Grandes piedras cuidan el calor de su montaña.Al fondo, a lo lejos, donde casi ni la imaginación llega. Estaba ella.
Con larga melena rubia y un vestido azul encantador.
Fuerte, con carácter, con una historia viva a sus espaldas.
En seguida se convertía en un regalo para aquellos ojos que saben valorarla.
Solitaria que saluda y despide con su espuma blanca...
Para llegar a ella...
Un camino de tierra que nos susurra los buenos recuerdos de las huellas que por allí habían pasado.
Y allí, a lo lejos, donde no llegas a oler su esencia.
Dejamos atrás la playa de Cofete, como un secreto entre enamorados que solo cobra sentido cuando habita en lo más profundo del alma.