Capítulo 3: Buenas noticias y felices cumpleaños.

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New York, 17 de diciembre del 2000.

Estimada señorita Levigne, Abrielle:

Tenemos el agrado de comunicarle que ha sido una de las 200 niñas de su edad (7) seleccionadas para formar parte de las bailarinas de el Instituto Coreográfico de Aby Adams.

Sus clases comienzan a partir de el 4 de enero del año 2001.
Sus horarios serán de lunes a sábado a partir de las 3 a las 7.

¡Que tenga un buen día y siga bailando!

                                                                                                   Atentamente, Abby Adams.

Levanté la vista lentamente de la carta y pude observar a mis tres amigas mirándome con ojos llenos de ansiedad.

-Bueno, al parecer, no me fue tan mal como yo creía...- sonreí con felicidad desbordando por mi rostro.

Las cuatro comenzamos a gritar y nos unimos en un abrazo. Las chicas me felicitaban y seguíamos gritando. Mis lágrimas asomaron por mis ojos pero solo salió una o dos. Realmente estaba feliz. Muy feliz.

Mi madre al escuchar los gritos, subió preocupada y puso expresión de confusión al vernos abranzando.

- ¿Que sucede aquí niñas?- sonrió con tranquilidad.

- ¡¡¡Pasa que tu hija es una nueva prodigio de Aby Adams!!!- gritó Kendall.

Mi madre se unió a nuestro abrazo y me felicitó.

* 2 semanas y media después*

Luego de las fiestas y año nuevo, comenzaban mis clases.

¡¡¡Al fin había llegado el tan esperado 4 de enero!!!

Y no solo porque era mi primer día en el ICAA, sino porque ¡También era mi cumpleaños número 8!

Abrí los ojos, ya que mis padres venían con un desayuno especial para tomar en la cama. Y los regalos.

Muchas bolsas.

Luego de desayunar, los abrí junto a ellos.

Encerradas en las bolsas venían distintas mallas de lycra de distintos colores y diseños y también medias finas. La bolsa más grande traía dentro mis primeras amadas zapatillas de baile.

Una misteriosa caja con algunos agujeros en ella, era la última que me quedaba por abrir.

La abrí con ansiedad, y lo único que pude articular fue:

- Por... ¡¡¡Dios!!!

Allí descansaba un pequeño cachorro, al parecer, recién nacido. ¡Era una hermosa dálmata! Una hermosa mujercita.

Me lancé sobre mis padres para abrazarlos, estaba muy feliz. Desde pequeña siempre he querido una mascota,ya que nunca hemos tenido una... ¡Y ahora la tenía!

- Nos alegra que te haya gustado hija- dijo mi padre- Ahora, ¿Cómo la llamarás?

- Lo pensaré, un cachorro  tan lindo como ella merece un lindo nombre... ¿Que tal... "Lana"? Porque su pelaje es tan suave como un pequeño sweater de la lana.

-¡Nos encanta!- dijo mi madre

-¡Miren la hora que es! Debo irme al trabajo- dijo mi padre mirando el reloj que él siempre llevaba en su muñeca. Seguido del comentario, le dió un pequeño beso a mi madre. Luego me abrazó a mí y me deseó otra vez un "Muy feliz cumpleaños hija, te amo mucho, mucho, mucho." mientras me hacía cosquillas, haciéndome estallar en carcajadas. Era una niña muy cosquilluda y él más que nadie lo sabía.

Finalmente se fue. Terminé de desayunar, me bañé, recibí algunos llamados y mensajes por mi cumpleaños y me dediqué toda la mañana a contestarlos. Llegó la hora del almuerzo y luego me preparé ansiosa para lo mejor de mi cumpleaños, mi primera clase en el ICAA.

Era la hora. Llegué 5 minutos antes de que mi clase empezará. Cuando fue hora de empezar, las puertas se cerraron.

Dando lugar a cerrar una y abrir muchas más, repletas de oportunidades.

* 4 años después *

- Cansadora competencia, eh- suspiré contenta.

- Vamos, no te puedes quejar Abrielle, te haz llevado el primer puesto en el baile del solo de nuestra categoría- me abrazó Kendall.

- Y no sólo eso... también es tu cum...- Mackenzie me dirigió una mirada cómplice.

- ¡¡¡Feliz cumpleaños número 12, Abrielle!!!- Abby entró en el camerino dónde las niñas de su institución se preparaban y cambiaban.

Y gracias al destino, yo era una de ellas.

Hace 4 años me dedicaba a bailar en la mejor academia de mi ciudad y alrededores. Resulté ser muy buena. Al igual que mis amigas: Mackenzie y Kendall.

Maddie no dió lo suficiente en la audición y nos dolió saber que no fue seleccionada.

Pero eso no impidió que siguiera bailando. Entró en otro instituto que era parte de nuesto "rival" en las competencias a las que asistíamos en distintos puntos del país. Pero esa rivalidad entre academias no nos separó a ninguna de las cuatro.

Me cantaron el "feliz cumpleaños" y soplé las velas de una torta que todas mis amigas me regalaron.

Seguía tomándome fotos, recibiendo saludos y regalos de cumpleaños, cuando alguien tocó mi hombro.

Me volteé a mirar y mi sonrisa se borró por completo.

Era Abby.

Y no tenía buena cara.

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⏰ Última actualización: Mar 14, 2015 ⏰

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En puntas de pie || Dylan O'brienDonde viven las historias. Descúbrelo ahora