Un día en mi oficina de trabajo entraron unos rateros armados y recuerdo que me escondí en un casillero con rejillas, pude ver como uno veía el casillero pero sin embargo no se acerco a tocarlo, no abrirlo, miraba fijamente hacia la puerta de enfrente, tenía un número diez que nunca había visto en mi tres años de trabajar en este lugar, supe que eras tú ayudándome.