Advertencias: Lemon. Recuentos de la vida, historia de amor BL.
Disclaimer: Los personajes no me pertenecen, así como los fanarts y gifs que se ocuparon para esta historia; con fines de entretenimiento.
Pensamientos y "Pensamientos"
-Diálogos- y -Diálogos-Con firmeza, la suavidad de su tacto recorría con devoción la piel de sus asentaderas. Azul profundo; admiraba con deleite como su amado se despojaba de las prendas superiores —las inferiores habían desaparecido hace mucho en el camino a la cama— de manera elegante, seductora y tortuosamente lenta; sentado sobre su hombría.
Haru disfrutaba desvestirse para Daisuke, eso era un hecho. Se sentía en control, en dominio, ejerciendo poder sobre el hombre más asquerosamente rico de este bastó mundo. Y Daisuke no tenía problema alguno por mostrase manzo, únicamente, para su esposo...
Removida la última y molesta prenda que impedía al pelinegro vislumbrar la perfección de las apetecibles tetillas masculinas, ligeramente erectas a causa de recién amamantar al bebé Kazuhiko, Daisuke no se pudo contener, ahora le tocaba a él ser alimentado.
—Itadakimasu.
Un suspiro escapó de los labios de Haru, sensible debido a la lactancia y gozoso de satisfacción; al sentir la humedad de la boca de su esposo envolver uno de sus pequeños pechos masculinos, al tiempo que era acunado por suaves caricias en su espalda baja.
Se sujetó, con ambas manos, a los hombros de Daisuke, mientras él continuaba sereno y tranquilo con el masaje hacía su persona, acción y muestra de afecto que Haru agradecía profundamente. Hace días la mansión Kambe era un caos total, y no referente a qué no hubiera un orden, no. Más bien era un camina y corre por todas partes desde que Diciembre estaba a la vuelta de la esquina, ahora que se acercaba la recta final a las fiestas de noche buena y de año nuevo —que se suponen deberían llenar de paz una humilde morada— los planes para la familia Kambe se volvían en contra de su principal organizador, o sea, Haru.
En primera instancia estaba Shigemaru, el padre de Daisuke. Quién despreocupado por las opiniones de segundos y terceros, había ordenado —exclusivamente— la compra de cien toneladas de nieve; recolectada únicamente del Polo Norte.
—Ya saben, para ambientarnos en torno a la época— fue la respuesta que otorgó aquella mañana cuando más de quinientos camiones blindados llegaron a la propiedad y empezaron a descargar la blanca nieve en todas las hectáreas que rodeaban la mansión.
Ni que decir de Sayuri, la esposa de Shigemaru. Ella no reprendió a su esposo por tomar una decisión sin consultarlo con la familia primero, ya que ella también había actuado por cuenta propia. Al poco rato de que Haru se encontrará coordinando a los trabajadores, dándoles debidas instrucciones de dónde y cómo debía ser descargada la nieve en la propiedad arribó a la mansión un remolque, qué arrastraba detrás suyo un imponente pino de más de 115 metros de altura.
—¡Perfecto!— dijo Sayuri sin vergüenza y sin ocultar su entusiasmo cuando su pedido quedó a la entrada de la mansión —Ahora, ¿Cómo haremos que entre por la puerta?— preguntó con ingenuidad a Haru, quién sudaba la gota gorda. Ahora tenía más trabajo por hacer.
"Nunca debí sugerir que hiciéramos algo diferente a los años anteriores" pensó, luego de que milagrosamente un grueso tronco, con todo y ramificaciones, pudiera caber por el pequeño agujero de la puerta de entrada, y ser instalado en el recibidor; todavía teniendo un considerable espacio que le impedía alcanzar el techo de la mansión.
—aghh.
El dejarse llevar por las caricias de Daisuke borraba todo rastro de estrés generado en el día. Ni siquiera recordaba con claridad cuál había sido la gota que derramó el vaso. Y tampoco quería recordarlo porque poco o nada podía hacer por algo que ya había ocurrido. Ahora solo quería dejarse hacer y disfrutar en la intimidad con su pareja.
—Tuviste un día difícil— dijo Daisuke con voz suave, varonil, mientras acariciaba los muslos de su bello esposo pelicastaño, quién yacía recostado sobre las mullidas sábanas de seda en el lecho matrimonial, a la espera del glorioso momento en que se volviesen uno—dejame hacer que lo olvides por completo— susurró, ronco, abriendo con delicadeza las piernas de Haru, quién mostraba sugerente su bien lubricada y cálida entrada, a la urgencia de recibirlo.
Daisuke tomó su hombría y la sintió dar un par de palpitaciones, lista para fundirse, hundirse y perderse en aquella húmeda y estrecha entrada.
—ahhh!
El grito de placer fue silenciado inútilmente con un beso lleno de hambre, y no fue porqué Daisuke no quisiera oír la voz de Haru gritar su nombre hasta que se le desgarre la garganta, o porqué Haru sienta vergüenza al ser escuchado, nada de eso. Pues desde el primer roce entre pieles Daisuke ya quería comerse esos húmedos labios, y el ir ingresando su prominente y bien dotado falo en la rosada carne no ayudó a disminuir ese ferviente impulso que terminó apoderándose de él.
—Mmm... Ahhh... Mmm...
Lento, profundo. Aferrado a la tonificada espalda de un hombre pocos centímetros más bajo que él y que lo hacía gemir sin cordura, Haru sencillamente se sentía en el paraíso.
El oxígeno era su peor enemigo, la falta de aire en sus pulmones los obligaba a separarse por escasos segundos (que para ellos parecían eternos). Y de no ser algo vital para el cuerpo humano ni siquiera se detendrían a respirar.
Sus pectorales estaban tan juntos que Daisuke no podía distinguir cuál líquido era el sudor y cuál era la leche materna que escurría del pecho de Haru, algo que claramente no era una molestia pues se trataba del cuerpo del amor de su vida.
Por otro lado, Haru no podía predecir si el fluido que humedecía ambos abdominales era el que goteaba de su miembro, prisionero por una deliciosa fricción, o si era la exudación de la carne en el cuerpo de Daisuke. Tan caliente...
Tan rápido. Los ojos de ambos hombres se nublaron por el deseo, uñas se enterraron en la piel contraria, uno para agarrar mayor impulso y profundidad, y el otro para buscar soporte; antes de juntos, expulsar ese exquisito líquido que liberada el nudo aglomerado en sus cuerpos.
—...sukeee!
Chilló Haru sin pena alguna en qué su voz se escuchase por cada rincón y cada pasillo de la mansión Kambe. Al menos el único cuarto que tenía un sistema a prueba de sonido —y de balas— era el de Kazuhiko. Al tiempo que un gruñido, que estremeció cada fibra de su ser sacudió (aún más) su interior, llenandolo por completo.
Daisuke se quedó quieto, su miembro todavía era envuelto por las suaves paredes internas de su amado; mientras su semilla se encargaba de llenar cada rincón (de Haru) por completo. Sintiendo finalmente como la misma buscaba salir del cuerpo del pelicastaño y terminaba convertida en pequeñas gotas que humedecían las sábanas importadas desde Egipto.
Fora 🌸
Jejeje Feliz año nuevo 2021. Seguiré actualización mis historias DaiHaru, obviooooo. Gracias por leer 🤭❤️
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Una semana antes de Navidad
FanfictionHaru Kambe está nervioso. Es la primera Navidad de su bebé, y Daisuke y su familia quieren aventar la mansión por la ventana. En definitiva, la familia de su esposo hará absolutamente lo qué sea necesario; para llenar la morada del espíritu navideño...