Capítulo 2

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“El pasado,
lago para un solo nadador:
El recuerdo”.

—Ali Ahmad Said Esber.

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Existían esas situaciones en las que sentías que el tiempo avanza mucho, muchísimo más lento de lo normal, mientras tú también te congelas poco a poco con él, pero lo peor de esto es que también te sientes asustado, consciente de lo que está pasando y con altas ganas de huir, pero no puedes, porque, pues, estás congelado.

Un sentimiento digno de usar en una película de terror.

O cuando alguien completamente inesperado aparece frente a ti, con una apariencia tan normal, mientras tú tienes un lío en tu cofre.

Jiang Cheng tenía que reaccionar, tenía que volver a sus sentidos y actuar debidamente. No había caso en ponerse nervioso por algo que solo él comprendía, que solo él sentía.

No había caso en recordar lo que prometiste olvidar.

Lo observó casi inconscientemente, vestía tan elegante.

Beep...

Aún tenía la misma sonrisa de los tiempos de antaño.

Beep...

Sus ojos todavía irradiaban la misma amabilidad del pasado.

Beep...

Su voz había cambiado, sonaba mucho más grave y madura que antes.

Beep, beep...

Es más alto, es más guapo, es...

Es de los tantos recuerdos que no quería ver.

Beep, beep, be-

Con su fuerza de voluntad mental, forzó a su corazón a volver a la normalidad, carraspeó un poco para recuperar su voz y con una pequeña sonrisa, esa con la que atendía a todos los clientes, se dispuso a hacer su trabajo.

Aunque para él pasaron horas, en realidad su desconcierto solo duró unos segundos, el mundo no se detuvo por él, porque el mundo no se detiene por un solo corazón.

—Espere un momento, por favor, en seguida le traeré su pedido.— Y rápidamente, él mismo fue a buscar el capuchino.

El hombre solo hizo una manía con la cabeza en señal de asentimiento. Él no tenía idea del conflicto que había causado, ni siquiera estaba enterado de que por su culpa alguien había empezado a naufragar en aguas no sanas, no sabía que por su culpa, uno de los más enterrados deseos de Jiang Cheng se hizo añicos.

«Él ni siquiera me recuerda, ni siquiera sabe quién soy, nunca lo supo, ¿hay razón para emocionarme acaso? Tampoco hay razón para deprimirme, los extraños destinados a ser extraños, siempre serán extraños.»

Pero Jiang Cheng tampoco estaba enterado, cuando aquel hombre vio sus ojos, vagos momentos del pasado fluyeron en su mente, tan vagos que podía fácilmente ignorarlos, pero no lo hizo; dio un rápido vistazo a la peculiar persona, desde su apariencia, su actitud, las inusuales orejas de gato y lo que resolvió sus últimas dudas, la plateada placa sobre el bolsillo de su camisa, donde estaba grabado un único nombre.

Jiang Cheng.

Alguien como él, con su buena memoria, no podía olvidar que una vez existió la familia Jiang. Entonces era fácil deducir que este era el segundo hijo.

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⏰ Última actualización: Jan 18, 2021 ⏰

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Los inolvidables sentimientos del primer amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora