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Querido Shoto:
Es extraño escribirte, aun sabiendo que nunca leerás esta carta. Desde ese día he estado preguntándome donde estarás y si estas bien, pero últimamente he estado preguntándomelo con más frecuencia.
He vivido mi vida amando y luchando, acusando y negando. Lamentablemente, no creo que me quede mucho tiempo.
La enfermedad ha vuelto, mucho más fuerte que antes. Los médicos dicen que el SIDA se puede controlar, pero sinceramente no puedo imaginarme viviendo si tu no están. Un mundo sin ti, es muy difícil de visualizar.
No me molesta morir, tengo muchos recuerdos asombrosos de esta vida. Recuerdos de alegría y de caos, hechos por nosotros y por los demonios de los que estamos hechos. Si, creo que finalmente estoy lista para poder suicidarme contigo.
A veces me pregunto, ¿Cuánta de las cosas que hemos vivido recordaras? Como ese día en el examen de ingreso. Aunque éramos alumnos recomendados, también tuvimos que hacer un examen para entrar a UA. O ese día en el examen que hicimos juntos. Si no fuera por ti, no hubiera podido lograrlo. Gracias por la confianza que me diste.
¿Recuerdas el rescate a Bakugo-san? Tuve tanto miedo cuando apareció All for One. ¿Tu también lo sentiste? No pude notarlo si fue así, después de todo siempre fuiste muy bueno escondiendo lo que sentías. Pero tu compañía me calmo mucho.
El día en el que te declaraste me sorprendí, pero fue un día memorable. ¿Quién iría a pensar que el chico más serio del salón me diría tales palabras? Mi "si" era obvio y aun así tu te sorprendiste. Ese día me diste mi primer beso, en un lindo día de primavera mientras los pétalos de cerezos caían a nuestro alrededor. Fue tan cálido.
Es irónico, ¿verdad? El cómo empezó nuestra historia y te fuiste de igual manera, como un único pétalo que paso por mi vida.
Tu fuiste quien estuvo conmigo cuando me declararon VIH. Me apoyaste en mi recuperación y esperaste pacientemente a que me sanara, solo para casarte conmigo. Tu fuiste el único que vio mis lágrimas, ¿sabes? Pero es que tu presencia y tus brazos lograban hacerme sentir fuerte aun cuando me dolía todo.
¿Quién iba a imaginar que eras tu el que más sufría, después de todo?
Nuestra boda fue tan hermosa. Fue pequeña, solo con nuestros amigos y familiares, pero por eso fue especial. Sobre todo, porque en ese día hicimos el amor por primera vez, nos hicimos uno. No tardamos mucho en tener a nuestra pequeña. Mitsuka fue el nombre que elegimos. No la reconocerías ahora. ¿Puedes creer que ya tiene 16 años? Es toda una señorita. A veces lamento no haber pasado tanto tiempo con ella y dejarla tan pronto.
¿Recuerdas el cumpleaños N°5 de Mitsuka? Te encerraste en el baño repentinamente. No quería entrar, ya que pensé que podrías estar haciendo tus necesidades. Teníamos 8 años de casado, pero aún me daba vergüenza verte de esa forma. Paso una hora, y después otra. Empecé a preocuparme. Golpee tantas veces, pero no respondías. No se como hice para abrir la puerta, supongo que la adrenalina del momento me dio fuerzas. Te encontré tirado en el piso.
