Capítulo I: BIENVENIDO A HORWICH

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Todo comienza cuando Aiden Rowell tenía nueve años. El solía tener la familia perfecta, su madre Anais Rowell y su padre, juntos vivían en la ciudad de Hángover. todo parecía feliz en la vida del chico hasta que el día en que cumplió diez años se había quedado todo el día esperando a su padre para recibir su sorpresa, pero este nunca llego y más tarde supo la razón... Este  había muerto en un accidente cuando venía a recogerlo. Aiden se quedó sin palabras viendo como su madre derramaba lágrimas de tristeza por tan gran perdida; desde entonces la vida del joven cambio para siempre. Para poder mantener a su hijo la madre de este encontró un trabajo de secretaria pero el empleo requería de constantes mudanzas a varias ciudades debido a las constantes negociaciones.
Durante los últimos seis años el chico se veía un futuro incierto, como vivía mudándose constantemente de ciudad en ciudad, no tenía amigos fijos y en cuanto a su situación amorosa le era imposible mantener una relación por este hecho. Ya teniendo 16 años y aun con estos problemas el ahora niño seguía se convirtió en un  adolescente humilde, ayudaba a su madre con lo que necesitara y se las arreglaba para hacer los quehaceres del hogar mientras ella estaba ausente; de vez en cuando  se preguntaba que iba a ser de su vida ahora, ¿Que le depararía el futuro?. un día su madre llego a la casa muy emocionada  y le dijo:
-Aiden te tengo buenas noticias-
-Las mismas de siempre mama, que nos mudamos... Otra vez, eso ya no me sorprende... iré a empacar- respondió Aiden-
-Espera... bueno si nos vamos a mudar, pero esta vez ¿Qué crees, me hicieron una transferencia permanente-
-¿De verdad mama?- Al principio el joven se alegro, pero luego  guio su mirada hacia abajo y su madre al verlo todo cabizbajo lo abraza-
-Tranquilo hijo, entiendo porque te pones así, esta vez te prometo que todo va a cambiar... por fin vas a hacer tu vida sin interrupciones, sin más mudanzas... animo, ayúdame a empacar-  el joven se alegra un poco y le responde:
-está bien mama, ya quiero ver a qué ciudad nos iremos-
-traquilo, te lo contare todo en el camino-
Así fue como Aiden se dió cuenta de que su vida iba a cambiar,  nunca se imaginaria que al lugar donde iria, su vida daría un giro completamente inesperado. De camino a esa misteriosa ciudad, este se había quedado dormido, soñando recordó unas  palabras que su padre le había dicho días antes de morir: -hijo... prométeme que pase lo que pase vas a ser un hombre fuerte, no derrames más lagrimas innecesarias, las veces que no este protege a tu madre, aférrate a ella... sigue el camino en el que crees, el mundo es grande, no pierdas la calma algún día encontraras tu camino; Aiden lo abraza prometiendole que cumpliría con sus palabras, de repente este recuerda el momento en el que le dijeron que su padre  había muerto y este con una profunda tristeza grito a todo pulmón “papa”. El joven se despertó acelerado, como si hubiera tenido una pesadilla, su madre lo mira y le dice:
-¿Otra vez ese sueño?-
-Sí... No dejo de pensar en sus palabras, lo extraño mucho... no le fallare-
- y no lo has hecho,  mírate... eres un hombre fuerte, siempre me has protegido, estoy segura de que el está tan orgulloso como estoy yo de ti-
-sus palabras no serán en vano... cambiando de tema ¿A dónde nos dirigimos?- Aiden revisa los folletos, mientras los observa con atención su madre le responde:
-Se llama Horwich... unas compañeras de trabajo me dijeron que era una ciudad muy rara y sobrenatural-
El joven observa el folleto fijamente, como si algo lo atrajera, asi como el metal se atrae al imán, sentía como si algo lo estuviera llamando, tenía una sensación muy rara hasta que su madre freno diciéndole que habían llegado, este volvió a reaccionar y antes de bajarse del auto mira por la ventana y sorprendido le pregunta:
-Espera, y ¿esta casa la rentaste también?-
-No, esta es la única herencia que te dejo tu bisabuelo, cuando supe que te habia heradado esto,  no dude ni un segundo en aceptar el cambio permanente… así que... que esperamos vamos a verla-
Al ver la casa por fuera, esta parecía un poco antigua, aunque no muy diferente de las demás. cuando ambos entraron, está no era lo que parecía por fuera, era grande y parecía que alguien había vivido hay no hacen días, se veía muy impecable ¡no tenía nada de antigua! Después de recorrer toda la casa, Aiden empezó a desempacar la mudanza y cuando agarro la última caja esta era muy pesada, de repente este empezó a caminar la caja se rompió y todo lo que contenía fue a dar al piso, en eso se acercó una joven, de pelo castaño y ojos verdes, le empezó a ayudar a recoger las cosas diciéndole:
-¿menos mal y pasaba por aquí no? Esa caja debe traer muchas cosas-
-sí, mi mama es un poco obsesiva con sus cosas-
-¿Eres nuevo por aquí no?-
-si, a mi madre la acaban de transferir a esta ciudad-
Terminando de recoger las cosas la joven le dice: -disculpa no te he dicho mi nombre, me llamo Madysin, soy tu vecina-
Con una mirada tan sutil, profunda y su cara sonrojándose Aiden le responde:
-Yo soy Aiden, Aiden Rowell-
-¿que tal si te llevo a dar un recorrido?-
-de acuerdo, pero me faltan cosas por llevar-todavía mirando la cara de Madysin
- ven... Yo te ayudo-
Entran a la casa y la madre del joven le pregunto porque se había tardado, este le respondió que la caja se había roto pero las cosas quedaron intactas, Madysin se sorprende al ver la casa, presentándose luego ante la madre del joven:
-Mucho gusto soy Madysin Roshel, soy su vecina-
-Es un gusto, me llamo Anais Rowell la madre de Aiden, gracias por ayudar a mi hijo-
-no tiene por qué agradecerme-
-Disculpa el abuso... ¿porque no me ayudas en la cocina?, todavía me falta mucho por desempacar- en eso Aiden interviene y le dice-
-pense que me ibas a dar un recorrido por toda la ciudad-
-no te preocupes Aiden, primero ayudemos a tu madre para que terminen de desempacar no crees, además el tiempo no es problema-
-está bien, voy a mi habitación, la arreglare mientras ustedes están en la cocina-
El joven se dirige a su habitación y mientras la acomodaba, lo primero que notó fue una pintura de un barco naufragando, este se acercó para verlo y en la parte inferior del cuadro habían unas iniciales (LL.HW), dandole curiosidad al principio pero luego no le dio mucha importancia y sigue acomodando sus cosas. Pasaron las horas, al terminar de desempacar la señora Rowell le agradece a Madysin por haberla ayudado, el joven baja por las escalera llendose ambos a recorrer la ciudad. Mientras caminaban por el parque Aiden notó una biblioteca muy antigua, sorprendido le pregunta a joven:
-¿Es usual que una biblioteca así de antigua se encuentre en un parque tan.. nuevo?-
-no en realidad no, ahora que lo dices, si parece algo rara-
Después de quedarse mirándola un rato, ambos continúan recorriendo la ciudad y al empezar a caer la noche el joven nota como está se siente con un ambiente raro, algo así como solo y sombrío sonando de repente varios campanasos; en eso la joven con una actitud algo asustada y de desesperada le agarra de la mano diciendole:
-Tenemos que irnos-
- ¿Porque? ¿Que está pasando? No me has terminado de mostrar el resto de la ciudad-
-no tenemos tiempo, ven... te lo explicaré todo cuando lleguemos a casa, deprisa-
Ambos salen corriendo a toda prisa, y al llegar Aiden le pide una explicación a la joven, esta explica que en Horwich hay una única regla que todos los ciudadanos deben seguir: “a partir de las seis treinta, es toque de queda, ningún ciudadano puede salir de sus casas”; el joven se sorprende ante tal regla diciendo que es absurda una regla como esa se acatará en una ciudad tan hermosa, la joven se le acerca dandole un beso en la mejilla para después irse diciendole que no hay opción, y que tiene que acostumbrarse a vivir con esa estúpida regla; el joven se sonroja un poco, y tocandose  la mejilla su cara se llena de felicidad, entrando luego a la casa.
Ya adentro, este se dirige a su habitación a lo que la señora Rowell lo detiene preguntadole:
-te veo muy emocionado, cuentame¿Qué tal fue el recorrido?-
-estuvo bien, conocí parte de la ciudad y pues... hasta hace cinco minutos todo era normal y de repente todo se puso extraño, parece que nos tenemos que acostumbrar a un absurdo toque de queda
-¿De qué  hablas?-
-dice que a partir de las seis treinta, es toque de queda y que ningún ciudadano puede salir de sus casas-
- que regla tan extraña, para un pueblo tan bonito ¿no crees?-
-sí, eso mismo pensé yo... esta ciudad es muy extraña-
-bueno hijo te tengo una noticia... ya te inscribí en la secundaria de esta ciudad y empiezas mañana mismo- el joven no muy emocionado le responde:
-que bien mama- su madre lo abraza y le dice:
- Tranquilo hijo, por fin podrás hacer los amigos que siempre has querido, ya todo va a ser normal te lo aseguro... Vete a dormir, te espera un gran día mañana
El joven se marcha a su cuarto, antes de acostarse vuelve a ver el recuadro con la pintura del barco diciéndose así mismo: -Horwich… que ciudad tan extraña, ¿Por qué tengo esta rara sensación?... ya olvídalo, tengo que dormir-. Se acuesta, pero al rato se despierta por un extraño ruido, este mira a todos lados pero sin encontrar nada vuelve acostaser, al cabo de un rato escucha una extraña voz, esta decía algo como Horwich de una forma susurrante, al escuchar esto el joven se levanta observando que habia un espíritu justo al frente del recuadro, este era raro estaba envuelto en mantas negras solo se alcanzaba a ver el destello azul de los ojos de esa cosa; este se alarmo y empezando a llamar a su madre, pero esta no le contestaba, asustado le tira una almohada para que el espíritu se fuera, pero la almohada traspaso el cuerpo de este; sin opciones y todo asustado le pregunta al espíritu -¿Qué es lo que quieres?- el espíritu vuelve a susurrar la misma palabra nuevamente pero esta vez señala el recuadro; al ver esto el joven se levanta y llendo hacia este lo baja para examinarlo más de cerca dandose cuenta que de la pared sobresalía una especie de hilo dorado y jalando de esta, logro que una pequeña parte de la pared en forma de cuadro se desprendiese, cuando logro sacarlo un gran destello salen de este empujandolo hacia la cama y  finalmente cuando dicho destello desaparece, el joven se sorprende al ver lo que había detrás del recuadro.

HORWICH: El SecretoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora