N/A: Se hace referencia a los hechos más recientes del manga. Si no quieres spoilers del manga, recomiendo no leer.
Este es un fic Levihan y como siempre, pueden esperar la nostalgia que me caracteriza. Gracias por leer :)
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Despertó gritando. Quizás llorando. No estaba seguro.
Cuando se percató que solo era un sueño y que Hanji lo miraba fijo, sintió como se ruborizaron sus mejillas. Al notarlo, la vergüenza lo recorrió aún más. "Parezco adolescente". A Levi nunca le había importado mucho lo que las personas opinaran de él y la vergüenza no le resultaba una sensación familiar; pero allí, a oscuras en la cama, con Hanji al lado dándole su calor agradable, sí que se sentía un poco adolescente.
-¿Soñaste algo malo?
Era difícil explicarle que gran parte de las cosas que soñaba eran malas y no siempre eran imaginaciones de su subconsciente. Muchas veces eran recuerdos que se repetían una y otra vez, ahogándolo. Solo atinó a asentir.
-¿Me lo quieres contar?-Hanji se inclinó sobre él.
Levi ignoró la pregunta. –Disculpa por haberte despertado.-Hizo ademán de girarse al lado contrario. Aunque la habitación estaba oscura, entraba el claro de la luna por la ventana y estaba segurísimo que podría notar cómo se ruborizaba. Hanji lo atajo por un brazo con suavidad.
-No tienes que contarme si no quieres, pero si ya no puedes dormir de nuevo podemos quedarnos así acostados, conversando o en silencio. No me molesta.
Levi dejó que Hanji se apoyara en su pecho y le acariciara el rostro. –Yo no tengo pesadillas nunca. Tampoco tengo sueños la verdad-confesó Hanji-Cuando llega la noche, mi mente se apaga por completo. No soy de esas personas que recuerdan lo que sueñan.
-Supongo que eso es un don, viniendo de un soldado-notó Levi. Él ciertamente habría amado tener esa cualidad, la vida en general sería más sencilla.
-Quizás-Hanji exhaló un suspiro-No lo sé-Su mano comenzó a acariciar su cuello y Levi podía sentir que se volvía a adormecer.
-A veces si querría recordar mis sueños. Aunque fueran tristes, podría volver a los rostros de la gente que alguna vez amé y ya no están. Si tan solo...pudiera verlos otra vez, mi vida sería más sencilla.
Levi se sentó sobre la cama. -¿Qué pasa?-preguntó Hanji
-¿De verdad...de verdad preferirías verlos de nuevo? ¿No te dolería tener que recordar también que ya no existen?
-Existen en mi mente. Es suficiente para mí, es mejor que nada, ¿no?
-Para mí, no. Yo... no puedo pensar así. Necesito lo real, lo concreto, lo que puedo tocar.
Hanji se sonrió. Notó el nerviosismo en su voz, sus mejillas arreboladas. Pensó que parecía un adolescente. Así, desnudo y lleno de cicatrices, le parecía vulnerable. Vulnerable y adorable. Dos palabras con las que Levi jamás había sido antes descrito. "Esto es solo para mí" se dijo.
-Yo soy real, yo soy concreta. Me puedes tocar.
Hanji se acercó y pudo sentir su respiración tibia. Lo rodeó con los brazos.
Hanji volvió a quedarse dormida, esta vez con brillo sudoroso en el rostro y besos marcados en la piel. Un dulce aroma rodeaba la habitación mientras Levi la abrazaba por la espalda. "Ella es real, es concreta. Está aquí. Aquí. La puedo tocar"
Aquel se volvió su mantra y cada vez que lo recordaba, unos deseos incontrolables de tomarla entre sus brazos lo dominaban. Se escabullían en los cuarteles, en los bosques, en cualquier lugar donde el resto del mundo no los pudiera alcanzar. Cuando tenía su cuerpo entre sus manos y su corazón dentro de su alma, todo el ruidoso caos del exterior se acallaba y todo se convertía en Hanji y en él y en ellos. La vida tomaba sentido y forma. Las pesadillas de sus recuerdos quedaban reservadas para momentos olvidados y todo su espíritu solo podía ver a Hanji, allí, frente a él, viva.
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Hanji despertó gritando. Llorando quizás. Eso pudo notar Levi cuando le pasó una mano por la mejilla.
-¿Soñaste algo malo?-preguntó él.
-Sí. Esta vez sí lo recuerdo.
A Levi se le aceleró el corazón en el pecho, aunque no sabía el porqué.
-Soñé que morías.-A Hanji se le erizaron los vellos de la nuca.
-¿Ahora?
-No sé... no sé si morías. Solo sé que no te podía ver, que estaba en un lugar donde tú no estabas; y se sentía como la muerte, no sé cómo describirlo, pero se sentía la muerte. –Hanji volvió a llorar-como si ya no me quedara más felicidad en el mundo.
-Pero en ese lugar donde yo no estaba, ¿estabas sola?
-¿Sola?-intentó agudizar su recuerdo-No, sola no. Había personas allí, pero no estabas tú. ¿Cómo podría ser feliz en un mundo dónde no estés tú?
Hanji se enterró en su cuello. –Tuve tanto miedo.
-Ya no hay mundo donde tú estés y yo no. Si en algún momento me marcho, ten por seguro que volveré.
-¿Lo prometes?
-Lo prometo. Como sea. Si escucho tu voz, volveré.
-¿Y si no puedo hablar?
"Eres concreta, eres real"
-No solo se habla con la voz-Levi sonrió-me puedes hablar con tus manos, me puedes hablar con tu mirada.... Yo lo entenderé. Como siempre lo he hecho, como lo hago ahora.
Con esa sensación tan certera, Levi volvió a dormirse. Con Hanji en sus brazos, apoyando su cuerpo contra el suyo, ahora era Levi quien ya no tenía pesadillas. Dormía un sueño lleno de sobresaltos, pero ya no recordaba los pormenores. "Hanji sueña, porque hay algo que necesita recordar a toda costa" pensó, pero aquel pensamiento no le hizo sentido alguno.
Al final de su camino juntos, Levi no pudo llorar ni tampoco pudo gritar. Aquel día, solo la pudo contemplar e intentar capturar en su memoria todo lo que ella era, todo lo que su hermosa alma le había dado. Cuando la vio marcharse, yendo directo a su muerte, el corazón se le desgarró en miles de pedazos. No podía sentir más que dolor y desesperanza. El mundo era ya oscuro y negro y desgraciado.
Mantuvo la compostura. Aún tenía un deber que cumplir. Promesas que llevar a cabo. Muertes a las que debía dar sentido.
Levi no pudo gritar. Levi no pudo decirle nada más. En el momento en que Hanji se marchó, a entregar su corazón, a aquel lugar donde él todavía no podía seguirla, todo el sentido de la existencia misma se desvaneció con ella.
"Eres concreta, eres real" se repitió mientras volaban por los aires rumbo a pelear con Eren "Pero ya no te puedo tocar"
Y tocarla era el último deseo que le quedaba que era solo suyo. El último deseo que se había permitido tener y luego de ese, ya no habría más. Un último sueño, una última pesadilla.
