Parte 3: "Oferta"

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Un grupo de personas con trajes de marca estaban sentados ante una mesa semi-circular, esperando por su invitado de honor. Se veían tensos, y lo demostraban con su constante paranoia e inquietud.

-¿Creen que llegue a venir?

-Es un asesino a sueldo, siempre y cuando le demos una buena oferta, el vendrá.

-Pues más le vale, es consciente de lo que pasaría si no viene.

-Consciente o no, es de mala educación llegar tarde.

Varios asintieron a la última frase, murmurando frases inentendibles que rasgaban el silencio con suavidad.

El sonido de dos puertas abriéndose de par en par fue lo que rompió por completo la paz reinante, causando que todos los presentes voltearan a ver de donde procedía dicho sonido.

Frente a la puerta, parado con gesto dominante estaba el doctor Flug, usando su regular bata blanca, chaqueta azul de cuello alto y guantes amarillos; detrás de él, venia Connor en su usual traje azul marino y sus lentes oscuros, la única diferencia radicaba en sus guantes blancos y en el maletín negro que sostenía.

Avanzaron con serenidad hasta el centro de la habitación, rodeados por la mesa en la que estaban los distintos políticos y jefes mundiales. Flug acabo sentándose en una silla de estilo contemporáneo justo frente a todos ellos, mientras Connor se quedaba parado justo detrás.

-Buenas tardes para todos ustedes, caballeros- su forma de hablar era algo altanera, con cierto aire sofisticado-; excepto, claro está, al presidente de la Organización de Salud Global. Creo que todos sabemos que es mujer, así que no tiene que preocuparse por ocultarlo.

Los altos mandos mundiales exclamaron en perfecta sincronía, volteando a ver al mencionado presidente que, en un acto de coraje, se había quitado la barba y la calva postizas, confirmando la información ofrecida. La ahora presidenta, una mujer de 40 años con el cabello corto, se sentó derecha en su silla y entrelazo los dedos, mirando fijamente al científico.

-Me sorprende que lo haya notado tan fácilmente, doctor Slys- dijo con voz severa.

La risa grave y burlesca del doctor fue lo único que se escuchó por un momento.

-¿Eso? Averiguarlo me tomo menos tiempo del que le toma al representante del parlamento europeo conseguir una erección- dirigió su mirada hacia uno de los primeros hombres que había hablado antes de que el entrara-. Espero que su medicina para la disfunción esté funcionando de maravilla.

El representante le había devuelto la mirada, tornándose rojo tanto de la ira como de la vergüenza, mientras Flug solo le hizo un gesto de saludo con la mano.

-¡¿Te atreves a hacerte el gracioso cuando vamos a tratar de un asunto tan importante?!

Uno de los allí reunidos, un hombre de pelo negro con matices claros, se había levantado furioso de su silla, señalándolo con desdén mientras dejaba salir parte de su furia.

La respuesta del científico fue solamente cruzar las piernas de forma descarada, sujetando en sus manos una caja de cigarrillos y sacando uno.

-¿Y tú qué sabes de importante?- respondió Flug un poco más intenso que antes- Dudo mucho que alguien que solo se excita cuando lo azotan o le patean el culo sepa de eso, de hecho ¿Qué haces tú aquí? ¿No deberías estarle lamiendo las botas al vicepresidente?

Los demás miembros rieron en voz baja ante los cometarios del científico, quebrando ese silencio tan agobiante; sin contar de que se reían del simple suplente del secretario de Estado de Suecia, un hombre casi nada importante, que se limitó a volver a sentarse y no hablar más durante el resto de la velada.

El ambiente se había aligerado un poco, gracias a los comentarios sardónicos de Flug y la evidente vergüenza que manifestaban sus víctimas. Echo un rápido vistazo a su reloj, y fue más que suficiente para hacerle entrar en papel de una vez por todas.

-Bien, ya que estamos más relajados, pasemos a un tema más importante-. Le hizo una seña a Connor, que se quitó uno de los guantes e hizo aparecer en su mano una pequeña flama azul, con la que Flug encendió su cigarrillo- ¿Para quién debo apartar un ataúd?

