Vuelvo a azotar la cabeza en el escritorio, lleno de fastidio y aburrimiento. Todo fuera más sencillo si tuviera un novio con el cual follar, pero no. A Stiles Stilinski nunca se le hará posible eso. ¡La mala suerte me persigue! ¡Ya mátenme de una vez, por favor!
No es que no ame lo que soy, porque soy fabuloso. Todo el mundo debería amarme, y ese es el problema: que nadie querría estar con alguien de mi especie. El mundo es un estúpido y no ve lo genial que sería tener a alguien como yo en sus manadas. ¡Sería un honor tenerme entre los suyos! Más es una tristeza que no valoren el amor que tengo para darles; lo desesperado que estoy por unirme a una manada. De encontrar a mi igual.
Me levanto de la silla giratoria —que mi padre me regaló hace dos años en Navidad, gracias—, para dejarme caer con pesadez sobre la cama. Suelto un suspiro de agotamiento y veo el techo, trayéndome recuerdos que son dulces y embarazosos a la vez. Otra bocanada de aire es expulsado de mis pulmones y dejo que la paz que hay me lleve a las profundidades de los recuerdos...
——Diez años atrás——
Tenía justamente dos semanas de cumplir los trece años de edad; mi madre me había dicho que tenía una sorpresa para mí. Y que para poder dármela teníamos que ir a lo más recóndito de la reserva de la manada de los Hale, ya que ahí estaba el Nemeton. También comentó que ya había avisado a la alpha de dicha manada para que no hubiera problemas y que sus lobos nos dieran la privacidad que se requería.
Puedo rememorar la ansiedad y emoción que sentía con su palabras, ya que me imaginaba qué era lo que iba a pasar. Así que como buen chico hiperactivo y con TDAH do dejé de atosigar a mi mamá con preguntas cada vez que la pobre respiraba.
—¿Me vas a decir qué eres? —pregunté por milésima vez en dos horas. Estaba usando los ojos de cachorrito que Scotty me había enseñado, pero creo que no aprendí bien porque no estaba viendo resultados positivos—. ¡Adivinaré! ¡De seguro eres un agente infiltrado del FBI! —Porque yo soñaba con ser un agente y mi mami tenía que serlo—. ¡Ya sé, ya sé! —parloteo sin dejar que responda—. ¡Eres un alienígena! ¡SÍ, POR SUPUESTO QUE SÍ! ¡Esto lo tiene que saber Scotty, mamá! ¡Cuídense, los amo! —Y sin más, salí corriendo rumbo a la casa del mencionado, para decirle lo genial que era la especia de mi mamá y que, obviamente, yo era. Un extraterrestre.
Por otro lado, Claudia, que estaba lavando trastes, moría de la risa e incredulidad por la efusividad que había demostrado frente a ellos —nunca se iba a acostumbrar a mi forma de ser, por lo que terminaba ahogada en carcajadas—; Noah era otro cantar, el hombre estaba sentado en la mesa de la cocina, viendo el techo con una muda plegaría para recibir paciencia del cielo. Pero esa mueca de mortificación se volvió burla al observar a la mujer que se empeñaba a darle la espalda. Por lo que no pudo ver la sonrisa marca Stilinski que su marido le ofreció, de lo contrario hubiera sospechado lo que se venía.
ESTÁS LEYENDO
Lástima, así te amo.
FantasíaEn un mundo donde los cambiaformas viven en paz con los humanos y son aceptados con gozo puede que Stiles no esté tan cómodo con lo que le tocó ser en la vida... ¡Por Dios! ¡Hasta ser una gato sería mucho mejor! Pero no. Él es Mieczyslaw Stilinski...