, sin pensarlo tomé sus manos esperando incluso un golpe; estaba dispuesta a todo por él, la única persona que no puedo obtener fácilmente.

- ... Para, estás arruinando aún más las cosas. -

No pude entender lo que decía en ese momento, yo estaba intentando arreglar lo ocurrido; solo quiero que me ames otra vez, ahora para siempre.

- No, no es así ¡yo quiero que te quedes conmigo! -

Miré su rostro con clara desesperación, estaba tan deseosa de su cariño y afecto, solo deseaba vivir en sus brazos, sentir su cálido amor en mi oído y sus labios en mis párpados susurrando que era la más hermosa de todas.

- Eres un desastre ____... Cada vez eres más decepcionante, seguramente nisiquiera sabes por qué estás aquí. -

¡Eso no... ¿Es cierto? Fue inevitable no volver al pasado, era borroso... Pero todo era una mentira, esa sensación de soberbia que me gobernaba en aquel momento como para jugar con sus juveniles sentimientos era cruel he inhumano, pero, yo sí quería su amor. Los recuerdos de sus mejillas rosadas por el frío y su clara vergüenza al hablar conmigo inundaban mi mente, al igual que el brillo de sus ojos cuando hablaba ilusionado de su sueño de ser un gran patinador.

Estaba decidida a vivir era realidad otra vez, incluso si me costaba la vida estar junto a él.

- Y-Yo... Si lo sé, por favor, déjame explicarme, Yuri, te lo pido. -

Solté un sollozo, esta vez, uno real, sincero y lleno de lamento, de cierta manera mi mente estaba saturada por el miedo a mi próxima muerte y su rechazo, pero dentro de mí, en un estúpido pensamiento ilógico, creía que si moría sin haber recibido su perdón, él sentiría culpa de algo sobre lo que nadie tiene control, podía ser egoísta, pero jamás lo dañaría de esa forma, ya había hecho mucho cuando jugué con su confianza.

- G-Gatito, por favor. -

Mi llanto no cesó, estaba siendo consumida por aquella presión en mi pecho y el fuerte nudo en mi garganta.

- Detente. Sé que esto es un maldito juego para tí, pero odio verte llorar. -

Sus palabras eran fuertes latigazos que recibía mi espalda, dolían incluso más que mi enfermedad, su afilada lengua tenía una razón de ser, no podía hacer nada al respecto más que hacer lo posible por detener mi llanto.

- Escúchame, por favor, yo te amo... -

Entre las lágrimas de mis ojos pude ver que su rostro nisiquiera presentó alguna expresión, ya no era nadie para él, aquello me dejó sin aire, logro quebrarme sin pensarlo, en ese instante me di cuenta de lo que su mirada era capaz, me sentía como una hormiga a su lado, su pie estaba listo para aplastarme sin piedad, pues así mismo había hecho con sus sentimientos; saliendo de manera inconsciente con aquel hombre al que admiraba solo con el deseo de destruir, revoloteando frente a él fingiendo una realidad distorsionada, cuando era consciente de su amor y fidelidad a mi.