El Lobo Herido

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14/Marzo/2017

Era de noche en esta ciudad, los locales de comida son los últimos en cerrar y en el que trabajaba la Princesa Feliz no era la excepción.

Solo que en aquel tiempo no era una princesa ni era feliz. La llamaremos Sarah y en ese momento ayudaba a su amigo de hace varios años a cerrar para que él pudiera irse antes

-- Segura que te puedo dejar esto? - pregunto él amablemente mientras corría al baño para cambiar su uniforme

-- Si! Ve, puedo con esto. Solo saco la basura y termino, además hoy es tu gran día verdad? - Respondió ella con una sonrisa cansada y apoyándose en la pared para no caerse

-- Si, hoy es el día. Al fin le preguntaré. Muchas gracias preciosa! - Salió del local sin decir más mientras ella levantaba ambos pulgares en señal de animo.

Estando de nuevo en su soledad comenzó a contar con los dedos las tareas que le habían falta, supo que tardaría un poco más de lo normal pero acabaría no tan tarde. Con eso en mente recogió sus mangas y se puso a limpiar la cocina

Al final saco la basura por la puerta de atrás que llegaba a una calle por dónde solo pasaba el camión que la recogía, al otro lado había un cerca caída y medio rota separando el camino del bosque donde podía haber animales salvajes o cosas peores.

Ella encendió la luz de la calle y se asomo con cuidado antes de salir para evitar inconvenientes. Salió con dos bolsas negras arrastrándolas pesadamente mientras veía a todos lados intentando distinguir si alguien se acercaba, después de ponerlas en el contenedor una sonido la sobresalto

Se giro velozmente hacia la reja del bosque que se había movido, al principio pensó que era el viento que había estado soplando con algo de fuerza a lo largo del día como si el invierno se negara a marcharse todavía.

Pero no había sido eso. Tardó unos momentos en distinguir algo entre la oscuridad de los árboles hasta que pudo ver un destello azul proveniente de una de las sombras de estos. Eran un par de ojos azules que avanzaron hacia donde estaba ella. Se movían con lentitud y el foco de la calle no conseguía iluminar lo suficiente para que Sarah distinguiera a quien pertenecía esa mirada

Se llevo la mano a su cintura intentando buscar algo con lo que defenderse pero no tenía nada, todas sus cosas las había dejado dentro del local. Un gran nerviosismo comenzó a invadir la y retrocedió lentamente

Una ves estubo lo bastante cerca pudo distinguir de que se trataba; era un lobo bastante grande, no estaba segura pero sabía que había una raza de perros que se les parecía mucho. Se movía con cuidado cruzando la cerca en dirección hacia ella deteniéndose a unos metros.

Ella pudo verlo con más claridad a la luz tenue de la bombilla y noto que el color grisáceo del pelaje que lo cubría estaba cubierto de tierra y manchas rojizas, también parecía cansado. Cómo si en cualquier momento fuera a caer e incluso así a Sarah le pareció precioso.

No tenía la oportunidad de ver animales tan grandes de forma regular pero este le pareció una espécimen especialmente agradable de contemplar.

Pasaron unos momentos en silencio hasta que él aparto la mirada de ella y se giró para comenzar a caminar calle abajo, ella lo vio marchar lentamente mientras cojeaba de una pata. Sintió lastima por el pobre pero aún estaba nerviosa de verlo aparecer. Consiguió avanzar unos 7 metros hasta que comenzó a estornudar con fuerza y después cayó de lado al piso

Sarah lo vio en silencio, esperando que no fuera tan grave lo que le ocurría al animal pero al verlo caer se llenó de preocupación

"Y si era más grave de lo que parecía?" "Y si por no hacer algo un animal inocente moría?"

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