Capitulo 3

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Disculpas y primeras veces

El rubio resoplo y tiro la mochila antes de dejarse caer en el pasto artificial de las chancas. La había cagado, y lo sabía. La cago en el momento exacto en el que le grito eso a Lilyana. No, el no jodió la apuesta, es mas el no sabía por que mierda la había aceptado. No era por dinero, ese le sobraba; solo era porque no quería parecer un gallina huyendo. Pero era posible que también fuera por que esa era una excusa y manera de acercarse a Lilyana. Esos sentimientos que el pensaba a ver eliminado salían a flote de vez en cuando.

Se acostó y saco los audífonos de su bolsillo, se los puso y con las manos entrelazadas a la altura de su estómago cerro los ojos dejando que la suave musica del piano lo tranquilizara.

***

Malvado, idiota, maldito, psicópata, asesino, abusador, malcriado, estupido, hijo de puta pero sobre todo y el que mas le molestaba era violador...

Esos apodos le habían asignado a Thomas. El no era una persona mala ¿o si?

Pero de todos y cada uno de los apodos que le habían puesto el que mas le molestaba era violador. Que por que le pusieron así. Hace tiempo en donde vivía había una chica hermosa, el cayo en sus encantos y en cuanto menos se lo espero ella lo acuso de violación. El no era eso. Podía ser todo menos un ser repugnante que abusaba de las personas. No el no era eso. Pero después de lo que le paso nunca volvió a ver a una mujer igual. Si antes las respetaba ahora las trataba como blasfemias, como seres malditos. El no tenia la culpa de ser así.

Tal vez sin eso no hubiera pasado sería alguien diferente, pero eso que vivió fue de lo peor y cegado por la ira nunca volvió a ver a las mujeres con los mismos ojos. Las odiaba. Pero el tampoco era capaz de reconocer por que era así. Tal vez al fin y al cabo si estaba loco como otros decían.

***

Lilyana estaba sentada en las gradas como siempre, observando de vez en cuando el cuerpo tirado del joven rubio que estaba a unos metros de distancia de ella.

Saco un cigarrillo y lo encendió con el mechero, lo puso entre sus labios y lo empezó a fumar.

Muchos se preguntaban por que ella era así. Fría, calculadora, mentirosa, manipuladora y hermosa. Que podía decir, ella no escogió ser como es. Ni tampoco escogió su vida.

Soltó el humo del cigarrillo, saco de su boca el pequeño artefacto y lo tiro lejos antes de pisarlo. Se supone que lo iba a dejar, se lo prometió a ella misma. Tomo su mochila y se la colgó en el hombro, metió sus manos a los bolsillos y empezó a caminar a donde estaba la cafetería, pero la agarraron del hombro deteniéndola. Sabia lo que venia. Se giro y vio a Ryan con el ceño fruncido ¿Que mierda quería? Se pregunto.

—Lo lamento — dijo, arrepentido —. No se que me paso, yo nunca te hubiera llamado así, aunque fue Less quien te llamo así — divaga, sacude su cabeza para centrarse —. Perdón.

Lilyana encarna una de sus perfectas cejas en un ángulo perfecto. El de verdad parece arrepentido.

—Bien — dice, sorprendiéndolo —. Esta bien, de todas maneras no tienes que darme ningún tipo de explicaciones y sobre todo — sacude su mano para soltar su agarre — no me vuelvas a buscar.

Da media vuelta y entra a la cafetería.

Ryan hace una pequeña mueca, aprieta sus labios y empieza a caminar así a su mesa.

Las burlas no hacen falta cuando se sienta.

—Bueno ya no — dice, hastiado.

—Ay Ryan no seas un maldito aguafiestas — se queja Thomas —, además se supone que hasta ahora ya deberías ir avanzando en la apuesta, y ¿que has logrado? Nada.

Tratando de amarte y no matarteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora