Capitulo 3

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Ecthra, salió de una pequeña casa de campaña improvisada, amarrada a un árbol, realmente, estaba un poco eufórico ya que no encontró a su compañero a un lado cuando despertó, pero apenas salir, él se encontraba en frente, moviendo las brasas y restos que quedaban de la fogata de la noche anterior, su pelo largo estaba intacto, al igual que sus ropas, los pájaros se escuchaban en todo su esplendor, cantando fuerte, proclamando el nuevo amanecer.

-No me digas que no dormiste –Las ropas de Ecthra estaban arrugadas, Hunter volteo a mirarlo, quitándose el sombrero –No –Le respondió esbozando una muy leve sonrisa –No tenía sueño.

-No va a ayudar mucho el que no duermas la verdad –Ecthra se sentó a un lado de el –Si lo haces por estar al pendiente de ellas te equivocas.

Pero Hunter solo dejo salir otra risa –No es solo por eso, no tengo sueño. –Guardo unos segundos silencio –Además, me ofendes, no es como que no sea capaz de aguantar un día sin dormir, o dos, o tres...

-Con dos bastaran –Ecthra, golpeo el hombro de Hunter y se levantó –Lo mejor es que nos demos prisa, no pueden durar tanto tiempo solas...

-No están solas –Hunter puso sus manos en sus rodillas y con un quejido se levantó, comenzó a mover las piernas, demostrando con esto que las tenía entumidas por el frio de la noche –Mande a Edén a cuidarlas.

Ecthra se quedó parado a la entrada de la casa de campaña, apenas iba a entrar, pero al escuchar ese nombre, le causo inquietud. - ¿Es enserio? –se volteo, dejando caer su mano, que apenas iba a abrir los telares de la casa –Dime que es broma.

- ¿Por qué? –Hunter se le empezaba a acercar con paso lento - ¿Qué tiene de malo que haya mandado a Edén?

Ecthra no respondió nada más, solo negó con su cabeza y se metió a la casa de campaña, Hunter, sabia a lo que se refería, sin embargo, no iba a causar un lio por eso, procedió a estirar completamente su cuerpo, y tras sacudirse un poco, termino de llegar a la casa de campaña esperando a que Ecthra saliera. Miro por un momento la amplia vegetación frente a él, todos sus sentidos estaban dispuestos, podía sentir varios seres, hadas, duendes, se atrevería a decir que ninfas y tal vez, también elementales, seres que solo ellos podían captar, si un ser humano común estuviera por ahí, solo podría captar la liebre que pasara corriendo, o con esfuerzo la araña que iba subiendo el árbol, ellos eran capaz de ver eso y más.

Los quejidos de Ecthra lo sacaron de sus pensamientos, este, se agachaba con dificultad para salir de la casa de campaña, pero cuando lo hizo, traía con él un libro grande y viejo, una hoja en la mano y una cajita azul. –Necesito que busquemos esto –Le entrego a Hunter la hoja –Yo buscare unas cosas y tu buscaras otras, nos veremos aquí en el atardecer –Ecthra comenzó a caminar con prisa, mientras Hunter, miraba con confusión la hoja que le acababan de dar.

- ¿Hasta el atardecer? –Hunter intento alcanzarlo.

-Si-Ecthra abrazaba lo que traía en las manos.

- ¿No es mucho tiempo?

-No lo creo ¿Por qué debería ser mucho tiempo? –Se dirigió a Hunter, pero este guardo silencio - ¿Te refieres a seguir dejándolas solas?

-No, sino... que el alba apenas está saliendo, y tú me estás diciendo que nos vemos aquí al atardecer.

-Porque no pienso tener tanta suerte en lo que voy a ir a buscar yo Hunter, en cambio si tú tienes más suerte que yo, de igual manera te veré mas tarde, y por cierto –Ecthra comenzó a caminar nuevamente –En caso de que acabes con tiempo, podrías ir a recoger la leña que necesitaremos hoy, entre ellas leña verde.

El réquiem de unos ojos sin almaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora