Capítulo 20

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Jungkook y Taehyung se alejaron del coche en dirección al sendero arbolado hacia Sasan-gu, que partía desde unos pocos metros del lugar donde habían aparcado.
   Jungkook todavía exhibía en su cara las magulladuras de la pelea con Bogum. Los hematomas en sus costillas se estaban desvaneciendo gracias a las cremas con las que Taehyung le había masajeado mientras que lo sermoneaba, enfadado. Habían estado a punto de suspender la excursión. Jungkook se encontró al día siguiente con la llamada de Namjoon, anunciándole que quedaba suspendido de empleo y sueldo hasta ver qué pasaba con el expediente y la denuncia que había interpuesto Park Bogum contra él.
   Le dieron ganas de dejar todo e ir a rematar la faena, pero sabía que era inútil intentar defenderse, era su palabra contra la de Bogum, y tenía dos dedos de frente para deducir quién iba a salir perdiendo con todo esto. Chasqueó la lengua con impaciencia. Sabía que esto le costaría caro, pero le parecían injustas las represalias que el investigador había tomado, teniendo en cuenta que él había sido el instigador de su encontronazo.
   -Déjalo, Jungkook. -Lo sacó Taehyung de sus pensamientos-. Vamos a tener la fiesta en paz. Olvídate de Bogum. ¿Por dónde hay que seguir?
   Él no replicó. Tenía razón. Señaló la senda que se adentraba en el bosque y dejó que Tae marcara el ritmo de la marcha. Se internaron en la espesura, notando en la piel desnuda de los brazos el descenso de la temperatura por el cobijo de los árboles. Taehyung se bebía con los ojos la belleza de la sierra.
   -No tenía ni idea de que hubiese un sitio tan bonito y tan cerca de Busan -comentó, espontáneo-, y eso que soy de aquí de toda la vida.
   -¡Coño! De Busan de toda la vida. Si es que... ¡Ricachón de Busan tenías que ser! No hay más que verte -le tomó el pelo.
   -Oye, yo no tengo nada de ricachón.
   -Joder, moreno, cualquiera lo diría, con esa ropa que llevas de balenciaga y las gafas de sol también de marca. Parece que vas al yate en vez de al monte.
   -Ja. ¡Quién fue a hablar! El que lleva un equipo que parece de la NASA y que en vez de a un paseíto por el monte parece que se va a una expedición a Marte de cuatro años. ¿Tienes algún aparatito más? -replicó él, señalando con malicia el reloj deportivo en la muñeca de Jungkook, el dispositivo GPS que tenía entre las manos y las gafas de sol técnicas. Él respondió dándole un azote en el culo, a medias en broma , a medias en serio.
   -Anda, tira. Que a este ritmo de abuelo, vamos a llegar mañana al sitio donde quiero acampar.
   Pronto encontraron el paso cómodo para ambos que les permitía avanzar sin cansarse demasiado. Hablaban y reían, sobre sus amigos, sobre sus familias. Los silencios eran agradables y cómplices. Tae sabía que se estaba enamorando hasta las trancas de Jungkook, y un óvalo de esperanza, mezclada con temor, se instaló en su pecho al pensar en las posibilidades de lo que aquello encerraba.
   Pararon a comer, desviándose de la senda hacia unas enormes piedras de granito que daban un poco de sombra. Sin la protección de los árboles, el sol caía a plomo sobre ellos. Tae se sentó en el suelo, suspirando aliviado, y apoyó la espalda en la roca.
   -Ven. Se está fresquito -le dijo a Jungkook, que comprobaba unas coordenadas en el GPS. Mientras él manipulaba el aparato, extendió una manta sobre la hierba quemada y se tendió tras darle unos tragos a la botella de agua.
   -Coño... ¿Has traído una manta? -preguntó sorprendido.
   Tae se encogió de hombros.
   -No abulta mucho y no me gusta sentarme en el suelo directamente, que me pincho el culo. -Jungkook se sentó junto a él y se inclinó para darle un beso-. Vamos a comer. Tengo un hambre que me muero. Sandwich vegetal, ¿te apetece? -Jungkook simplemente sonrió.
   Se tendieron bajo la sombra de las piedras. Hacía demasiado calor para seguir. Nadie salvo ellos se había aventurado a caminar con esa temperatura. Se apoyó en el hueco del hombro de Jungkook, y acarició su pecho sobre la camiseta azul, experimentando una paz que nunca antes había sentido. Se sentía en casa. Jungkook era su hogar.
   -Oye, Jungkook.
   -Umm... dime.
   -Te quiero.
   Él no respondió. Solo lo estrechó entre sus brazos con una sonrisa triunfante capaz de eclipsar al sol y lo besó en la coronilla. Taehyung sonrió a su vez, bostezó, acurrucándose contra Jungkook pese al calor, y se quedó dormido. Él lo cuidó, disfrutando tanto de la cercanía de su cuerpo al acariciar su pelo negro desordenado, que también se quedó dormido.

ARDIENDO (adaptación VkookV)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora