¿Mundo de las sombras?

Prólogo

La reconstruida mansión Hale se cernía imponente frente a su vista. Se quedó enfrente de la puerta principal, no era necesario avisar su llegada, todos sabían que estaba ahí. No era necesario ser un hombre lobo para escuchar el alboroto de todos en ese lugar. Pudo escuchar a Erika y Isaac discutir sobre una serie, a Boyd y Scott jugando un video juego, y a Lydia y Jackson debatir qué tono de esmalte le queda mejor a la pelirroja.

Un sentimiento de calidez le inundó el pecho, una alegría lo lleno completo junto con un deje de tristeza por irse por el casi un mes. Esa bola de animales se había convertido en su familia, un poco demasiado disfuncional pero familia. Todos se quedarían en el pueblo, lo que pensó que era raro pero lo atribuyo a que terminando ese mes entrarían a duodécimo grado. En un año todos estarán fuera, yendo a la universidad. Se consoló pensando que de verdad necesitaba estas vacaciones.

Detuvo esa línea de pensamientos, giró la perilla y entró al lugar. Todos guardaron silencio cuando lo vieron, le sonrieron con cariño. Isaac fue el primero en levantarse y abrazarlo, después Lydia, Boyd, Ethan, Jackson le dio un apretón de hombros y Scott le dio un "abrazo de oso" —Scott, si me sigues abrazando así me romperás una costilla. —rió bajo haciendo que Scott se alejara disculpándose, Peter le dio una sonrisa paternal. El hombre ya no estaba tan loco como cuando despertó del coma. 

Y luego estaba Derek.

Siempre estaba Derek.

Stiles sabía que había algo cociéndose entre ellos. ¿Dijo algo? No. Realmente no dijo nada, y eso no evitó que esperara algo más. Le dio un apretón de hombro, duró más que con Jackson, tal vez más que cualquier otra persona y pudo ver una pequeña sonrisa, parecía más una mueca pero viniendo de Derek se sintió como una carcajada. —Que tengas buen viaje, Stiles.

Asintió con la cabeza, se despidió de todos con una sonrisa y una señal de mano, de nuevo estaba en la puerta. Su mano en la perilla dejando ver un poco el exterior, se volvió a contemplar a su manada y les mostró una sonrisa de dientes.

—Nos vemos en tres semanas.

Se alejo de la mansión, encaminado a su nuevo destino: Brooklyn.