02.

16 2 0
                                    

El peligris bajaba las escaleras con un par de maletas rojas en cada lado, al ya estar abajo su madre salía de la cocina con un delantal rosado, y un plato con panqueques.

— Jimin — llama al menor — ¿te puedo pedir un favor?

— claro madre — dijo dejando las maletas en la entrada, para dirigirse a la castaña.

— quiero que te enfoques mucho en la danza, demuestrale a tu padre que si puedes lograrlo ¿okay? — tomo las manos del menor.

— oh vamos, claro que lo haré — sonríe — cualquier carrera es buena, yo elegí la danza por qué es mi manera de expresar, me hace sentir libre.

— también me gustaría que salieras a divertirte, mientras no dejes a lado tu facultad — suspira — no quiero saber que estés encerrado, has amigos y si puedes consígueme un yerno — sonríe pícaramente

— ¡mamá! — dice el rubio mientras cubre su rostro con sus manos, tapando el pequeño rubor que apareció en sus mejillas.

— vamos hijo, ya es hora de que vallas a Seúl — dice la mujer con nostalgia — ten, hice unos cuantos panqueques para el camino — extiende el plato.

— vale, los meteré en una bolsa y los comeré en el avión — toma el plato y los mete a una pequeña bolsa.

Ambos caminan a la entrada, la mayor abre la puerta y sale con una maleta del rubio para subirla al automóvil que se encontraba enfrente, el rubio sale detrás de su madre y mete el par de maletas en la cajuela, los dos entran al auto, la morena entra al piloto y el rubio entra al copiloto.

Los dos se dirigieron al aeropuerto el camino hacia el sería de 1 hora. El cielo se tornaba anaranjado, estaba amaneciendo... Llegaron al aeropuerto, después de un largo camino, habían llegado, la señora estacionó su auto cerca del aeropuerto, ambos bajaron, el rubio llevaba consigo el par de maletas y una mochila en sus hombros. Entraron al aeropuerto, y por los altavoces escucharon que el vuelo que tomaría el rubio, despegaba en 20 minutos, el menor saco de su mochila el boleto y su pasaporte, cerro la mochila y miro a su madre.

— mamá, te extrañare mucho — dice abrazándola — te llamaré cada semana, ¿vale?

— mi niño, yo también te extrañare mucho — una lágrima cae por la mejilla de la castaña — claro también te llamaré, cuídate muy bien, me avisas cuando llegues a Seúl y cuando consigas un departamento, te estaré depositando dinero cada mes.

Se separa de su madre — oh mamá, no es necesario que lo hagas, conseguiré un trabajo de medio tiempo — suelta un suspiro pesado — es hora de irme, te quiero mucho mamá.

— yo también te quiero hijo.

Y con lágrimas en sus ojos se despidió de su mamá, camino con sus dos maletas a lado, dirigiéndose a la puerta donde le recibirían el pasaporte y revisaran su boleto, al llegar entrego los papeles y le dejaron pasar para que así abordará el avión. Volteo y miro a su madre moviendo su mano de lado a lado, el solo le dio una ligera sonrisa y subió las escaleras, para entrar al avión.

Por el altavoz, el piloto anuncio su llegada, asiendo despertar al rubio, este tallo sus ojos suavemente con su manos, abrazo la mochila que estaba en sus piernas por la turbulencia que se generaba, le daba demasiado terror, el avión aterrizó abriendo la puerta dejando salir a sus pasajeros, en fila pasaban y esperaban a que sus maletas llegasen a ellos, el chico bajo del avión y espero unos cuantos minutos en lo que su par de maletas llegaban a el. Las tomo y camino a la entrada del aeropuerto, mirando el taxi que se encontraba enfrente, hizo una seña que el, señor le entendió abriendo la cajuela de aquel automóvil amarillo.

HOME [KOOKMIN].Donde viven las historias. Descúbrelo ahora