Mi Luz Navideña

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Hace poco más de cuatro años...

Chuuya Nakahara (15), un adolescente huérfano, esperaba que su novio Rampo Edogawa (19) fuera por él a la escuela secundaria donde asistía, pues ambos vivían juntos en casa de los padres del detective, quienes apoyaban su relación y no tenían inconveniente con ello.

Chuuya no tenía amigos. Todos le huían por los rumores que había en toda la escuela: Chuuya Nakahara es gay, le gustan los hombres, tengan cuidado chicos, no vaya a enamorarse de ustedes. Esa discriminación, al pelirrojo lo deprimía un poco, pero al ver que el detective que tanto amaba llegaba por él y sin perderse en el camino, lo olvidaba todo y sólo se iba con él, sin importarle los rumores que eran ciertos. Él no podía enamorarse de ningún otro chico cuando amaba profundamente a Rampo Edogawa, que pese a sus cortos 19 años, era un reconocido detective por resolver múltiples casos criminales con su ultradeducción e inteligencia que lo hacía único, a pesar de no poseer habilidad.

- ¡Chuuya-kun! ¡Ya estoy aquí!

Gritaba Rampo en su llamado, saludando con ambas manos para ser visto por su joven novio. Él y Chuuya tenían un pequeño acuerdo: en la secundaria del menor, se llamarían como hermanos para no dañar más la reputación de Chuuya, según Edogawa.

El pelirrojo apresuró el paso y fue hacia "su hermano mayor", siendo observado por muchos curiosos que creían en ese rumor que en realidad era cierto. El detective arrebató la mochila a Chuuya para ser él quien la llevara en su espalda.

- Rampo-san, me alegra que estés aquí.

Saludó Chuuya con una sonrisa y leve rubor en sus mejillas. Le agradaba estar con Rampo, era su única razón para seguir viviendo, pues no tenía más familia aparte de él.

- Podré olvidar todo, pero nunca el camino que me lleva a Chuuya-kun.

Dijo cariñosamente, posando una de sus manos sobre la cabeza del pelirrojo.

- Rampo... Nunca te separes de mí.

Lo abrazó repentinamente, ignorando las miradas incómodas de los demás. Sólo se llevaban 8cm de diferencia, pese a que Rampo era cuatro años mayor.

Rampo (1.68)
Chuuya (1.60)

Ninguno parecía crecer más.

Regresaron a casa al atardecer, luego de hacer algunas compras para la cena. A la joven pareja siempre le gustaba comprar cosas para comer y poder compartir con los padres de Rampo, siendo Chuuya quien se encargaba de ayudarle a cocinar a su amable suegra.

- ¡Kotaro, Rampo-kun! ¡La cena está lista!

Llamó la señora Edogawa. Servía los platos y el adolescente pelirrojo los llevaba a la mesa, junto con los palillos y algunos otros cubiertos.

- ¡Huele bien!

Comentó el señor Kotaro Edogawa, quien también era una persona amable y abierta de pensamientos. Al igual que su esposa, respetaban y aceptaban con gusto las decisiones de su hijo de tener una pareja hombre. Ellos no dejarían de quererlo por eso, y además, habían ganado un nuevo hijo: Chuuya.

- Espero que sepa dulce.

Ahora fue Rampo quien opinó. Fue a la cocina a lavarse las manos, quedando de espaldas a Chuuya.

- Cariño, Chuuya-kun también preparó un postre dulce para tí. No es necesario que la comida sea dulce.

Dijo su madre, terminaba de servir en los últimos platos la cena y sus guarniciones.

DESTINY [SOUKOKU] [MPREG]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora