Capitulo único

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  Las gotas de lluvia no tardaron en caer con más constancia, la llovizna fina se transformó en una tormenta eléctrica empezando a acompañar los ruidos del bosque y luces que se veían entre nubes grises, sonando escandalosamente en aquel oscuro cielo. Buscando refugio pudo ver una pequeña entrada a una cueva no tan lejos de su posición, sin importarle que estaba entrando a los límites del Reino Norte, entró a hacer un refugio improvisado. Ya luego buscaría algún hechizo para avisarle a Uraraka de su posición.

  —Perfecto —dijo con sarcasmo, bufando un poco por la situación en la que se vio envuelto, se quitó su bolsa de encima para dejarla secar.

  Abrió su libro que había rescatado de la lluvia, sus dedos inquietos buscaban cierta página, posicionó su cuaderno al frente suyo.

  —Clases con All Might no me fallen ahora —arrancó otra hoja en blanco y copiando el símbolo que aparecía en la página—. Por favor, funciona.

  Rogando que el hechizo saliera bien, convirtió el papel en una pelota arrojándola a algún lado de la cueva. Observó con alivio como brillaba en luz tenue antes de transformarse en fuego creando una fogata.

  Levantó los brazos en victoria.

  —Lo logré... ¡JODER, LO LOGRÉ! —celebra en voz baja y alta acercándose al calor que emanaba para poder sobrevivir al frío invernal que traería la lluvia y el clima helado de la zona.

  Un quejido, o más bien, un gruñido le llamo la atención. No muy lejos de su posición divisó una capa roja y, lo que más rápido pensó, era que ya se había adentrado en Los Cazadores, un reino al Norte del continente un poco hostil por como relataban los antiguos escritos.

  Pensó en salir y alejarse de ese lugar, pero se detuvo al notar como que cada vez que más cerca de esa capa roja veía, más sangre podía notar. Su preocupación no tardó nada en llegar.

   Planeó acercarse para averiguar si esa persona necesitaba ayuda, pero un movimiento brusco de ese desconocido no le dejó avanzar. Él se levantó dejando ver su sangrado pecho, su mano haciendo presión sobre este, apoyándose en la pared y solo haciendo amague de querer huir del pecoso.

  Su respiración rápida, la posición derrotada en la que estaba y sus movimientos repentinamente bruscos no le dieron más que alarmas para darse cuenta lo moribundo que estaba, apenas salió de la impresión, se acercó a él volviendo a tomar su mochila con preocupación en su mirada.

  Eso solo causó que ese bárbaro se aleje más, esta vez llorando un poco y mirando todo desorientado, desesperado y asustado al verse acorralado en una esquina de ese lugar.

  —Hey... No me tienes que temer —enseñó sus manos, mostrando que no traía nada que le hiciera más daño del cual ya estaba sufriendo—. Soy Izuku... Izuku Midoriya, no te planeo hacer daño, ¿Sí?

  Eso no le calmó en lo absoluto, solo lloraba apretando la mandíbula con fuerza mientras se manchaba de aún más sangre. Se dejó caer sentado contra el muro que obviamente no era lo más parejo o lo más limpio, rendido y dispuesto a morir allí empezó a cerrar los ojos de a poco sintiendo mucho frío. Tragó saliva con dificultad, viendo a aquella mancha verde borrosa acercarse cada vez más.

  ...

  Decepcionó a su madre y a su padre, les había prometido volver... Y allí estaba muriendo y a punto por quién sabe qué cosa era eso que le estaba hablando. Cuando le sostuvo por el rostro, acariciando sus mejillas llenas de sangre... Perdió la consciencia sintiéndose mareado.

🌻

  Abrió los ojos, sintiendo su vista mejorar de a poco. Pestañeó un par de veces, viendo cómo en la entrada de la cueva seguía lloviendo, suspiró, solo había sido un mal sueño y nadie estaba allí para dañarlo...

Expedición al norte ⟨KatsuDeku⟩Donde viven las historias. Descúbrelo ahora