Dónde María se moría por Daniela, y buscaba conquistarla, de cualquier forma.
Y Daniela rechazando a esta, simplemente jugando a hacerse la difícil, un pequeño y simple juego que nunca pasará a mayores ¿Verdad?
Jamás terminar por besarse con ansias...
Las horas dentro de la oficina parecian ser años, hacía demasiada calor comparada con otros días, María jugaba con un lapisero y su cabeza tirada en el escritorio, tenía cabellos en su rostro y su pecho sudaba, estaba aburrida, y hacer trabajo y papeleo era lo que menos quería y necesitaba.
Daniela entro con una carpeta, interrumpiendole sus pensamientos, pero eso no le importo por qué ver a Daniela la ponía feliz y con ganas de saltar de felicidad, quitaba su aburrimiento y su cansancio.
Levantó rápido la cabeza y vio como Daniela se sentó frente a ella y abrió la carpeta.
—Necesito tu firma
María mordió su labio, y tomo el lapisero con el que jugaba, firmó la primera hoja, y observo los ojos de Daniela, firmo la segunda hoja, y observo las mejillas de Daniela, firmo la tercera hoja, y se fijó en sus manos que jugaban inquietas, firmo la cuarta hoja, esta vez ya con el corazón latiendo a todo pulmón, y sus mariposas aleteando tan rápido, se fijó en su pecho, tenía un bonito escote cuadrado, no dejaba ver nada por dentro, pero se podía ver su cuello y el resto de si pecho.
Quiso morderse el labio pero no pudo, mirar ese lugar con piel clara le ponía los pelos de punta, firmo la quinta hoja, y reviso sus labios, sus bonitos labios color carmín, bañados en un primo labial, irresistible, necesitaba esos labios contra los suyos, intento calmarse pero fue imposible.
Firmo la sexta y última hoja, y sus piernas jugaban inquietas, deseando correr a los brazos de Daniela.
—Gracias— escupido María y se pudo de pie, queriendo abandonar el lugar.
Pero la voz coqueta y juguetóna de María la detuvo.
—Espera— Daniela volteo, viendo cómo María se ponía de pie—Dime, tu...¿La pasaste bien, el otro día?
—¿Solo me detuviste para eso?
—Solo responde—Insistió.
—No puedo decir que fue lo mejor, pero tampoco fue tan malo— entonces continúo su camino.
—Entonces tendré que hacer otra cita, tal vez logre satisfacer tus espectativas
—¿Cita?—respondio Daniela—No fue una cita, fue una simple salida de superior y subordinada.
—Eso es lo que tú crees— de acerco lentamente a Daniela.
sus dedos tocaban los buros, con cada paso que daba, hasta que quedó frente a ella, mirándola atentamente, sintiendo su respiración contra la suya.
—¿Que haces?
—Eres tan solo unos centímetros un poco más alta que yo
Sonrío juguetóna María, levantando una ceja, parpadeo una vez, y levantó la barbilla, su mano atrapó la de Daniela, está solo miro con desesperación no pidiendo salir del agarre.
María la miro, y tocó su mejilla, un color rojo se apoderó de la cara de Daniela.
Los nervios de María estaban por el borde, no podía evitar morderse el labio con fuerza, el simple echo se sentir y escuchar su respiración, y tocar su suave mano, la desesperaba, la erisaba. Asiendo que se estremeciera en sus adentros.
Entonces en un corto movimiento sus labios se apoderadon de los de Daniela, jugaron contra su boca, labio y saboreo cada borde, superior y inferior.
La boca de Daniela permanecía tiesa, y ella inmóvil, nisiquiera cerro los ojos al sentir el tacto, sin embargo, nunca se separó durante en contacto.
Al separarse, lambio la boca de Daniela suave y delicadamente.
—Me encantas
Daniela tomo la carpeta rápidamente y salió del lugar casi corriendo y de paso zomatando la puerta, María suspiro y río de felicidad, tocó sus labios, y sus mejillas comenzaron a arder, definitivamente nunca se arrepentiría de esto.
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