Prólogo

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   Nunca logré entenderte por completo, quizás aún no pueda hacerlo, pero igualmente lo intentaré, no siempre fuistes así de serio y cerrado.

   ¿No lo recuerdas?

   Pues yo sí, aún recuerdo aquella sonrisa tierna cuando nos conocimos, lo considerado que eras para con los demás, un niño cariñoso, expresivo y con un peculiar brillo en sus ojos para aquellos a quienes eran cercanos.

  ¿Sigues sin recordarlo?

    Entonces tenemos un problema y me veo en la necesidad de intervenir.

    Suspiró antes de enviar aquel mensaje de voz, habían pasado cerca de dos años desde que no le veía y aún así enviaba cada día una nota de voz a aquel chip que había fabricado con esmero para comunicarse entre sí, aunque al no obtener nunca una respuesta, comenzaba a dudar si en verdad lo traía consigo todo el tiempo como prometió el día que se lo obsequió.

    Sus dedos golpearon con ligereza la mesa metálica en que suele trabajar a diario, provocando un rítmico  tamborileo que contribuyó a deshacer todas tus dudas respecto a lo que llevaría a cabo.

   Era un plan descabellado, con un cincuenta por cierto de éxito y otro cincuenta por cierto de fracaso, la mitad de probabilidades entre morir en el intento o vivir para contarlo, pero esas estadísticas lejos de intimidarla solo le impulsaban a seguir adelante, tenía un objetivo claro, volver a verlo, y por eso no se daría el lujo de morir, no sin antes soltarle un escándalo a aquel rubio cenizo que desapareció de su vida de repente, convirtiéndose de un héroe de clase S a uno de los villanos más buscados y temidos por la asociación.

   _Saitama, tú tampoco te salvas_sentenció, trazando círculos negros sobre aquel mapa de Ciudad B, señalando un par de locales que visitaría en cuestión de horas_Te patearé esa cara de huevo que tienes, aunque no sirva de nada, pero me lo debes.

   Se levantó con ímpetu de su puesto de trabajo, no sin antes dejar con cariño una carta en la parte izquierda del mismo.

   Doctor Kuseno, perdón, pero debo ir por ese estúpido cyborg...o al menos intentar hacerlo desistir de su mal camino.

    Pensó girando sobre su eje, marchándose del lugar a paso calmado pero con un brillo diferente en su mirada dorada, determinación.



My evil cyborg | Genos |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora