CAP I

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Pov KyuHyun








Era el año de 1963. Nos encontrábamos a mitad de las vacaciones de verano, y los días, que se convirtieron en semanas pasaron a tornarse en rutina. La mayoría de familias acostumbraban a salir de la ciudad, ya que, a todos, por alguna razón les emocionaba la idea de viajar al extranjero, mientras que los demás nos entreteníamos con la de idea de cómo matar el tiempo. Mi familia, los Cho, éramos la clase de familia que lo más lejos que había llegado, era al centro comercial. Mi padre era médico, lo cual conllevaba a una gran carga de trabajo que siempre le restringía, entre algunas cosas, no podía pasar tanto tiempo con nosotros como querría, pero ya nos encontrábamos acostumbrados.

            En aquellos días, cuando recién comenzaba a emplearse una nueva tendencia con colores demasiado brillantes para mi gusto, mi apariencia era del tipo de joven que buscaba no llamar mucho la atención. Era un poco alto en comparación a los otros chicos de mi edad, mi piel poseía un tono lechoso, al cual todos se encontraban un poco renuentes, debido a que estar bronceado era lo de aquellos días, pero, aparte de mi piel o de mi estatura, lo que más podía destacar , y no porque me enorgulleciera, era mi cabello. Éste, era de un tono claro, no tanto como el de algunos chicos de mi clase, más bien de un tono tostado. A mí me gustaba definirlo como un desastre de rulos castaños sin pie ni pa que caían detrás de mis oídos, pero mi madre se empeñaba en hacerme creer que me hacía ver lindo. 

          Era temprano esa mañana. El reloj sobre la chimenea marcaba las nueve en punto. Se trataba de un viernes especialmente cálido; no era de extrañarse en pleno verano. Mi madre, mi hermano y yo, nos encontrábamos aún desayunando como cualquier otro día. Mis labios sorbían suavemente de la taza de café con el mensaje "Sweet and drink" en ella; la verdad es que me encontraba un poco adicto a esa bebida. Mi madre bebía de su jugo de naranja, mientras que DongHae peleaba con el nuevo tostador que papá había comprado hace poco.

          Todo a mi alrededor parecía moverse como de costumbre. En mi mente, pensé que se trataría de otra de las tantas mañanas imperturbables que ya había tenido las últimas semanas. Aparte de estudiar para mi próximo examen a la universidad, algunas veces me entretenía en el estudio de mi padre con sus libros de medicina y otros tantos de derecho. Solía leer un poco de novelas románticas, pero estaba tratando de dejar ese hábito poco a poco. Llegada la tarde, DongHae quizá me insistiría para que fuéramos al cine, o algo así. Después de decirle que no tenía ganas de ir, posiblemente mamá lo amenazaría diciendo que era llevarme a mí, o no ir, y aquello se convertiría en una pelea sin fin. No hay realmente nada que hacer estas vacaciones. Eso era lo que yo pensaba.

          Quizá me atreví a pensar en aquello de una manera demasiado descuidada. En ese  momento aún no sabía lo mucho que iba a cambiar mi rutinaria, pacífica y bien ordenada vida.

           El sonido de las llaves contra la cerradura de metal nos hizo guardar silencio. La taza de café, ahora tibio, aún descansaba entre mis manos. Me encontraba dando un último sorbo, que fue interrumpido—primero por el sonido de las llaves, y luego por el de la puerta abriéndose—. Todos giramos hacía el pasillo que daba a la puerta principal. Luego de algunos segundos apareció mi padre, quien mostraba una evidente sonrisa. Un viejo maletín marrón oscuro colgaba de su mano derecha como de costumbre. En el llevaba algunos medicamentos e instrumentos que podrían ser de mucha ayuda en alguna emergencia. Jamás se despegaba de el, ni dentro, ni fuera del hospital. Pero no fue el maletín lo que realmente llamó mi atención.

Dirty Dancing [YeHyun] [EN EDICIÓN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora