Capitulo 5

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El sol, calaba demasiado en sus ojos amarillos, era la primera vez en bastante tiempo, que su cuerpo resentía el clima. Abrió y cerró sus manos, estaban entumecidas por el frio matutino, con desdén, se dio la vuelta, quedando su cuerpo bocarriba, fue inevitable llevar su brazo derecho hasta sus ojos, tapando el exceso de luz. Con su mano izquierda, toco el terreno, dándose cuenta al instante que estaba sobre pasto, podía oler el fresco aroma de los árboles, pero justo en ese momento, acababa de mezclarse otro aroma, uno... que ya había sentido antes. Se quitó el brazo de los ojos, primero miro blanco, la luz del cielo le calo, pero rápidamente su vista se fue adaptando, levantando una ceja tras ver que aquella mujer, invadía su vista.

-¡Despertaste!

-¿Qué quieres?

-El hombre con barba me pidió que viniera a despertarte, o te dejaría.

Hunter se enderezo rápidamente, mirando hacia atrás, dándose cuenta que la casa de campaña estaba recogida, no había ni rastro de que ellos habían estado ahí, incluso el pasto que se había quemado el día anterior por el ritual, ahora estaba intacto, ahí nunca paso nada. Ecthra ya tenía todo recogido y empacado, en sus manos, una bolsa negra y bien sellada, claramente ahí llevaba el ritual de ayer. Al voltear a ver a Itterog, portaba también a sus espaldas, el maletín desgastado que Ecthra llevaba siempre.

-¿Ahora eres ladrona? –Se levantó, sacudiéndose el pantalón.

-No lo soy, el hechicero cerro un trato conmigo ¡seré su aprendiz! Me llevara con él, y cada que necesite cualquier tipo de hierba, la que sea, yo se la entregare inmediatamente.

Hunter, no quitaba ni por un momento su cara de confusión, pero apenas escucho eso, la cambio por una de asombro, eso era totalmente bueno para él, así no volvería a ser el mandadero de Ecthra, no tendría que acompañarlo a hacer rituales ni buscar nada de plantas nunca más en su vida. ¿Hace cuánto que no experimentaba esa felicidad?

-Eso es problema de él –Finalizo, miro a su alrededor, caminando hacia Ecthra.

Él hechicero, volteo a verlo, sabia la gran platica que le esperaba.

-Lamento haber extraído energía de ti, pero no podría yo solo.

-No estaría mal que de vez en cuando me avisaras que lo harás, no es placentero despertar confundido.

-En mis manos no, claro está.

Hunter soltó una risa discreta.

-¿Te la vas a llevar en serio?

-Ayer te lo dije –Ecthra miraba ahora a la ninfa, ella, veía a su alrededor, como queriendo recordar cada cosa antes de irse, mientras caminaba de reversa –Puede ser una gran aliada, eso es lo que necesitaremos ahora, aliados.

Hunter no dijo nada más, se quedó mirando hacia ella, solo quería irse ya.

Apenas se puso de pie, sintió como el alma le pesaba ¿Eso era posible? La duda tal vez no la dejaría volver a dormir nunca, se quedó así, de pie, mientras pensaba en que debería de hacer de ahora en adelante. Con esa mañana, serian 3 días que Ecthra y Hunter no estaban en el lugar, pero... no era gran cosa, aún tenían meses para que le volvieran a atacar. Con pasos lentos, empezó a caminar fuera de su cuarto, mientras la misma pregunta le invadía la cabeza ¿Quería morir?

Aquella vez, si no hubiera sido por su madre, estaba segura que quien hubiera terminado sin el ojo y muerta, seria ella, pero no era así, lamentablemente, no lo era...

Salió de su cuarto, y camino derecho, hasta el fondo del pasillo, había una puerta, la abrió con cuidado y entro. Quedándose recargada sobre la puerta y respirando agitadamente, cerro sus ojos unos momentos, y después los volvió a abrir, el cuarto estaba lleno de libros, mismos que no se había tomado el tiempo de leer, porque confiaba en que su madre le duraría para toda la vida, confiaba en que el cazador, estaría a su disposición en cualquier momento. Recordó que, de niña, más de una vez le pidieron que leyera, que entrenara, se informara, y no hizo nada de eso. Se enderezo, y soltó el picaporte de la puerta, camino hasta una de las ventanas y la abrió con rapidez, haciendo que polvo cayera de la cortina. La luz matutina, sería suficiente para poder ponerse a leer, al menos hasta que anocheciera, camino hacia atrás y se dio la vuelta justo a tiempo para darse cuenta que una mesa en completa suciedad estaba lista para su disposición, decidió mirar con más atención aquel cuarto, realmente estaba todo sucio, iría por un trapo y agua limpia, después se haría una taza de té y... No pudo seguir pensando más.

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⏰ Última actualización: Dec 01, 2020 ⏰

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El réquiem de unos ojos sin almaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora