31 [Mi gran plan] 31

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El pecoso salió de la arena con un nudo en el estómago y las piernas temblorosas. En cuanto la maestra de Lamia Scale salió a la arena, en una escena nada apta para sensibles, el entusiasmo se esfumó y los demás volvieron a sus gradas. Ni siquiera medió palabra con Sora, en cuanto vio la oportunidad, corrió disparado hasta la salida perdiéndose en los amplios pasillos. Se detuvo en una esquina, recargándose con cuidado en la pared. Sintió con su propia mano como el pecho le retumbaba por los fuertes y acelerados latidos de su corazón. Mágicamente estaba usando de nuevo su traje de héroe, aun así, recordaba el estar vestido con el traje de novio, y por supuesto, a quien acompañó en la marcha nupcial. Se veía tan bonita... Suspiró con anhelo, ¡incluso pidió que fuera su acompañante! ¿Acaso era una señal de que era correspondido? El efímero pensamiento de declararse se hizo más fuerte, podría ser que Dragneel realmente sintiera lo mismo y dieran un paso importante en su relación. No debía sacar conclusiones apresuradas, estaba consciente de eso. Tal vez debería empezar despacio, primero si realmente le diría, como lo haría o también...

—Oye, ¿qué tanto murmuras? —lo sobresaltó ese repentino llamado (más aun, el darse cuenta de que estaba divagando en voz alta; otra vez).

—¡Ah, disculpe! Yo solo... —frenó a mitad de frase. Al mirar con más detalle a quien le hablaba, frialdad recorrió su expresión e ira hirvió en su sangre.

El blondo observó por igual al menor, aunque con cierta diversión destellando en sus luceros.

Ninguno estaba alegre de ver al otro.

—¿Ibas de regreso a las gradas? —se aventuró a cuestionarlo, simulando la mejor amabilidad que pudo.

—Eh, sí —afirmó desconfiado.

—Supongo que no nos presentamos la última vez —sonrió—. Soy Sting, un gusto.

—Sí, ya sé quién eres —habló despectivo. Eso ya era esperado por el dragón blanco.

—Imagino por qué.

—Ya debo irme, me están esperando. Con permiso —cerró la conversación ahí. Retomó su caminar y pasó al lado de Eucliffe.

Era un gasto fútil de tiempo. No le daba razones suficientes para mantener la charla, así que es mejor dejarlo ahí.

—¿Crees qué tienes oportunidad con ella? —Midoriya detuvo sus pasos en seco. Bingo. Complació de ver que el peliverde cayó en su anzuelo.

—¿Disculpa? —quería ver si tenía las agallas de volverlo a decir. Y claro que Sting las tuvo.

—¿Enserio crees tener una oportunidad con la nena?

—No la llames así —advirtió.

—¿Cómo? ¿Nena? —continuó provocando.

—No tienes ningún derecho de llamarla de ese modo —gruñó hastiado, mirando por sobre el hombro al mayor—. Y tenga o no tenga oportunidad, eso no es asunto tuyo.

Pero como sabrán, algunas personas no aprenden con solo palabras—. Solo piénsalo, ¿qué puedes ofrecerle? Déjame adivinar, ¿Apoyo? ¿Comprensión? No me hagas reír.

—¿Y según tú qué es lo mejor para Socchan? —masculló entre dientes, apretando los puños con fuerza.

¿Socchan? ¿Y yo soy el del apodo humillante?

—Lo que ella necesita es alguien fuerte. Y créeme, por una razón me escogió antes... y lo volverá a hacer —inquiere malicioso. Para Izuku todo se esclareció con esa simple frase. Sting tramaba volver a engatusar a la castaña. Giró sobre sus talones, enfrentando cara a cara al mago.

Beast soul, Fairy heart [BNHA & Fairy Tail] [Izuku Midoriya/Deku x Reader]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora