Capitulo 10

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¿UN VACÍO MUY NECESARIO?

¿Qué puede ser más conmovedor que escrutar una distante galaxia con un telescopio de 100 pulgadas, que sostener en la mano un fósil de cien millones de años o una herramienta de piedra de quinientos mil años, que pararse frente al inmenso abismo del espacio y del tiempo que es el Gran Cañón, o que escuchar a un científico que investiga la creación del Universo sin parpadear? Eso es ciencia profunda y sagrada.

-MICHAEL SHERMER

Este libro rellena un vacío muy necesario». Esta broma funciona porque simultáneamente comprendemos los dos significados opuestos. A propósito, yo pensaba que era algo ingenioso e inventado, pero, para mi sorpresa, veo que actualmente se está utilizando, con toda inocencia, por los editores. Véase en <http://www.kcl.ac.uk/kis/schools/hums/french/pgr/tqr.html> un libro que «rellena un vacío muy necesario en la literatura sobre el movimiento posestructuralista». Parece deliciosamente apropiado que este declaradamente superfluo libro trate de Michel Foucault, Roland Barthes, Julia Kristeva y otros iconos del alto francofonismo. ¿La religión rellena un vacío muy necesario? A menudo se dice que hay un vacío con forma de Dios en el cerebro, que necesita ser rellenado: tenemos una necesidad psicológica de Dios —amigo imaginario, padre, gran hermano, confesor, confidente—, y que necesita satisfacerse tanto si Dios existe realmente como si no. Pero ¿podría ser que Dios nos confundiera con un vacío que haríamos mejor en llenar con otras cosas? ¿Quizá con la ciencia? ¿Con el arte? ¿Con la amistad humana? ¿Con el humanismo? ¿Con el amor a esta vida del mundo real, no dando crédito a otras vidas tras la muerte? ¿Con el amor a la naturaleza o, como lo ha llamado el gran entomólogo E. O. Wilson, Biofilia?

En uno u otro tiempo se ha pensado que la religión rellena cuatro roles principales de la vida humana: explicación, exhortación, consolación e inspiración. Históricamente, la religión aspira a explicar nuestra propia existencia y la naturaleza del Universo en el que nos encontramos. En este papel está ahora completamente superada por la ciencia, y ya he hablado de ello en el capítulo 4. Por exhortación me refiero a la instrucción moral sobre cómo deberíamos comportarnos, y he cubierto este tema en los capítulos 6 y 7. No le he hecho tal justicia a la consolación y a la inspiración, y en este capítulo final trataré brevemente de ellas. Como algo preliminar a la consolación en sí misma, quiero comenzar con el fenómeno infantil del «amigo imaginario», que creo que tiene afinidades con las creencias religiosas.

BINKER

Christopher Robin, presumo, no creía que Piglet y Winnie the Pooh realmente le hablaran. Pero ¿Binker era diferente?

Binker —como yo le llamo— es un secreto mío, y Binker es la razón por la que nunca me siento solo. Jugando en la guardería, sentado en la silla, en cualquier cosa en la que esté ocupado, Binker estará ahí. Oh, papá es listo, es un tipo de hombre listo, y mamá es lo mejor desde que comenzó el mundo, y Nanny es Nanny, y yo la llamo Nan.

Pero ellos no pueden ver a Binker. Binker siempre está hablando, porque le estoy enseñando a hablar.

Algunas veces le gusta hacerlo de una divertida forma de chillar, y a veces le gusta hacerlo en forma de bramido...

Y yo tengo que hacerlo por él porque su garganta está bastante dolorida.

Oh, papá es listo, es un tipo de hombre listo, y mamá conoce todo cuanto una persona puede, y Nanny es Nanny, y yo la llamo Nan.
Pero ellos no conocen a Binker. Binker es tan valiente como un león cuando corremos por el parque; Binker es tan valiente como un tigre cuando estamos tumbados en la oscuridad; Binker es tan valiente como los elefantes. Nunca, nunca llora... Excepto (como otras personas) cuando le entra jabón en los ojos.

EL ESPEJISMO DE DIOSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora