Parte 3

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¿Cuáles son tus sueños?

¿Qué tan alto crees que puedes llegar?

¿Con ese apellido?

¿En vez de luchar por que no te conviertes en uno de ellos?

A los 13 años esas eran las preguntas de mi psicóloga, profesores, hasta de mi madre. Como puedes soñar a tener un titulo o hacer algo que te guste cuando las personas que te rodean te dicen que no puedes por un apellido, por llevar la sangre de un narcotraficante. Lo único que ese señor dejo, fueron amenazas de gente que lo perseguía y que en muchas ocasiones teníamos que mudarnos para poder sobrevivir.

A los 18 años la agencia con la que trabajo se intereso en mi por una foto que subí a mis redes sociales, ellos me enseñaron todo lo relacionado con el modelaje y actuación, con el tiempo fui ganando renombre y varias marcas comenzaron a interesarse en mi, por un año intente mantener mi información personal lejos de la luz publica pero los medios empezaron a indagar y fue ahí donde conocieron de mi proceder.

Al principio estaba confundida, tenia rabia y a la vez impotencia, muchas sensaciones que no supe como manejar, por varios meses dude si quería regresar, las criticas hacia mi eran despiadadas, la gente simplemente no quería entender que yo no tenia ningún vinculo con ese señor.

Y hoy, cuatro años después la gente parece tenerlo mas presente que nunca, que soy hija de un narcotraficante, duele como nunca, por que cuando creí que todo estaba sanado, vuelve a surgir como un volcán. Me esforcé demasiado en borrar todo ese pasado y que la gente me conociera por mi talento por lo que realmente soy.

"Lo mataron por seguir a una hija de un narcotraficante"    

Era la frase final de la noticia, por un momento decidí no prestarle atención, esa revista lo único que hace es vivir de la mentira, pero cuando el celular de Camila comenzó a sonar supe que esto no era un juego, en las noticias y en las redes sociales lo único que hacen es hablar de eso haciendo todo una escandalo mas grande.

-Esta gente me va a volver loca- El grito de Camila hace que salga de mis pensamiento y de inmediato suena el timbre. -Y ahora quien es el loco que se atrevió a venir hasta aquí- Dice mientras se dirige a la puerta, yo mientras tanto me acorruco mas en mi escondite.

-Que nos dejen pasar- ¿Qué hace mi mama aquí? ¿Nos dejen?

-Señora le digo que su hija no esta aquí, no pueden entrar- 

-Tu me crees estúpida o algo por el estilo, se perfectamente que ella esta aquí ¿Cómo va a salir en un momento como este? Que me dejes pasar te digo- Desde donde me encuentro puedo escuchar los gritos de mi mama.

Puedo sentir los pasos de mi madre caminando por toda la casa, cuando creo que esta por irse la voz de un tercero hace que mi cuerpo se tense y que me pare de donde me encuentro.

-Cariño es mejor irnos y no empeorar las cosas- ¿Cariño?

-¿Que hace este señor en mi casa?- Son las únicas palabras que salen de mi boca ante la escena que tengo enfrente, mi madre esta al lado del comedor y al lado un señor... es alto, rubio, ojos verdes.

Silencio

-¿Que alguien me explique, que hace este señor en mi casa?-

Silencio

-Sara, el solo quiere ayudar- Dice mi madre.

-¿Ayuda?- La interrumpo. -¿Ayuda mama? Me estas diciendo que este señor me quiere ayudar cuando el es la fuente de todos mis problemas en estos momentos madre, por favor Elena se mas original con tus chistes- Suelto una risa amarga. -Edgar necesito que amablemente le pidas a este señor que se retire de mi apartamento- Hablo sin ni siquiera mirarlo, su sola presencia causa nauseas.

-Por que no me lo pides tu- Esa voz.

Por un segundo dirijo mi mirada hacia el para volver a mirar a Edgar. -Edgar- Menciono de nuevo para que actué.

-Edgar no muevas ni un solo dedo, te quedas donde estas- Dice mi madre como si pudiera darle ordenes a el.

Suelto mi risa causando el desconcierto de todos.

-Pero quien se creen ustedes- me tambaleo. -No se me acerquen- Miro hacia abajo y noto algo que hace que retroceda. Vuelvo a reír. -De verdad que usted son especiales- Digo señalando sus manos agarradas. 

-De verdad madre, de verdad, que decepción, se te olvido todo lo que pasamos, te tengo que recordar las veces que nos amenazaron con un arma o un cuchillo para que le diéramos información acerca de este tipo o de las veces que tuvimos que movernos de ciudad huyendo por que nos perseguían o cuando se alejaban de nosotros solo por que eras la esposa de este señor.

-Sara, por favor...

-No, mama, no, no puedes venir aquí a decirme que perdone a este señor y haga como si nada, por que no lo voy hacer, este tipo arruino nuestras vidas, por mas que huyamos, el siempre será una maldita sombra para nosotras... nosotras... para mi.

-Se lo dije a ella y se lo digo a usted- Lo miro. -Usted nunca será mi padre, el día que decidió ir detrás de todo ese dinero sucio perdió el derecho de ser mi padre, no se que enredos le dijo a mi mama para que ella este a su lado pero conmigo no funciona, y otra casa, eso. - señalo sus manos juntas. -Por mi pueden estar juntos a mi eso no me interesa, pero a mi dejen afuera de sus planes no estoy para estar jugando a la familia feliz, si tanto se preocupa por mi lo mejor que pueden hacer es alejarse de mi y dejar de arruinar mi vida.

Sin mas que decir salgo de esa casa lo mas rápido que puedo, me esforcé por no derramar ni una sola lagrima delante de ellos, no quiero que vean lo mucho que me afecta esta situación.

-¿Te acompaño?- Escucho la voz de Camila.

-No hace falta, estaré en el lugar de siempre.

Cuando dejo el edificio trato de no ser reconocida por los periodistas saliendo por la parte trasera, hace frio, y solo llevo unos short haciendo que mis piernas se congelen por la brisa, me subo la capucha, me pongo un tapabocas y unas gafas, comienzo a caminar hasta el lugar de siempre, la casa de Camila necesito despejar mi mente. 

Llevo unos diez minutos caminando cuando unas manos quitan mi tapabocas y lo reemplazan por un paño blanco, el olor fuerte que desprende este hace que pierda el conocimiento.





ROSÉDonde viven las historias. Descúbrelo ahora