Guardián Real - One Shot

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               Los pasillos de palacio, antes tan deslumbrantes y rebosantes de vida me parecen algo opacos estos días. Hace varios meses se resolvió el tema del collar; han pasado varias cosas desde entonces y todo ha ocurrido en un abrir y cerrar de ojos - sin parar... y por ello, necesito un descanso. Aire fresco; salir de palacio y calmar un poco mi mente. Refrescarla para poder regresar con la cabeza clara y fría y ayudar tomando las mejores decisiones para mi pueblo.

Me decido a visitar a Luis y hacerle la petición de manera oficial y al anunciarme, accedo al estudio del rey, lugar en el que pasa casi todo su tiempo últimamente. El rey, mi esposo, levanta la mirada de unos documentos que están sobre su escritorio y me regala una sonrisa.

           —María, ¡qué agradable sorpresa! Dime, ¿a qué debo tu visita?

           —Vine a saludarte antes que nada y a hacer una humilde petición.

           —¿Petición?—me mira extrañado—. Adelante.

           —Quisiera salir de viaje; uno corto—me apresuro a decir—. Quisiera visitar la villa a las afueras de Versalles para tomar aire fresco; tener unas pequeñas vacaciones. Creo que podría venirnos bien a ambos. No hemos parado ni un minuto y comprendo que es parte de nuestro trabajo como soberanos del país, pero estos días han sido más tranquilos y el pueblo parece ser más feliz. Nos estamos recuperando de la crisis también, así que pensé que tal vez podríamos... ¿Qué te parece?

           —Oh, María, no sabes lo feliz que me haría acompañarte, pero tengo varias reuniones que requieren de mi presencia. Pero, te diré qué: ¿por qué no sales tú? Has estado muy estresada y dedicada cambiando la opinión pública sobre ti. Y créeme que hablo por todos cuando digo, que somos afortunados de tenerte como reina. Has implementado decretos y ayudas que están sacando de la pobreza al reino. Además, creo que necesitas esas vacaciones más que yo. 

El rey se ha acercado a mí y coloca su mano sobre mi mejilla mientras dice esto último. No quisiera dejarlo sólo, pero creo que en esta ocasión en verdad necesito un tiempo lejos de la corte y todo lo que ello implica.

           —¿En verdad no te importa?—El rey asiente en respuesta.

           —Pero, no puedes ir sola. Eres la reina de Francia después de todo. Le pediré a Lafayette que te acompañe.

           —¿¡Lafayette!?—no puedo evitar sobresaltarme y retomo la compostura lo antes que puedo—. Es decir, tal vez tenga otras cosas que hacer... ¿no prefieres que se quede contigo?

           —Puedo resolver lo que tengo que hacer con mis consejeros y Blaisdell. Además, me daría más tranquilidad saber que él es quien te está protegiendo. Es un hombre muy leal y un excelente militar.

           —Muchas gracias, en verdad. Partiré mañana y te haré saber en cuanto lleguemos.

           —Te lo agradecería mucho. Son un par de días de camino y quisiera estar tranquilo de que lleguéis a salvo. Ahora, debo volver al trabajo. Ve a preparar tus cosas y yo hablaré con Lafayette de inmediato.

Asiento, hago una reverencia y paso a retirarme. A pesar de lo feliz que me siento por poder partir, no puedo evitar sentir mariposas en el estómago al saber que Lafayette me escoltará. Llego al fin a mi habitación y le hago saber a Madame Deniau las noticias, por lo que me ayuda a preparar mis cosas y organizar a los sirvientes para que salgan de inmediato y dejen la villa lista e impecable para cuando lleguemos.

           Mientras preparo mi equipaje de mano, veo el antifaz que usé hace algunos meses. Lo tomo en mis manos y no puedo evitar recordar nuestro encuentro en el baile de máscaras.

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