💄Labial 1: Los Eren Jaeger's

975 77 50
                                    

💄Labial 1: Los Eren Jaeger's, parte 1: Llegada.

[Levi narra]

Mis pasos comenzaron rápido esta mañana, tenía muchas cosas que hacer y poco tiempo. De esa manera me apresuro a terminar de amarrar mis agujetas en los zapatos, un nudo simple pero hecho con la suficiente fuerza para evitar el desamarre. Mis zapatos eran unos botines de cuero negro, contaban con un terraplén de por los menos 10 cm. Eran mis favoritos y bajaba con ellos por las escaleras de madera, esta tiene una forma de caracol y cada vez parece rechinar más por la rapidez que empleó para bajar, llego a sentir la brisa fría congelar mis mejillas y parte de mis piernas y brazos. Olvide decir que tengo puesto un short corto unos 30 a 40 cm por arriba de la rodilla y una blusa blanca sin mangas y de cuello cerrado, ya que odio que la clientela se me quede mirando los pechos y como rebotan con la bandeja en mano.  

Por suerte hoy no estaba atendiendo las mesas y no era porque no quería sino porque estaba cerrado, yo bajaba a la bodega para cargar con los sacos de grano a toscar de este día

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Por suerte hoy no estaba atendiendo las mesas y no era porque no quería sino porque estaba cerrado, yo bajaba a la bodega para cargar con los sacos de grano a toscar de este día.

Pisando un suelo rocoso y con olor a humedad de mierda, no vi la necesidad de encender la luz y perder más tiempo en este sucio lugar, ya que sabia donde estaba cada cosas, las reservas, la carga y el supuesto ingrediente secreto del té negro de mi tío Kanney. Me encamine este maldito sótano y me cargue dos costales en la espalda, listo ello tire media vuelta y empezar a subir de regreso, pero por terminar mi ascenso a la primera planta es que me tope con dos pares de voces platicando entre sí. La primera era una voz dulce, amable y delgada que decía:

—Levi, ya está despierta e igual de dinámica que costumbre.

—Si, sí, pero ¿Dónde está la pequeña rata? - Dice la voz de un hombre de edad mayor — Se le hará tarde y no quiere tener problemas con esos idiotas después

 Su figura de hombre norteño que se pasea con un maldito sombre dentro de casa, de un lado a otro por el sector de la cocina, era la de mi tío.

—Aquí estoy -respondo unos metros por su detrás y voy entrando —Estoy haciendo tu maldito trabajo, viejo idiota.

—¡Oh! Ahí estás, Enana -me dice, yo le empujo con los costales de lado y luego los voy dejando junto al mesón-mostrador grande mamá. 

— ¿Qué esperas? Coge tus cosas y lárgate -me dice mi tío mientras me sacudía el polvo del cabello.

—Jodete.

Gruñí al sacarle el dedo medio, darle la espalda e ir abriendo los costales para sacar los granos con las manos.

—No le molestes, Kanney -oigo en respuesta la voz de mi Madre, quien me pasa la tijera para que evitar lo que hacia —Además, aún hay un poco de tiempo.

Ella se se cruza de brazos, también le da la espalda y se me acerca para darme un beso en la mejilla.

—Gracias por ayudarme con esto. -habla al ver que termine de abrirlo y estoy oliendo un poco en la mano — Buen día, mi amor.

MI ESPOSA ¡ES LEVI!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora