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Me encontraba en el instituto.

Eran aproximadamente las 11:30 de la mañana y todos mis compañeros de clase comenzaron a salir en grupos.

Me quedé en clase un poco más. Aquel silencio era reconfortante.

Hasta que la voz del profesor interrumpió el silencio mandándome fuera de la clase.

Me dirigí al comedor, pero resultó estar lleno, no tenía pensado comer, solía quedarme allí para observar a la gente que se sentaba y hablaba con sus amigos.

Al ver que estaba lleno decidí ir a la azotea a coger un poco de aire.

Cuando llegue vi algo que me sorprendió, mejor dicho, alguien.

Era una chica de ojos castaños oscuros. Tenía el pelo corto y ondulado. Vestía con el uniforme escolar y llevaba un colgante de color dorado alrededor del cuello el cual agarraba.

Me extraño mucho ver a alguien allí, normalmente no solía haber ningún estudiante.

La chica al percatarse de mi presencia se giró y me miró fijamente.

Le devolví la mirada. No era incómodo.

Sentí como si me quisiera decir algo con sus ojos castaños oscuro.

Segundos después se giró mirando otra vez a las vistas que había del instituto.

No sé muy bien como expresar lo que sentí en ese instante en el que estuve con ella, pero no me sentí mal. Esa mirada…creo que quería decirme algo.

Sonó la campana.

Ambas nos levantamos a la vez. Paso delante de mi y desapareció entre las escaleras.

¿Qué paso en ese instante? Realmente no entendía nada.

                                                                  _______

Al día siguiente me levanté de mi cama realmente cansada, tanto física como emocionalmente.

No quería ir al instituto y tener que ver todas esas caras, pero me acordé de la chica de ayer. ¿Ese momento fue real?

Me levanté y me dirigí al baño para asearme.

Ya preparada fui a salir por la puerta de mi casa, hasta que mi madre se acercó a mí y me miró fijamente. No supe que responder a si que solo me fui.

De camino al instituto me encontré con Arata.

Arata era un chico de mi clase con el cual no había hablado mucho más de alguna respuesta a sus preguntas sobre matemáticas.

Era alto, de pelo pelirrojo otoñal y una sonrisa alegre que siempre lo acompañaba.

Arata me saludo y le devolví el saludo con una mirada de extraño. Poso sus manos en su nuca mientras preguntaba:

-Nyoko ¿puedo andar contigo hasta el instituto?

Asentí mientras volvía a colocar mis auriculares negros.

No me importaba su presencia ahí mismo, mis pensamientos sobre el otro día vagaban por sí solos.

Sin darme cuenta llegamos al instituto antes de lo pensaba.

Arata me acompaño hasta la clase, no comprendía a aquel chico. ¿Qué pretendía haciendo todo eso?

No era la típica chica con la que cualquier persona con dos dedos de frente quisiera juntarse, pero no pensaba darle mucha más importancia.

Todos mis pensamientos se fueron cuando la profesora de geografía comenzó la clase.

Termino la clase.

Como de costumbre quedé una de las últimas para salir.

Agarré mi suéter y me dirigí al comedor. Al llegar allí vi que otra vez estaba lleno. Parecía que el mundo estuviera de mi contra hoy.

Me fui hasta la azotea y abrí la puerta.

Al cruzar la puerta allí estaba aquella chica otra vez. ¿Qué hacía allí?.

Me acerqué a ella.

Estaba apoyada en la barandilla que separaba el borde de la azotea.

Me puse a su lado mientras le miraba fijamente.

- ¿Qué haces aquí? - termine preguntándole

La chica no respondió. Solamente me miro y apartó la mirada.

¿Qué clase de respuesta se suponía que era esa?

Que le den- pensé

Me aparte de su lado y me senté es una esquina mientras miraba el cielo.

Tenía pinta de que fuera a llover en breve. Y así como imagine comenzó a llover nada más pensarlo.

Me levanté de mi sitio y me dirigí a la puerta.

Cuando fui a salir me di cuenta de que aquella chica de antes seguía ahí quieta.

¿Qué narices le pasaba?

Giré hacia donde ella y le dije:

- ¿Vas a moverte o piensas quedarte ahí quieta y mojarte toda?

La chica volteó y se dirigió hacia mi con aquellos ojos castaños mirándome.

Asintió y comenzó a bajar las escaleras. Y de nuevo desapareció.

Seguía sin entender que sucedía.

Baje las escaleras hasta volver a mi clase.

A la salida de las clases Arata volvió a acercarse a mi mesa. Su mirada era tan alegre y patética como de costumbre.

Le miré seriamente y el seguía sonriendo.

- ¿Qué mierda quieres? -le dije ya cansada de no comprender lo que sucedía

Soltó una pequeña risa.

-Nada. Solo quise estar contigo

- ¿Por qué querrías estar conmigo?

-Bueno ¿por qué no? Te pasas la mayoría de los recreos ahí sentada en una esquina del comedor observando a todo el mundo. Eso me hace pensar que tendrás en mente

- Te imaginaba menos insoportable

-Jajaj bueno parece que aún no me conoces muy bien. Ya que estamos hablando, ¿quieres que te acompañe a tu casa?

-No

- ¿Eh? ¿Por qué?

- Siempre voy sola a casa, no necesito tu compañía

-Venga Nyoko, no seas amargada

- Por si aún no te has dado cuenta, esa es mi especialidad

Con esas últimas palabras saliendo de mi boca deje a Arata solo en la clase.




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