Capítulo 16

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Con Juleka y Rose.

La Lavillint estaba totalmente asombrada, pues... Nunca espero que esa noche su amiga de la infancia se le declarara.

Se paro de su asiento. La gótica esperaba recibir un golpe en la mejilla o un insulto por ser Lesbiana, pero ni el golpe ni el insulto se hicieron presente.

- Juleka... Yo... No pensé que te me declararas - dijo la rubia, con la mirada baja, la gótica se paro, pensando que con esas simples palabras la habían rechazado, y no le sorprendía, pues tal vez su amiga no tenía los mismo gustos de género que ella, y no la culpaba.

- T-te entiendo... Y-yo... Me alejaré de ti si así lo deseas - dijo la gótica, triste y cabizbaja.

La rubia de estatura baja alzó la mirada, dejando ver en sus ojos azules lágrimas que estaban por salir, y un leve sonrojo.

- Y-yo - decía la rubia, con la voz entre cortada, logrando obtener de nuevo la atención de la gótica. - Eh estado esperando esto por años, tonta - decía la Lavillint, dejando totalmente sorprendida a la gótica.

- L... ¿Lo dices en serio? - pregunto con asombro.

- Por supuesto que sí - respondió, mientras por su mejilla izquierda se resbalaba una lágrima de felicidad.

La Couffaine abrazo muy fuerte a la Lavillint, totalmente feliz de que correspondiera sus sentimientos. La rubia también la abrazo, con felicidad y amor.

- ¿Entonces que dices? ¿Quieres ser mi novia? - pregunto la gótica nuevamente, extendiendo la rosa.

La rubia tomo la rosa, y respondió.

- Por supuesto que sí - dijo totalmente feliz. La gótica se acercó al rostro de la rubia, y plantó un dulce beso en los labios de la bajita.

- Gracias... Por aceptar - dijo la gótica.

- Y, a todo esto... ¿Nathaniel lo sabía, verdad? - pregunto la rubia, con un leve sonrojo por el beso de antes.

- Eh... Bueno si, el me ayudó en gran parte - respondió la Couffaine.

- ¡Lo sabía! ¡Me las vas a pagar Kurtzberg! - decía la rubia fingiendo estar enojada.

- Jaja... Bueno, ammm ¿Quieres que te lleve a casa? - pregunto la gótica, pues ya era un poco tarde.

- Por favor, Novia - dijo, y la Couffaine sintió una agradable sensación de electricidad recorrer su columna, era agradable que la rubia finalmente fuera su novia.

Las chicas se dirigieron a la salida, caminando rumbo al hogar de la rubia, agarradas de la mano.

Al otro día con Chloe.

La rubia se levantó, con pereza y sueño, se dirigió al baño, para darse una ducha. Unos minutos después salió con una toalla al rededor de su cuerpo. Seco su cabello y lo peino en la típica coleta alta. Se puso ropa delgada y fresca ya que hacía calor. Tomo al muñeco en brazos junto al biberón y bajo para desayunar.

Ya en la cocina, si, estaba en la cocina y no en el comedor ya que extrañamente quería prepararse algo para desayunar ella misma. Quería al ligero, dulce pero sin exagerar y jugoso.

- Oye, quiero prepararme algo jugoso y dulce a la vez para desayunar. ¿Que me sugieres? - pregunto al Chef, quien se sorprendió a tal punto que casi se le cae el plato que traía en manos, pues no era normal que la señorita Bourgeois estuviera en la cocina. La rubia solo lo observaba neutral. - Eso si, que sea natural y que no engorde.

- E-eh... Podría yo prepararle un cóctel de fruta si usted gusta - sugirió el hombre, con los nervios de punta, ya que si decía algo que no le guste a la rubia posiblemente sea despedido.

Amor InesperadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora