28.Enfrentar La Realidad

7.8K 765 368
                                    

¿Y si quizás habíamos ido demasiado rápido?

Sé que lo nuestro fue un flechazo instantáneo. A penas a los dos días de conocernos, ya nos gustabamos. ¿Curioso no? No soy una persona que deje entrar a mi vida a todo el mundo, y menos entrar en mi corazón.

Pero con Cameron fue diferente.

No había sentido este nunca, fue como si...conectaramos. No sé cómo sucedió tan rápido, pero sabía que él era lo que yo quería para mi. Quizás él es el amor de mis libros que tanto buscaba.

¿Entonces cómo se jodió todo tan fácil?

No lo sé, eso pregúntaselo al ser humano.

Pero, nosotros nos queremos.

¿Estás segura de eso? Quizás tú le quieres y él a ti no.

No me contesta.

Estará ocupado.

O puede que esté con Brent y se haya olvidado de mí.

O puede que esté durmiendo, es lo más normal teniendo en cuenta que son las seis de la mañana.

Suspiré y me incorporé de la cama. A penas había podido dormir con el embrollo que tenía en la cabeza.

Agarré mi teléfono y lo miré por milésima vez en lo que llevaba de día. Cameron seguía sin contestar. Desapareció. Simplemente se fue a Dios sabe dónde y nadie sabe dónde está. Hablé con Julia, pero ella me dijo que no había dormido en casa.

Beck soltó un quejido y se levantó. Se frotó los ojos y me miró.

—¿Qué haces despierta?

—No podía dormir.

—Cameron, ¿no?

Asentí con la cabeza.

—¿No ha respondido? —preguntó.

—No, Julia me ha dicho que no durmió en casa.

Beck suspiró.

—¿Y nadie sabe nada?

—No.

Beck me acarició el hombro a modo de consuelo.

—Tú tranquila, vamos a desayunar, no te preocupes.

Suspiré.

Nos vestimos y arreglamos y decidimos bajar al centro de la cuidad a desayunar algo, habían abierto un café hace poco y tenía muy buena pinta.

Bajamos en bus y cuando llegamos al sitio me sorprendí. Era un café con un toque antiguo. No estaba muy lejos de la librería y no había mucha gente. Entramos y el olor a café, pan tostado, y bollería inundó mis fosas nasales. Nos acercamos al mostrador y pedimos. Yo ordené un zumo de naranja con un croissant relleno de chocolate. Beck pidió un donut de azúcar con café. Cuando nos los dieron, nos sentamos en una mesa a desayunar tranquilamente.

Estuvimos hablando de distintas cosas y así también logré olvidarme por un rato de la noche de ayer. Cuando terminamos, fuimos a la biblioteca para visitar a John.

Al entrar, nos cruzamos con Dan, el jefe, de sopetón.

—Buenos días. —nos saludó.

Incómoda, le devolví el saludo.

Nos empezó a seguir.

—¿Que te trae por aquí? —me preguntó olvidando que Beck también estaba conmigo.

—Hemos venido a ver a John. —le contesté con una sonrisa de boca cerrada.

Asintió con la cabeza.

Enséñame a sentir #1 ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora