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Advertencias: Historia de amor BL, sin lemon, recuentos de la vida.

Disclaimer: Los personajes no me pertenecen, así como los fanarts y gifs que se ocuparon para esta historia; con fines de entretenimiento.

Pensamientos y "Pensamientos"
-Diálogos- y -Diálogos-

El reloj de pared marcaba cuarto para las nueve de la noche

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El reloj de pared marcaba cuarto para las nueve de la noche. No necesitaba verlo para saber la hora, ya qué desde hace —aproximadamente— un par de semanas atrás el bebé había adquirido ese hábito de sueño. Horario en el cuál, Kazuhiko quedaba profundamente dormido. Y nada ni nadie podía despertarle hasta el amanecer del siguiente día.

Fue entonces que con suma delicadeza, Haru se levantó de la mecedora y colocó al pequeño dentro de su amplía cuna, dejando que los muñecos de felpa fueran su abrigo. Le arropó con una manta, y abandonó la habitación del infante en silencio.

Ya del otro lado de la puerta Haru sonrió de manera torcida, al tiempo que sudaba la gota gorda, pues la calma y serenidad que se mantenía dentro de las cuatro paredes en la habitación de Kazuhiko no podía transportarla consigo devuelta a la realidad. La estridente realidad.

El ruido de hombres trabajando y de máquinas operadoras de cargamento pesado había sesado hace mucho, sin embargo el constante caminar y taconeo de los pocos empleados —qué aún estaban— en la mansión, no se detenía nunca. Mucho menos ahora que la navidad estaba a la vuelta de la esquina.

Ni bien entrado el mes de diciembre, la familia de su esposo se había empeñado en hacer la primer navidad del pequeño Kazuhiko un magno evento a escala de proporciones épicas. Y sabía que los Kambe tenían el capital para hacerlo posible.

Sonrió con desgana, y con una mano masajeó su cuello, el cuál acumulaba cierta tensión por estrés. Dónde la causa no se debía exactamente a los meses posparto —nacido Kazuhiko— o al papeleo que se acumulaba lenta y tortuosamente dentro de su despacho, sobre su escritorio en la central de policía, no. El motivo radicaba en qué él era el designado supervisor de toda la obra y teatro montado por los Kambe.

—Dentro de poco estará la cena— suspiró, cambiando el tema , pues últimamente la familia tomó el hábito de servir la comida una vez el bebé se encontraba en cama.

Dirigió sus pasos, entonces, al ya conocido living, encontrándose con la enorme mesa —rectangular— hecha de madera de cedro, elegantemente servida con manteles que hacían juego —en conjunto— con la extravagante decoración del lugar. Digna de la temporada navideña.

—La vajilla de porcelana... También los utensilios de plata están servidos— inspeccionó desde su lugar, antes de dejar que sus pies le guíen a la cocina. Lugar dónde encontró a quienes buscaba, al no verlos por ningún lado en el living.

Dos mujeres, ambas poseedoras de un brillante cabello azabache, reían animadas; pese al haber hecho un desastre con una mezcla que serviría para preparar galletas de jengibre. La cuál, había sido derramada —accidentalmente— encima de los pulcros trajes de dos hombres, quiénes en esos momentos tenían una cara dé qué poca gracia les venía el asunto.

Rápidamente, y antes de siquiera poder reclamar algo, uno de aquellos hombres captó la llegada de Haru a la cocina y su semblante se relajó —¿Ya está dormido?— preguntó, recibiendo cómo respuesta afirmativa un asentamiento de cabeza. Gesto que hizo sonreír pequeña y pacíficamente a Daisuke Kambe. El esposo de Haru Kambe.

—Perdonanos cuñado— tomó la palabra con rapidez su cuñada Suzue, la hermana gemela de Daisuke, antes de que Haru preguntase lo qué había ocurrido para que todos terminasen de aquella manera —se que debíamos esperarte para hacer la mezcla pero mamá y yo no pudimos resistirnos, queríamos sorprenderte— dijo ligeramente avergonzada, más por haber roto su promesa qué por como había dejado el lugar; hecho un desastre.

Un momento de silencio. Haru miró a Suzue y a su suegra, Sayuri. Luego miró a su suegro, Shigemaru, y finalmente a su esposo, Daisuke. Para finalmente, y con descaro, echarse a reír con ganas, alejando al fin todo rastro de estrés.

Notas de la autora: muy corto, lo sé, ¿Verdad?, Realmente no quería dejarlos sin leer la interacción de esta nueva versión de la familia Kambe

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Notas de la autora: muy corto, lo sé, ¿Verdad?, Realmente no quería dejarlos sin leer la interacción de esta nueva versión de la familia Kambe. Ando hasta el cuello de tareas y pendientes porque lo crean o no, a final de mes se nos ocurrió pintar la casa, y celebraremos en pequeña medida el cincuenta aniversario de matrimonio de mis abuelos, ¡Ah y sumado a eso, tengo gripa! Vaya, diciembre se viene con todo, y espero aprovechar estos días de experiencia para traerles historias antes de que termine el mes. Gracias por apoyar mi humilde trabajo, hecho con todo el amor y fanatismo del mundo ❤️

PD. Si hay errores ortográficos señalenlos sin miedo jaja que ya no me basta con ser mi propia Beta, luego se me tergiversan las palabras bien horrible.

Fora 🌸

Una semana antes de NavidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora