Sonrisa

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Xicheng


Jiang Cheng ya no esperaba en realidad algo de parte de sus padres, al menos, eso quería hacerse creer a sí mismo. Estaba intentado rendirse con esa sensación de anhelo desde hace ya dos años, pero seguía allí, esforzándose, esperando a que algún día, tanto su madre como su padre le sonrieran y lo felicitaran, notando su esfuerzo.

El esfuerzo no valía de nada si no era el mejor.

Con ese pensamiento en mente, Jiang Cheng había pasado las últimas semanas estudiando para los exámenes, para ser mejor que Wei Wuxian. ¿Realmente querían que no se enojara con él, siendo que aun durmiéndose en todas las clases, tenía calificaciones perfectas? El mundo era injusto, dándole alas a quien no quiere volar y quitándole las suyas a quien sí lo desea.

Días y días sin dormir más de un par de horas, repasando toda la materia que tenía e incluso buscando más por si resultaba que los profesores hayan metido preguntas sorpresa en los exámenes.

Cuando al fin llego el día de darlos...se dejó vencer por el sueño antes de poder terminar todas las preguntas.

Los resultados, como esperaba, estuvieron por debajo de su hermano. Aun dejando un par de preguntas sin responder había obtenido el segundo lugar en la puntación, algo por lo que muchos lo felicitaron y él solo pudo responder de forma grosera, ¿Cómo se atrevían a si quiera mencionar su fracaso?

Una vez llego a casa, su padre ya estaba celebrando el increíble desempeño de Wei Wuxian, que no tardó en responder que algo como el examen era extremadamente fácil para un genio de su calibre y espero de forma totalmente inocente a que su hermano menor también lo felicitara o golpeara por el comentario. Jiang Cheng, en cambio, se quedó a la entrada de la sala, sosteniendo sus propias calificaciones entre sus manos, para una persona común eran increíbles, pero...él, que seguía tras la gigante sombra proyectada por su hermano, no podía verlo de otra forma que no fuese un fracaso.

Si era tan fácil para Wei Wuxian, las calificaciones de Jiang Cheng eran mediocres, había dicho su padre.

Entonces se cansó. No es que alguien haya notado cuando Jiang Cheng arrugo la hoja entre sus manos y corrió fuera de la casa, aun sosteniéndola entre sus manos.

Era de noche y el hecho de que el parque estuviese rodeado de canes le aseguraba que su hermano no llegaría a molestarlo, intentando consolarlo y solo haciéndolo sentir peor sin quererlo. Maldito Wei Wuxian, ¿No podía dejar de ser tan perfecto y dejarle al menos algo para que él resaltara? Aparentemente no, a menos de que ser amado por los canes contara como un talento, pero...viendo como su padre se había deshecho de sus mascotas cuando el mayor de los hermanos llego a la casa, negó que esto fuese un talento bien recibido.

Se sentó en la hierba fría a esa hora de la noche, dejando la hoja en el suelo, olvidada, mientras acariciaba a uno de los cachorros que solía quedarse en el parque. Lo abrazo y lloro como no podía en su casa, porque si su madre lo viese llorando, lo golpearía por ser débil.

No sintió cuando esa persona llego a su lado, recogiendo la hoja del suelo y mirándola, para soltar un suspiro al ver lo que había escrito allí.

─A-Cheng ─Llamo al menor, que al notar su presencia, evito su mirada y seco rápidamente sus ojos, intentando borrar todo rastro de lágrimas de su rostro.

─Xichen...No creí que estuvieses tan tarde fuera de casa, ¿No ha pasado ya el toque de queda que impuso tu tío?

El mayor tomo asiento frente al menor, sonriendo cuando el cachorro se acomodó en las piernas de este, listo para dormir.

─Me he escapado ─Dijo con simpleza.

─Tu... ¿Por qué demonios haces algo así? Tendrás problemas si te encuentran ─Tembló levemente al sentir como el mayor acariciaba su mejilla, borrando rastros de lágrimas que no había notado anteriormente─ ¿Qué crees que estas...?

─Está bien, aceptare el castigo si es por estar con A-Cheng, nada es más importante para mí de lo que lo eres tú. Siempre serás mi número uno, porque soy consciente de todo lo que te esfuerzas para lograr lo que deseas ─Arreglo el cabello del menor mientras hablaba, sin dejar de sonreír suavemente­­─. Lo hiciste bien, A-Cheng, aunque debiste hacerme caso y descansar más antes del examen.

─Maldito idiota ─Murmuro Jiang Cheng, intentando retener las lágrimas por aquellas palabras tan similares a las que quería escuchar de su padre, pero jamás lo lograría.

Dejo que Lan Xichen lo abrazara, pensando que tal vez, ser el numero uno para esa persona que con solo una sonrisa podía consolarlo, era todo lo que necesitaba. 

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