𔗁꯭㈼ᅠ3

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aquí de nuevo, je.
¿están listos/as?

Gruñó enérgico. Sus manos se clavaban en la tierra, arrastrando grandes terrones en su movimiento constante, llevaba desde altas horas de la madrugada así y solamente se dio por satisfecho al ver el tamaño y profundidad del hoyo, lo rellenó con hojas secas y se fue metiendo dentro de el, dejando la cabeza libre. Era la tercera vez en el mes que hacía una cueva en la tierra. Estaba todo sudado y en unas horas debería ir a la escuela, pero disfrutaba mucho resguardarse ahí por un rato, estaba en su instinto y más en estos días.

 Estaba todo sudado y en unas horas debería ir a la escuela, pero disfrutaba mucho resguardarse ahí por un rato, estaba en su instinto y más en estos días

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La lluvia caía lentamente sobre toda la ciudad, parecía que Dios estuviera regando sus plantas. Las personas caminaban de un lado a otro con sus asuntos cotidianos, ya agradeciendo o quejándose de la lluvia matutina.
Taehyung salió del refugio cerrando tras de sí el cancel que en automático se activó el seguro después de un pitido.

Pensaba en entregarle la chamarra negra doblada dentro de una bolsa de plástico pero tenía frío, llegando temprano podría aprovechar y secarla superficialmente antes de que Jungkook llegase por ella. A decir verdad, le estaba gustando, era calientita, amaba ese color y además, no sólo cubría sus brazos y espalda, al ser ancha como el cuerpo del jugador de fútbol americano, le resguardaba el cuello y una proporción buena de la cintura y piernas. Era como llevar puesta una cobija.

Se despidió mentalmente de ella.

La dobló con cuidado y la guardó en aquella bolsa de plástico desechable mientras escuchaba como uno a uno se iba adentrando en el mismo salón. Se sentó en silencio y de repente notó que unas chicas platicaban obviamente sobre él. No era tan extraño, las chicas siempre hablaban de él pero no le gustaba la manera en la que se reían y cuchicheaban. Aparentó estar ocupado con su lectura.

— ¡Oye, Kim! —una de ellas le llamó desde el extremo del salón—. ¿Es cierto que vives en un refugio? —la otra mujer secundó con una leve risilla.

Alzando una ceja, no particularmente herido, se preguntó cómo habían conseguido esa información. Mas le valía al señor Seokjin haber mantenido sus palabras en secreto como quedaron.

— ¡Yo lo vi! ¡No intentes negarlo! —gritó Hoseok adentrándose junto con otros tres.

Ah, entonces el maestro no tenía nada que ver. Se disculpó mentalmente aunque no lo hubiera ofendido en realidad. Ya eran más personas las que se reían pero afortunadamente el profesor Namjoon interrumpió el acoso con un saludo y anotando enseguida el tema que verían ese día.

Taehyung miró hacia su izquierda, Jungkook no había llegado aún.

De manera extraña, Nayeon estaba fuera de aquel salón quizá esperando a su novio, sin embargo, no tardó en saludar cuando visualizó al de piel canela.

— Taehyung, buenos días.

— ¿Buscas a Jungkook? —intentó ser discreto, aunque en realidad no se le daba aquello, al parecer.

La Bestia y su Amo  ©  kooktae.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora