Parte 4

5 1 0
                                    

Frio y oscuridad, es lo único que siento y puedo ver en este momento. No se en donde me encuentro, no se cuanto tiempo llevo metida aquí, no se quien me trajo y por que estoy aquí. Mi cuerpo esta débil, tiembla por el frio que siento en este lugar. Trato de moverme pero mis mano y pies están amarrados, comienzo a entrar en pánico, tengo miedo no se que hacer, me muevo desesperadamente en la silla que lo único que consigo en caerme al suelo y golpear mi cabeza. Auchhh.

Cuando creo que nadie vendrá, la puerta es abierta haciendo que cierre mis ojos por la luz, cuando vuelvo abrir los ojos, veo a varias personas a dentro, personas no creo, serán mastodontes por lo grande que son. Uno de ellos se acerca a mi y agarra la silla para poder levantarme cuando termina se voltea y vuelve a su puesto.

Unos minutos mas tarde, el radio de uno de los mastodontes comienza a sonar.

-Esten alertas viene el jefe- Cuando escucho eso me asusto, la idea mas acertada que se me puede pasar por la cabeza es que algún narcotraficante me ha secuestrado, también se me paso la idea de que pudiera ser algún fan obsesionado conmigo pero los dos mastodontes que tengo en frente me confirma que eso no es.

Mantengo mi cabeza agachada para no mirar a nadie, no se de que serán capaces estos señores ni lo que me podrán hacer. Escucho los pasos de alguien acercándose pero me niego a alzar la cabeza.

-Vaya, vaya, pero mira a quien tenemos aquí, nada mas y nada menos que a la gran Rosé Smith- Esa voz, levanto mi cabeza como un resorte, yo he escuchado esa voz antes. -¿Sorprendida?-

No me sorprende para nada mirar al mismo hombre que haces unos días apareció por mi casa, después de todo el Audi negro, el encuentro que tuve con el y la muerte del paparazzi, nada de eso fue coincidencia. No digo nada, lo único que hago es mirarlo mientras mi cuerpo lo único que hace es titiritar por el frio que siento.

Ante mi negativa de hablar este le hace una señal a uno de los mastodontes, quien se retira y vuelve con una silla en sus manos para dárselas al gran jefe. Este se sienta en ella para después sacar una pistola y jugar con ella entre sus dedos.

Desde donde me encuentro lo único que hago es mirar el arma para después mirarlo a el. Sexy, es la palabra que se me cruza por la mente al mirarlo. ¿Pero que me pasa acaso estoy loca? 

-Ya que no quieres hablar te contare una historia, hace unos meses un señor llamado Arthur Smith se me acerco en busca de ayuda, no se si te suena el nombre- Pregunta y yo niego con la cabeza. -Interesante- Dice acomodándose en su asiento. -Resulta que este señor vino a mi en busca de ayuda, que le prestara dinero, dijo que iba a cerrar un trato donde iba a ganar el triple de lo que yo le preste, que después que todo acabara me iba devolver mi parte y que me enviaría algunos regalos.

-Déjame adivinar este tal Smith nunca le devolvió nada y ahora quiere que le pague lo suyo- Hablo por primera vez terminando su frase. Este al escucharme, alza una ceja para mirarme de manera maliciosa y reírse de mi. ¿Acaso esta loco?

-Hay algo que no logro entender y necesito que tu me lo aclares- Me dice parándose de su asiento, este comienza a caminar y se ubica detrás de mi, se acerca a mi cuello para después pasar su pistola por zona. -¿Por que te haces la idiota cuando sabes perfectamente de quien te estoy hablando?- Su voz se vuelve mas oscura de lo que ya es, causando que todo mi cuerpo reaccione a el.

-Yo... yo... no tengo nada que ver con ese señor- 

-¿Estas segura de eso?-

-Si, yo no tengo nada que ver con ese señor, puede que llevemos el mismo apellido pero el nunca se ha interesado por mi, nunca estuvo presente en mi vida y creo que ahora menos, creo que estas perdiendo tu tiempo teniéndome aquí- Digo con la esperanza de que me deje salir de aquí. 

Este en un movimiento rápido se coloca delante de mi poniendo la dichosa pistola en mi mentón para alzarla lentamente. -Eres muy bonita para ser mentirosa- Dice. -Si no estas en contacto con el, como me explicas que estuvo en tu casa esta mañana- Su mirada es retadora y sus palabras el gancho perfecto para que caiga en su trampa

En estos momentos, no se que hacer ni que decir, por mas que quiera mover mi cuerpo no puedo, quiero alejarlo y defenderme pero su pistola en mi mentón, su cercanía y el olor que esprende me tiene en un hechizo del que me es imposible salir.

-Tengo frio- Es lo único que alcanzo a decir.

Se aleja de mi, guarda la pistola para después tomar una cámara.

-Vamos posa, eres muy buena con eso- Su celular suena y camina hacia la puerta. -De esta llamada depende tu vida así que ruega por que tu papito colabore.

Así sin mas se van y me vuelven a dejar en este cuarto oscuro.

  















ROSÉDonde viven las historias. Descúbrelo ahora