Todos los que cotilleaban se callaron apenas hizo la pregunta, sentándose firmes en sus sillas y con la vista en torno a él de forma severa. El anfitrión de la reunión, el presidente de la Federación Mundial de Héroes, dio por inicio a la junta apagando todas las luces del sitio, excepto dos que iluminaban precisamente su asiento y el de Flug.

-Tan directo como siempre, Slys. Es una de las razones por las que te llamamos- el anfitrión se enderezo en su asiento, mientras el científico fumaba tranquilamente.

-Ya basta de halagos y dime de quien se trata- dijo Flug con apuro, inhalando su cigarrillo.

El presidente se quedó en silencio, parecía costarle hablar con normalidad. Bebió un poco de agua intentando controlar los temblores en su cuerpo, hasta que por fin pudo retomar la palabra.

-Queremos que acabes con Black Hat.

Todo el ambiente se tensó luego de esas palabras, alertando al científico y provocando que dejara caer su cigarrillo al suelo, para luego aplastarlo con su bota. Cruzo las piernas con actitud descarada y le respondió secamente al presidente.

-No.

Cada uno de los dirigentes mundiales se levantó de su asiento y empezaron una larga jornada de insultos y atropellos hacia el científico, llegando al extremo de arrojar objetos en su contra que eran rápidamente detenidos por Connor, quien los incineraba con su mano.

Nuevamente, el anfitrión de la reunión dio un par de golpes a su vaso, llamando la atención de todos; le dirigió una mirada furiosa a cada uno de los miembros presentes, quienes por temor a cualquier cosa volvieron a sentarse, pero sin dejar de ver mal al científico. Este, por su parte, seguía en la misma postura de antes sin inmutarse ni un poco por el desastre que acababa de ocurrir.

-Tal parece que mis colegas y yo no estamos conformes con su respuesta, señor Slys- la mirada penetrante del presidente parecía llegar a ver incluso tras la bolsa del recién nombrado-. Y sinceramente me extraña de usted, que nunca rechaza una buena oferta de trabajo.

Flug alzo las cejas en un gesto condescendiente, entrelazando los dedos y apoyándose contra el espaldar de la silla.

-Pues es porque esto no es una oferta de trabajo, es un completo suicidio. Además, mi respuesta no era nada extraña, después de todo, ¿Quién en su sano juicio acepta una misión de este calibre sin que haya una negociación de por medio?

Connor asintió a lo dicho por el doctor, mientras colocaba las manos detrás de la espalda.

-Entonces sugiere que si negociáramos los términos de este contrato usted podría acceder, ¿es correcto? - dijo uno de los miembros de la Inteligencia Británica, que estaba allí como apoyo a la Federación de Héroes.

-Tan simple como eso mi amigo- contesto el científico, fijándose por un momento en la mesa donde el resto estaban sentados, que se encontraban bien dotadas de botellas de licor bastante fino, sin mencionar los bocadillos que las acompañaban- Y ten por seguro que me encantara negociar con ustedes en cuanto le den una silla a mi acompañante y traigan un carrito lleno de esas delicias que tienen ustedes. Gracias.

El presidente hizo la cabeza a un lado, observando fijamente al hombre a su lado, quien era su asistente y encargado de manejar la logística de la reunión; este, sorprendido por la extraña atención, se apresuró a cumplir el pedido de forma inmediata. Solo basto presionar un botón y varios hombres vestidos de negro entraron por la puerta lateral, limpiando la mesa de los dirigentes de las botellas vacías y brindándole un asiento a Connor, que no se sentó hasta que trajeron el carrito con lo que pidió el doctor.

Connor se quitó los guantes y se apresuró a escanear todos los alimentos y bebidas que le trajeron a Flug, revisando cada uno de los ingredientes de la etiqueta mientras el doctor solo observaba de forma neutral.

-Entonces, ¿empezamos?

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⏰ Última actualización: Dec 01, 2020 ⏰

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Que empiece la cacería, Sr. Hat (Mercilless AU)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora